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ACERCA DE LA CONSCIENCIA CELULAR

Aníbal Seleme, F.R.C. (6 y último) (De la Revista El Rosacruz, Octubre-Diciembre de 2004)
SIDA, peligro para la especie humana

Recientemente, un nuevo tipo de enfermedad está poniendo en serio riesgo a la especie humana: se trata del síndrome de inmunodeficiencia adquirida, más conocida simplemente por sus siglas de SIDA. Como lo nombre lo indica, la acción de este virus –denominado VIH— es provocar una deficiencia en la inmunidad. La causa de ello es que justamente tiene como blanco a los timocitos, por lo que estos se ven impedidos de producir los anticuerpos necesarios para combatir a este virus ya que están ocupados en fabricarlos. Tremenda paradoja, similar a un incendio en el cuartel de bomberos. ¿Qué hacer cuando el fuego ataca a las autobombas y a las mangueras destinadas a sofocarlo? De allí que el único paliativo conocido para esa enfermedad es el de los cócteles de drogas antivirales.

Nuestra segunda pregunta acerca de si es posible alterar negativamente la consciencia celular, parecería estar respondida con los casos de las mutaciones y los ataques virales. Pero también nos preguntábamos si era posible restituir dicha consciencia. Aquí también caben dos posibilidades: desde el campo físico y desde el campo psíquico. En el primer caso, mecanismos tales como la protección de las radiaciones nocivas y los mecanismos de la inmunidad, parecerían ser la respuesta, al menos a gran parte de las posibles pérdidas de consciencia celular.

En el segundo caso deberemos acudir a las energías cósmicas de las cuales podemos ser canales nosotros mismos, los seres humanos. Son los métodos que AMORC ha perpetuado a través de los siglos y que tienen su fundamento en las sutiles energías que restituyen la consciencia a las células y restablecen el equilibrio perdido.

Principios Rosacruces corroborados por la Ciencia

Sin pretender de ninguna manera anticiparme al lógico y sabio ordenamiento que tienen las enseñanzas Rosacruces, pero sí tomando algunos elementos imprescindibles de consideración, sobre todo aquellos que están corroborados por la ciencia oficial y por lo tanto, al alcance de cualquiera, digamos que en las células podemos verificar la influencia de dos tipos de corrientes eléctricas. Una, en el estado mal llamado de “reposo” y otra, que se genera en la misma célula por una estimulación externa de la misma, generalmente en forma de estímulos eléctricos o electromagnéticos. La existencia de esta energía permite la realización de diversas funciones y se puede transmitir a través de todo el cuerpo celular.

Sabemos además que si se producen “inversiones” de los campos magnéticos, estas pueden generar ciertos cambios en los estados de consciencia, que estarán ligados a las principales funciones biológicas. Además, conocemos que en nuestro organismo podemos encontrar dos tipos diferentes de potenciales eléctricos ligados a los sistemas nerviosos. Uno de ellos corresponde al Sistema Nervioso Central o cerebro-espinal. Este flujo eléctrico es de acción rápida y puede adoptar dos tipos de modalidades: aferente o sensitiva, y eferente o motora. Esta corriente es transmitida mediante la polarización y despolarización de las membranas de las fibras nerviosas que actúan como las redes conductoras de la electricidad domiciliar.

La otra forma de corriente eléctrica es de tipo continua. Está generada en los ganglios simpáticos paravertebrales y los principales plexos nerviosos. Puede ser afectada por influencias externas tales como los campos magnéticos. Pero también puede armonizarse con energías sutiles como las que produce el propio cuerpo humano y que pueden actuar en forma curativa. Como esta corriente es de tipo continuo, es muy sensible a las polarizaciones positivas o negativas, tanto de las vibraciones curativas positivas como negativas provenientes de otro ser humano, o las influencias de energía que denominamos Fuerza Vital e incluso, es muy sensible a las radiaciones que provienen del Cosmos, y a las energías telúricas y magnéticas que residen en la Tierra.

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