Madrid/dpa
Tras medio siglo en el Vicente Calderón, el Atlético de Madrid prepara ya las maletas para mudarse a su nueva casa, el estadio Wanda Metropolitano. Más grande, más moderno, más reluciente y con todas sus páginas aún por escribir.
Con capacidad para 68.000 hinchas, 13.000 más que el Calderón, el Wanda Metropolitano será el quinto coliseo del equipo español tras el Campo del Retiro (1903-1913), el Campo de O’Donnell (1913-1923), el Estadio Metropolitano (1923-1966) y el Vicente Calderón (1966-2017).
«Va a ser la nueva casa de los atléticos. Estoy seguro de que la gente va a ver un gran Atlético en su nuevo estadio», señaló la semana pasada el futbolista Juanfran, después de una visita de la plantilla a la cancha.
A falta de un par de meses para que albergue su primer partido oficial -será en agosto, en la primera o la segunda jornada de la Liga española 2017/2018-, el estadio luce aún en obras. El edificio ya está levantado, pero por dentro queda todavía mucho trabajo. Y también en los alrededores, donde las grúas mueven tierra sin descanso.
«Esto está ya casi, queda muy poquito. Tenemos mucha ilusión de venir aquí y jugar», indicó el centrocampista Koke hace unos días, cuando comenzaron a instalarse los asientos en las gradas.
El Wanda Metropolitano, bautizado así por la compañía china que desde hace unos años posee el 20 por ciento de las acciones del club y por el nombre del antiguo estadio, ocupará el lugar de La Peineta, un multiusos inaugurado en 1994 como pista de atletismo y que formó parte de los fallidas candidaturas olímpicas de Madrid.
La Peineta era propiedad del Ayuntamiento, con el que el Atlético llegó a un acuerdo para comprar el estadio por 30 millones de euros. Como parte del contrato, el club rojiblanco se comprometió a pagar de su bolsillo los accesos a la cancha, estimadas en otros 30 millones.
El Vicente Calderón estaba ubicado en pleno centro de Madrid y a orillas del río Manzanares. Desde sus gradas se contempla incluso el Palacio Real y por debajo de uno de los laterales pasa la carretera M-30, el primer anillo de circunvalación de la capital.
El Atlético se muda ahora a las afueras: el Wanda Metropolitano está en el barrio de las Rosas, en los límites del término municipal de Madrid y a escasos metros de la M-40, el segundo anillo.
El equipo entrenado por el argentino Diego Simeone se despidió el domingo del Vicente Calderón con lágrimas y emoción en el 3-1 sobre el Athletic de Bilbao de la última jornada de Liga.
«La historia sigue, los sentimientos siguen. Hemos vivido 50 años de plena felicidad aquí, algunos menos años tal vez. Pero lo de siempre, lo importante, el sentimiento sigue y va a seguir», señaló el domingo el delantero Fernando Torres, el último gran ídolo de la hinchada rojiblanca.
Ahora el Atlético mira ya con energías renovadas su nueva era en el Wanda Metropolitano. Seguirá Simeone al frente de un proyecto que ilusionó como nunca antes a los aficionados y que tiene en la Liga de Campeones su gran objetivo y cuenta pendiente. Quizás la primera Champions la levante en su estadio, pues el Wanda Metropolitano es uno de los dos aspirantes a albergar la final de 2019.