La equidad de género avanza en las negociaciones climáticas. El Acuerdo de París reconoce en su texto la igualdad como un factor importante. Perú fue el primer país de Sudamérica en aprobar su plan de acción de género y cambio climático, y en octubre lo haría República Dominicana.
“Las mujeres indígenas somos vistas como pobres y vulnerables, pero nuestro conocimiento ancestral es fundamental para enfrentar el cambio climático y queremos compartirlo con el mundo”, sostiene Tania Pariona Tarqui, del Centro de Culturas Indígenas del Perú “Chirapaq”, en la publicación “Una Misma Mirada A Partir de Muchas Voces”.
Las palabras de Tania cobran mucha más fuerza al conocer una de las conclusiones delGrupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) en el reporte “Cambio Climático, Impactos, Adaptación y Vulnerabilidad“, el cual explica que si bien este problema global impacta a todo el mundo, lo hace de manera diferenciada según las regiones, los grupos socioeconómicos o el género. En este contexto, las mujeres se ven afectadas por la marginación sufrida dentro de la estructura social y cultura en la que se desenvuelven.
Oxfam Internacional sostiene que cuando se producen catástrofes naturales como ciclones, sequías o lluvias extremas –que pueden ser más intensas como consecuencia del cambio climático–, las comunidades más pobres son las primeras y más afectadas. Y puesto que las mujeres representan el 70% de la población que vive por debajo del umbral de pobreza, son ellas las que tienen que soportar la carga más pesada. Ante esa evidencia, es importante trabajar el factor de la equidad frente al cambio climático.
La igualdad de género en el Acuerdo de París
Durante la COP20 se dieron los primeros pasos para acelerar la participación de las mujeres y promover los derechos humanos en las negociaciones climáticas. Entonces, se logró “El trabajo de Lima sobre género”, que finaliza este año e invita a los países a promover el equilibrio y la sensibilidad de género en el desarrollo y la implementación de la política climática y en las actividades de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
Los siguientes avances se promovieron en el Acuerdo de París, adoptado durante la COP21. El tratado reconoce la adopción de medidas con componentes de igualdad de género, empoderamiento de la mujer y equidad intergeneracional. Pero, además, los artículos 7 y 11, en los que -respectivamente- se desarrollan los temas de adaptación y construcción de capacidades para enfrentar el cambio climático, hacen menciones muy claras con relación a la equidad y a los derechos humanos.
Carmen Arias, negociadora peruana en el tema de la igualdad de género, sostiene que en el Acuerdo de París se reflejan los esfuerzos que se han hecho para incluir el tema de equidad y de derechos en la agenda del cambio climático por parte de las delegaciones de América Latina, con especial trabajo de Costa Rica, Chile, Perú y México.
“El reto es que en la COP22 en Marrakech se extienda por un período mayor a dos años el trabajo de Lima sobre género. Hay que indicar que este componente debe estar presente en los programas climáticos, por ejemplo, cuando se construyen las contribuciones nacionales [planes de acción presentados por los países] sí se tiene en cuenta el impacto diferenciado de las poblaciones vulnerables como las mujeres y niños. Entonces, los están protegiendo y es el camino correcto”, explica Arias.
El plan de género en Latinoamérica
En El Salvador, como en otros países de la región, los efectos del cambio climático se manifiestan aumentando la vulnerabilidad y el riesgo de desastres, especialmente en las zonas rurales. Y aunque existen esfuerzos para abordar la temática desde la perspectiva de género, las mujeres asumen roles tradicionales, sobre todo en respuesta a los desastres, entre ellos, el de encargarse de las tareas de aseo y cocina en los albergues o el cuidado de sus hijos.
Pero poco a poco las cosas están cambiando. Enriqueta Ramírez, asesora sobre cambio climático y género para la Asociación Vivazul de El Salvador, explica que de manera incipiente se va incorporando a las mujeres en las estructuras de organización comunal, como juntas directivas o comités de respuesta a desastres. Sin embargo, se necesita ir mas allá y favorecer de manera eficiente la incorporación de niñas, adolescentes y mujeres al sistema educativo; y a los procesos que determinan todas aquellas acciones y obras de beneficio para sus comunidades, garantizando no únicamente su presencia, sino también su participación activa y una voz real que represente sus necesidades y las de sus familias.
Hace menos de un mes, Perú se convirtió en el primer país de Sudamérica en presentar su Plan de Acción de Género y Cambio Climático (PAGCC), en el que se promueve el desarrollo de capacidades de las poblaciones más vulnerables frente al cambio climático. Con su aprobación se tiene un instrumento de gestión para instar a desarrollar e implementar políticas públicas que consideren los impactos diferenciados del cambio climático en hombres y mujeres.
Lorena Aguilar, consejera global de género en la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, considera que, además de Perú, Costa Rica y Cuba ya cuentan con un plan de género, y en octubre República Dominicana empezará a crearlo.
“Los proyectos de transporte, los programas de energía más eficiente, la prevención de desastres, entre otros, requieren un plan de acción de género que permita transformar una voluntad política en acciones que incidan y promuevan relaciones mucho más equitativas para alcanzar las metas de los países en cuanto al cambio climático”, finaliza.