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La diputada y firmante de los Acuerdos de Paz, Nidia Díaz. Foto Diario Co Latino/Cortesía

Acuerdos abren paz a la democracia y derrotan dictadura militar

Redacción Diario Co Latino
@DiarioCoLatino

La sociedad salvadoreña debe recordar cada 16 de enero uno de los hechos más importantes en la historia contemporánea de la nación centroamericana. La salida política y negociada que permitió a la exguerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y al Gobierno de El Salvador, en representación de las fuerzas armadas y el poder oligárquico, poner fin a un conflicto armado que dejó una estela de muerte y destrucción por más de una década, valoró la diputada y firmante de los Acuerdos de Paz, Nidia Díaz.

La parlamentaria, quien es la jefa de la fracción de izquierda en el Parlamento, recordó que la guerra no es grato recordarla, pero las y los salvadoreños no pueden ignorar que a través de ella, el país alcanzó la más importante victoria, la firma de la paz. Este suceso se materializó el 16 de enero de 1992, a 29 años del suceso histórico, el fantasma del autoritarismo recorre las instituciones de la nación centroamericana, frente a un gobierno con altos signos dictatoriales y sed permanente por negar un pasado latente.

“El 16 de enero de 1992 se suscribieron acuerdos políticos que pusieron fin a la guerra civil, y desmontaron la dictadura militar”, recordó Díaz, quien formó parte de la comisión negociadora de la izquierda salvadoreña, y firmante de los históricos Acuerdos de Paz.

Díaz junto a líderes de la entonces guerrilla salvadoreña: Schafik Hándal, Salvador Sánchez Cerén, Francisco Jovel, Fermán Cienfuegos, Joaquín Villalobos, Salvador Samayoa, Ana Guadalupe Martínez y Roberto Cañas, entre otros, representaron a las cinco fuerzas guerrilleras, que el 10 de enero de 1981 dieron paso a la principal fuerza de guerrilla en la región centroamericana, a la ofensiva con la cual iniciaba la guerra que se prolongó por 12 años. El FMLN nació a la opinión pública el 10 de octubre de 1980, ante las constantes violaciones a derechos y represión en contra de la población por parte del Estado.

“Al iniciar el proceso de negociación, después de seis años de diálogo sin resultados significativos de acuerdos, nos trazamos cuatro objetivos grandes: superar el conflicto armado por la vía de acuerdos políticos; segundo, que estos acuerdos políticos nos iban a permitir impulsar el proceso democrático en El Salvador, partiendo que se reconoce que no había democracia por la otra parte que quiso mantener el estatus quo que prevalecía siempre y tuvo que verse obligada a la reforma sustantiva del Estado, a través de acuerdos políticos que tuvieron casi todos rango constitucional; y con base a ese proceso democrático lograr la plena vigencia e irrestricto respeto a los derechos humanos, que fue el tercer objetivo (…), y el cuarto objetivo que era la reunificación y reconciliación entre los salvadoreños”, rememoró.

El 16 de enero es una fecha digna de recordar

Casi al finalizar el 2020, el presidente de la República, Nayib Bukele, quien llegó al poder en junio de 2019, mostró su mayor desprecio al proceso democrático en El Salvador, y calificó tanto la guerra como la firma de la paz como “una farsa”, consolidando así una serie de sucesos que desde el inicio de su mandato, han ido encaminados a la confrontación entre órganos del Estado, ataque a la institucionalidad, a la clase política, y fomentar en la sociedad una sed de odios que llevan cada día a la intolerancia y violencia entre las y los salvadoreños.

“Conmemorar esa fecha es importantísimo, celebrar que se finalizó una guerra”, consideró. Respecto a las expresiones del mandatario, la parlamentaria le recordó que “la guerra conquistó la paz”.

“Los Acuerdos son el punto de partida para un proceso democrático, para empezar una reforma política en la búsqueda de un Estado de derecho. Son las transformaciones básicas que se requerían en aquel momento que iban a permitir las libertades y los derechos que estuvieron conminados por largas décadas, bajo las dictaduras”, enfatizó.

Y añadió que “no es que se perfeccionó todo… (pero) teniendo libertad de opinión, de organización, puedes hacer propuestas (…), pero media vez que no tengas esa posibilidad de hablar, de disentir, de proponer, de opinar no puedes hacer nada, solo te espera la muerte, la desaparición, el secuestro, la tortura, el exilio, entonces hay que arreglar toda esa parte”, consideró.

Las expresiones del mandatario, quien desde su llegada al poder negó el proceso de paz, solo “refleja una personalidad narcisista. El Estado soy yo, la historia comienza conmigo… Aquí nada se dio gratis, se tuvo que luchar. Su misma elección presidencial se dio en un ambiente democrático, es producto de esa lucha y de esos acuerdos de paz”, acotó.

La historia no la podemos negar por caprichos

“Yo no voy a negar que aquí hubo una insurrección en el 32, solo porque no estaba físicamente presente… Fue una farsa la guerra, esa lucha que hubo y los Acuerdos que se firmaron, dice el Presidente. Eso es, estar fuera de lugar, porque él mismo goza de los beneficios (…)” de ese acuerdo, reiteró.

“A nosotros nos toca fomentar mucho más la historia, la cultura, educar más al pueblo para que pueda apreciar los esfuerzos”, subrayó, y afirmó que el capricho de un líder político, de un jefe de Estado que actúa cada día más cercano con un accionar dictatorial, un capricho “no puede aceptarse”.

Además dijo que la paz, no es un tachón, un paso de la hoja. El FMLN ha estado firme impulsando las transformaciones, enfrentando una derecha radical, instrumento de la oligarquía de este país y del poder económico, que en esa misma década de los 90s dieron paso a la instauración del modelo neoliberal que no ha podido desmontarse.

A su llegada en 2009, el FMLN al Gobierno, enfrentó la más feroz resistencia de los sectores de poder del país, quienes bloquearon todo intento de transformación. A un así, la izquierda logró ciertas transformaciones, que completaron la gran reforma lograda con los Acuerdos de Paz, en el segundo gobierno del FMLN se continuó, y hoy en día, todo avance está en riesgo y una nueva derecha, una nueva élite política al servicio del poder económico, intenta anular todo esfuerzo democrático conquistado.

“Los problemas económicos y sociales ahí están, no hemos desmontado el modelo neoliberal. Ni otras cosas, pero empezamos. El FMLN es impulsor de los cambios”, señaló la legisladora.

A las puertas para cumplirse el 29 aniversario de la firma de la Paz, el FMLN trabaja para alcanzar nuevas victorias electorales, y seguir acompañando al pueblo salvadoreño, defendiendo las conquistas alcanzadas durante estos años.

La guerra no comenzó en 1980, sus causas vienen arrastrándose desde la insurrección de 1932, cuando las poblaciones indígenas enfrentaron al Estado ante los atropellos a sus derechos, principalmente el despojo de las tierras ancestrales que pasaron a manos de la oligarquía cafetalera.

“Nos vimos obligados, y todos los mártires, comenzando por San Romero, y todas las víctimas en este país, ha sido una lucha real, es la memoria de un pueblo. No se vale, que un Presidente, venga a querer negar, porque la historia no se puede negar”, concluyó.

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