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Las organizaciones Afrodescendientes de/en El Salvador (AFROES) y Azul Originario (AZO) desarrollaron en el cierre del mes de la afrodescendencia salvadoreña que se celebró en agosto. Foto Diario Co Latino/Iván Escobar.

Afrodescendientes reafirman presencia en tierra salvadoreña

Iván Escobar
Colaborador

Conversatorios, encuentros, presentaciones artísticas y culturales son parte de las jornadas que las organizaciones Afrodescendientes de/en El Salvador (AFROES) y Azul Originario (AZO) desarrollaron en el cierre del mes de la afrodescendencia salvadoreña que se celebró en agosto.

A iniciativa de estas organizaciones desde 2014, es decir, hace una década se conmemora el Día Popular de la Afrodescendencia Salvadoreña, y desde 2020, la Asamblea General de Naciones Unidas resolvió que el 31 de agosto de cada año se conmemora el Día Internacional de los Afrodescendientes.

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Desde hace una década se conmemora el Día Popular de la Afrodescendencia Salvadoreña, y desde 2020, la Asamblea General de Naciones Unidas resolvió que el 31 de agosto de cada año se conmemora el Día Internacional de los Afrodescendientes. Foto Diario Co Latino/Iván Escobar

En El Salvador se adoptó el mes de la Afrodescendencia Salvadoreña en ese mismo año (2020), siendo esta fecha un espacio para “encontrar historias en diferentes momentos o ámbitos ya sean organizativos o académicos en relación a nuestra identidad”, comentó Wendy Morales, directora de AZO.

El pasado viernes 30 de agosto, en el marco de estas conmemoraciones, la comunidad afrodescendiente en El Salvador celebró en la Universidad de El Salvador un conversatorio como parte del trabajo de divulgación y sensibilización de la presencia de la comunidad afro en el país, asimismo se presentaron audiovisuales que dan a conocer el origen y aspectos cotidianos de desarrollo de las poblaciones negras en tierras salvadoreñas desde su llegada a estos territorios, y cómo al igual que las poblaciones indígenas desde tiempos de la invasión europea han enfrentado marginación, discriminación y explotación por mucho tiempo. Una discriminación que todavía esta presente, a través de la burla por aspectos físicos en sus rosotros, tono de piel, por el cabello colocho entre otros, vestimentas, o prácticas de las comunidades.

También se desarrolló una jornada cultural que incluyó la presentación de la obra de teatro “Júpiter”, del escritor salvadoreño Francisco Gavidia, así como la presentación de música con influencia africana, exposición de pinturas, y la degustación de platillos con origen afro, ya adaptados al territorio salvadoreño.

Margarita García, fundadora del movimiento de reivindicación de los derechos de los afrodescendientes en El Salvador, destacó durante su participación en el conversatorio, la importancia de valorar la diversidad cultural que existe en el país.

“En 2014 empezamos a decir: aquí estamos presentes, porque si nos fijamos cada uno tenemos diferentes características, algunos con pelo colocho…sin embargo, la identidad de cada uno está presente”, precisó.

La comunidad afrodescendiente en El Salvador celebró en la Universidad de El Salvador un conversatorio como parte del trabajo de divulgación y sensibilización de la presencia de la comunidad afro en el país. Foto Diario Co Latino/Iván Escobar

Además, recordó que en el pasado se negó la presencia negra en el territorio por diversas razones, que fueron asumidas incluso por las mismas comunidades, y que hoy en día ha comenzado a retirarse esta idea, y el espacio de expresión resurge para presentarse como afrodescendientes y poseedores de una herencia ancestral propia, que les identifica como la tercera raíz en el territorio y que ha contribuido al desarrollo de nuestras poblaciones.

“Los colores de raíces, son los colores de la tierra: naranja, café, verdes, amarillos, rojos nos permiten ver esa energía y esa contemplación de esa energía con la madre tierra, en el respeto hacia el otro”, puntualizó, en referencia a sus expresiones en la sociedad, y que muchos veces pueden ser interpretadas como ajenas, pero son tan propias y cercanas a nuestra realidad local. Un ejemplo de ello, y que asegura se activa en el ADN de cada afrodescendiente, es el sonido de los tambores, que de pronto los hace danzar y conectar con el latido del corazón, una expresión propia de resistencia y presencia.

