Carlos Giron S.
Bonjour tristesse, good morning sade, bonjour tristesse, snifff, snifff… pena, qué pena, hombre, y de aquí hasta cuándo, uhhh… musitaba Tomás, el fontanero, aunque bien se alcanzaba a oír lo que decía.
Fidelina, la vendedora del mercado, se dijo a sí misma: pobre señor, a saber qué le pasa que se ve bien apesadumbrado.
-Tanto que espera uno y tan pronto que pasa y todo termina, snifff, snifff… seguía rezongando Tomás, medio moqueando, aparentemente sin preocuparse de que lo vieran así, todo cabizbajo.
-¿Y qué le pasa, Don… que anda hasta hablando en lenguas?, se atrevió a preguntarle María, la pupusera del loroco revuelto.
-¿No siente usted, no siente esa nostalgia, doña?, le respondió Tomás.
-¿Se le fue algún pariente, tal vez de mojado para los Unaites States? Porque no me va a decir que se le murió alguien, que sería peor, le ripostó la María.
-No exagere usted, que no es para tanto, le contradijo el fontanero.
-Entonces, ¿por qué anda moqueando y hablando en lenguas pues?”, intervino Filomena, la del canasto con bisuterías, y a propósito, ¿qué significa eso de las lenguas “bonjour tristesse” y “good morning sade”?
-¡Uhhh, quién no lo sabe! Quieren decir: “buenos días, tristeza”, simplemente.
-¡Ajá! Y entonces, ¿cuál es la razón para que ande así todo achicopalado?, indagó la pupusera.
-Es que cuando no hay alegría, naturalmente que hay tristeza, ¿no es así?, adujo el fontanero.
¡Uhhh!! Eso es harto sabido, míster, ¿pero cuál es su misterio?, intervino Filadelfo, el sorbetero de carretón.
-…Pues que ya no hay alegría porque ya no hay fiesta, ese es el intríngulis… respondió Tomás.
-Y ¿quién aquí ha andado enfiestado, díganos?, preguntó desde la acera el taxista Ruperto.
-…No solo aquí hemos estado enfiestados, sino en muchas partes, o sea, todo el mundo, ¿sabían ustedes?
-¡Ahhh, cómo no! Ya lo caché, siii… ¡el mundial de Rusia 2018!, atinó a comentar Filiberto, el vendedor de billetes de lotería.
-¡Pues claro! ¿“Veá” que da tristeza que ya se esté terminando el Mundial con todas sus sorpresas?…, remarcó Tomás.
-Sí, por ejemplo, que varios de los grandes astros regresaron a casa todos achuchados, sin haber hecho las proezas que se esperaban de ellos, y no es necesario mencionar nombres pues todos los identificamos, ¿o no?, apuntó Julián, el de los hot dogs.
-Cómo no, claro, bueno es señalarlos como parte de la historia de los mundiales de las patadas multimillonarias, se avino a opinar Valentín, lustrador de zapatos.
-¿Quiénes son, pues esas estrellas chamuscadas?, inquirió el taxista…
-Pues comenzando con el gaucho, siguiendo con el lusitano, el carioca, el charrúa, para no ahondar mucho, acotó Ruperto.
-Habla también en lenguas, le salió al paso la pupusera.
-Pero, ¿por qué, si he dado los gentilicios de todos ellos?, replicó el taxista.
-Miren pues, insiste en las lenguas, arremetió la María.
-Está bien, hombre, me tiro descalzo al suelo. Hablo de Messi, Lionel Messi: de Ronaldo, Cristiano: de Neymar y Suárez, Luis Suárez, que no consiguieron los laureles que ambicionaban, junto con los técnicos de sus equipos.
-Ahh, vaya, habló claro, pero no me diga “hombre”, pues no tengo nada de travesti, ¿sabe?
-Está bien, pues y disculpe, pero sí ha sido el Mundial de Fútbol de las sorpresas, al quedar eliminados grandes favoritos como la todavía actual campeona, Alemania: luego Argentina, enseguida Uruguay y por último, Brasil… ¡Qué tristeza, cierto! ¡Grandes sorpresas! “Bonjour tristesse, ji.
-Si, y aquí hubo otra buena sorpresa, se dieron cuenta ustedes?, acotó el joven universitario que se cruzaba por el Ágora.
-¿Cuál es, cuál es?, preguntaron a una varios de los concurrentes.
-Ustedes leen los periódicos o ven noticieros televisivos, sin duda, dijo el universitario.
-Los medios, los medios, aludió Ruperto.
-Esos mismos, dijo el universitario. Allí se dio como gran noticia en estos días que el mandón de la Asamblea Legislativa -que ha condenado a aguantar hambre a las familias de los cientos de empleados que ha despedido de las seccionales departamentales del mismo Congreso— se había tomado licencia para faltar a sus labores dos semanas, o sean catorce días.
-¿Para qué tanto tiempo de holganza, seguramente remunerada?, se preguntó el señor bien trajeado que hacía un rato se había apersonado al Ágora.
-¿Para qué quebrarse la cabeza queriendo averiguar eso, jóvenes?, se adelantó a opinar Josefina, la vendedora del mercado.
-Bueno, entonces, según usted, ¿para qué tanta licencia autoconcedida?
-¿Y no estábamos hablando del mundial de Rusia, pues?, dijo el taxista, y añadió: el mandón fue más vivo que su compinche arenoso, el diputado Carlos Reyes, que hizo otra cosa igual, ¿se acuerdan?, pidió licencia para irse bien galán a Rusia para presenciar en primera fila el juego entre Alemania y México. El mandón se sospecha que se fue también a Rusia para asistir a los octavos y cuartos de final y a la semi y la final del Mundial… ¡Hurraaaa! ¡Genial, mucha, genial, muchachos!
-¡Goooolazo olímpicooooo, goooolazoooo mundialista, puro Rusia 2018!, gritó el hotdoyero.
-…Siii, y a ver con qué cuento viene cuando regrese de Rusia— apuntó Fidelina.
-Puede que salga diciendo que fue a buscar asesoría sobre cómo privatizar el agua potable del pueblo, pero que no parezca privatización, y así tratar de engañarnos a todos, afirmó la María.
-Cierto, puede que así sea, dijeron todos en común.
-Pues bien, amigos todos, dijo Tomás, nuestra América entera quedó out de este mundial de Rusia, pero a los guanacos nos queda el orgullo de que estuvimos presentes por medio del árbitro Joel, que pitó uno de los primeros encuentros mundialistas. Eso nos satisface, así que, don Tomás, no siga moqueando todo tristoso porque se acabó el Mundial 2018.
¡Cierto, cierto!, dijeron todos, agregando: ahora a seguir lidiando con todos los problemas que nos acosan en el país.
¡Ni modo, pue!, se oyó en coro…