Randa Hasfura
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(En respuesta al artículo “¿adónde van los palestinos?” del día 6 de abril, 2018 en La Prensa Gráfica)
Estimado David Antebi: recuerdo que un sabio profesor en Madrid me dijo: “si no conoces la historia, no opines”.
Recordé con mucha nostalgia a este profesor porque en efecto, resulta difícil comprender las causas del conflicto palestino-israelí si no consideramos que Palestina representa un territorio cuya descolonización aún está pendiente. ¿Sabía usted que es el único caso del sistema internacional que se ha mantenido en esa condición, ya que el proceso de descolonización de países africanos y asiáticos vino a concluir en la década de los setenta del siglo veinte? Explíqueme usted, ¿por qué Palestina ha sido marginada del derecho a la “autodeterminación de los pueblos” respecto de las potencias colonizadoras en pleno siglo veintiuno? La respuesta la tenemos usted y yo, con la decisión del Reino Unido (quien administraba palestina después de la Primera Guerra Mundial) de modificar el statu quo de la población nativa u originaria (los palestinos).
Esta, y solo esta, es la base central para comprender los 70 años de conflicto (desde la creación del Estado de Israel en 1948). Desde entonces se ha dado curso a la limpieza étnica de los territorios palestinos, ya que el objetivo político de Israel es tener un Estado judío. Por tanto, era absolutamente necesario erradicar (a como diera lugar) a la población árabe nativa.
Todos los crímenes de lesa humanidad que comete Israel (masacres, desplazamientos forzados, apartheid) se dan en el contexto de la creación de su Estado, el cual aún no alcanza las dimensiones que pretenden: ocupar todo el territorio que antes había pertenecido a los palestinos.
El rasgo de estar frente a un Estado racista y excluyente ha significado que las negociaciones sean inviables. Además, como consideran que su proyecto estatal está inconcluso y siguen edificando asentamientos y desplazando a los palestinos o arrebatándoles su tierra, no hay forma de negociar fronteras, ya que ellos están en pleno proceso de expansión, y nadie (ni siquiera la ONU) puede coaccionarlos para que respeten la legislación internacional; el derecho internacional humanitario; y aún peor, los derechos humanos.
¿Cómo es posible que por una manifestación pacífica conmemorando el “Día de la Tierra” con banderas en las manos (no armas), jóvenes palestinos sean atacados fría y descaradamente? Le recuerdo que en 1967, tras la guerra de los seis días, Israel se anexó la totalidad del territorio de Palestina, y ¿qué dijo el mundo?
En definitiva, estamos frente a la imposibilidad que afecta al pueblo palestino, de ejercer el derecho a vivir de forma libre y soberana “en su propia tierra”. Por un lado, están los palestinos en Cisjordania que viven bajo ocupación con un “muro apartheid” (que expropia más territorio palestino y les hace la vida imposible). Y por el otro lado, tenemos al resto viviendo en el virtual campo de concentración de Gaza, porque hay que hablar con propiedad: Gaza la han convertido en la prisión de mayor extensión en el mundo. Un millón y medio de personas prisioneros en 300 kilómetros cuadrados e Israel controlando su acceso terrestre, aéreo y marítimo.
Frente a este sombrío y desesperanzador panorama, quisiera preguntarle: ¿qué alternativas tienen disponibles los palestinos para lograr su liberación nacional, puesto que en las negociaciones que se desarrollan, con interrupciones, desde hace más de 25 años, Israel jamás ha actuado de buena fe?