Nelson López*
Hoy vamos a compartir un diálogo telefónico del servicio a domicilio que tan común es en estos tiempos entre todos nosotros; y aunque todo es creatividad de lo que ya ocurre en el presente es de tomar en cuenta lo ocurrente de la conversación y la facilidad con la que muy pronto en El Salvador podríamos estar en esa misma dimensión sin que lo notemos.
Los zombies ya no son precisamente los que nos meten miedo porque deambulan de un lado a otro sin hablar ni oír, ya los podemos ver de un lado a otro con un móvil en las manos caminando por calles o avenidas, en comedores y restaurantes, en parques y playas, conduciendo carros, motos y hasta en bicicletas; el caso es que ya no solamente es el chat inicial de hace diez o quince años, ahora tenemos ademas del chat, juegos, diversión, noticias, chambres, videos, y mucho más que nos puede arrebatar por lo menos 20 horas de las 24 que contiene un día.
Los periódicos y la televisión ya no son esa parte que nos robaba la conversación familiar o la reunión después de la cena. Ya la gran mayoría sigue entregando todos sus datos y su vida entera en las redes sociales a tal grado que aquel pobre imberbe que pregone con altanería que su vida íntima es solo de él y que nadie se tiene que meter en ella se perdió en el tiempo y quién sabe si en el espacio. Ahora les dejo esta ocurrencia que no es mía sino que la envió un amigo, quien la bajó del internet.
EN LA ERA DEL INTERNET:
–¿Hola, Pizza Hot?
–No, señor. Pizzería Google.
–Ah, discúlpeme… marqué mal…
–No señor, marcó bien. Google compró la cadena Pizza Hot.
–Ah, bueno… entonces anote mi pedido, por favor…
–¿Lo mismo de siempre?
–¿Y usted cómo sabe lo que pido yo?
–Según su caller ID (identificador de llamadas), las últimas 12 veces usted ordenó una napolitana grande con jamón.
–Sí, esa quiero…
–¿Me permite sugerirle una pizza sin sal, con ricota, rúcula y tomate seco?
–¡No! Detesto las verduras.
–Su colesterol no es bueno, señor.
–¿Y usted cómo sabe?
–Cruzamos datos con su seguro de salud y tenemos los resultados de sus últimos 7 análisis de sangre. Acá me sale que sus triglicéridos tienen un valor de 180 mg/DL y su LDL es de…
–¡Basta, basta! ¡Quiero la napolitana! ¡Yo tomo mi medicamento!
–Perdón, señor, pero según nuestra base de datos no la toma regularmente. La última caja de Lipitor de 30 comprimidos que usted compró en la Divina Providencia fue el pasado 2 de febrero a las 3:26 pm.
–¡Pero compré más en otra farmacia!
–Los datos de sus consumos con tarjeta de crédito no lo demuestran.
–¡Pagué en efectivo!
–Los datos de sus extracciones con la tarjeta en el cajero no lo demuestran.
–¡Tengo otra fuente de efectivo!
–Su última declaración de ingresos no lo demuestra. No queremos que tenga problemas con Hacienda, señor…
–¡Pero por qué no te vas a la quinta…!
–Perdón, señor, solo queremos ayudarlo.
–¿Ayudarme? ¡Estoy harto, podrido de Google, Facebook, Twitter, WhatsApp! Me voy a ir a una isla sin internet, cable ni telefonía celular.
–Comprendo, señor, pero aquí me sale que su pasaporte expiró hace 5 meses!!
Continuará…. Nooooo ya nooooo