Y es que durante la jornada se habló de comidas, de palabras, de costumbres, de formas de actuar, que tienen un origen africano, pero que también cuentan con la esencia propia del territorio, de las comunidades que han estado presentes y el Estado, y la misma sociedad les ha invisibilizado por generaciones.

La Sopa de pata nos define como somos

El historiador y catedrático universitario Rafael Ramírez, en su intervención destacó que un platillo que nos define como una sociedad culturalmente diversa, es la sopa de Patas.

¿A quién le gusta la sopa de Patas? ¿Saben de dónde viene? Con estas interrogantes al público comenzó su exposición, y explicó que la misma tiene un origen meramente africano, ya con el componente indígena y español en nuestro territorio toma un carácter propio de nuestra región.

“La sopa de patas es como nosotros, es un ingrediente de cada una de nuestras raíces”, dijo. Y señaló que la misma se compone: “del guiso Ibérico, español; por otro lado las verduras, el achiote y otros ingredientes indígenas autóctonos de nuestra tierra; pero tiene también ese componente africano, de aquella población que se dedicaba a cuidar reses, además lleva plátano”, explicó.

Pero, también comentó que la historia no ha sido justa con la población negra en El Salvador, y aquí los medios de comunicación e intelectuales han contribuido a generar un imaginario negativo hacia la población afrodescendiente, al igual que se ha hecho con las poblaciones indígenas. Es decir, se puso siempre lo blanco como lo bueno, lo bonito; y lo negro como lo malo, lo oscuro.

“Nos han vendido la idea de que somos la mezcla perfecta entre españoles e indígenas, eso no es cierto, hay una tercera raíz que pesa mucho, y es la raíz africana, la raíz negra”, afirmó.

“Desde finales del siglo XIX, o sea, hace como 150 años los intelectuales salvadoreños como David J. Guzmán, y otros empezaron a decir que lo negro y lo indígena debería de desaparecer de la sociedad  porque lo que importaba eran los valores occidentales, la educación occidental”, mencionó, y añadió que esto quedó marcado en la sociedad, lo cual ahora comienza a esclarecerse con los testimonios y acciones como este tipo de encuentros donde se habla de la afrodescendencia como algo que es parte de esa sociedad, de este territorio.

Wendy Morales, indicó que desde AZO trabajan en las comunidades en el rescate de esta memoria, de la historia, pero también valorar aquellos saberes existentes, así como se trabaja con poblaciones indígenas, con el náhuat y tradiciones propias, también se valora y se divulga la tradición afrodescendiente.

“Para Azul Originario fue un reto contestar muchas preguntas…por eso la creación de audiovisuales que hablan de nuestra historia son importantes, esto y otros esfuerzos permitieron comenzar a desenmarañar…es importante para nosotros hablar de nuestra raíz”, manifestó.

Con la conmemoración del Día de la Afrodescendencia Salvadoreña estas organizaciones buscan recordar a los salvadoreños que palabras como jelengue, o el uso de ropa colorida, o el aspecto de saber que un abuelo o una abuela se dedicó en su juventud a trabajar en la cuido de ganado como una herencia propia, o en los obrajes de añil, en la costura o haciendo pan, entre otras prácticas, es información valiosa y que además reafirma el hecho de que es una comunidad parte de la sociedad e incluso que mantiene su identidad.

“Independientemente de lo que digan los medios de comunicación o los intelectuales, nosotros todos los días comemos, bailamos y disfrutamos nuestra herencia cultural, sea africana, indígena, o porque no española y hasta árabe”, opinó Ramírez.

 

Mientras que Rafael Moreira, también fundador del movimiento, en una conclusión general recordó que la discriminación, la exclusión, la marginación ha estado presente, pero una forma de ir venciendo estos elementos es a través de la educación y despertando el interés entre los más pequeños de las familias, así como indagando con las abuelas y abuelos, de quiénes fueron sus ancestros.

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