ACOTACION NECESARIA
Poema de Jorge Vargas Méndez
Para curarme de ignorarte, para abandonar esa obsesión
de golpear mi alma contra el olvido, insisto
en tu descripción.
Eres una novela de folletín escrita para ser cobrada
por entregas, con capítulos alternos de realismo
y surrealismo; con carátula erótica de Miguel Ángel Orellana.
Tu diminuta geografía, víctima de legiones melancólicas
y batallas infinitas, yace moribunda entre millares de páginas,
desnuda y trémula,
trémula y desnuda,
como sirena sorprendida por mareas rojas y redes pesqueras,
orlada de bosques moribundos y ríos casi extintos.
Por momentos, surges con visos de comedia, pero lloras;
o apareces con los lúgubres trazos del drama, pero ríes.
Eres una amalgama milagrosa, la patria prometida, mi santuario
a cuyos templos acude el tiempo sediento e indetenible.
Ahí por igual se arrodillan y confunden energúmenos y duendes,
quijotas y quijotes que por no morir
desovan futuro sobre los famélicos días
mientras
suenan al unísono los tambores de guerra allende los mares
y tiemblan los templos, las plegarias y los duelos
que ya quisiera cargar en mi bolsillo.
Millones de pájaros inopinados trazan la ruta del ciego
y el sucinto aplauso abre los ojos.
¿Por qué habremos de extraviarnos?
¿Cuál es el color de la sed que nos impele?
¡Oh país, cáscara amarga para curar mi desánimo!
¡Oh patria, estamos naciendo en algún lugar, pero
por favor, no se lo digas a nadie!