Carlos Girón S.
¡ Muchaaaas… muchachos, creo que ustedes estarán de acuerdo conmigo –apareció diciendo Ruperto, el sorbetero de carretón, esa mañana— en que es necesario machacar sobre el objetivo de limpiar la Asamblea Legislativa de diputados enemigos del pueblo, que, como sabemos, son los derechistas recalcitrantes que se esmeran y rebuscan las formas de cómo dañarnos a nosotros, el pueblo y, para colmo, apoyados ferozmente por los 4 Jinetes de la triste Sala.
-Tomás, el fontanero respondió de inmediato que no cabía duda de que toda la ciudadanía consciente y sensata debe votar en las próximas elecciones de diputados e integrantes de los Concejos Municipales por los candidatos del único partido que ha estado trabajando por casi diez años por acarrear los mayores beneficios para la población en general -incluidos sus opositores-, en particular por los que menos tienen.
María –la de las pupusas “revueltas”, con loroco- se apresuró a apoyar agregando: “¡Siiii!… ustedes, es una grosería todo lo que maquinan esas gentuzas, no solo los diputados sino también los fatídicos 4 jinetes del Apocalipsis de la nefasta Sala (in)Constitucional, como es el caso de estar rebotando la aprobación del Presupuesto General de la Nación, que es el acabose.
-“Se necesita limpiar el Congreso y la Corte Suprema de Justicia de toda esa clase de alimañas ponzoñosas vino a agregar Filadelfo -el taxista de la acera- agregando: ¡hagámoslo! En las elecciones de marzo próximo consigamos todas las escobas que podamos para barrerlas y llevamos desinfectantes.
El joven universitario que asomó en esos momentos dijo a su vez que es urgente, sobre todo, mandar al diablo a los congresistas “momias”, a quienes no les da vergüenza venir reenganchándose cada vez para ocupar las curules siempre que hay elecciones y cuya senilidad no garantiza que aporten nada bueno a la conducción por el sendero del progreso a la Patria salvadoreña. No recuerdo, agregó, si se ha intentado dictar alguna ley que precisamente prohíba esos reenganches, que representan un grave daño para la población y el país.
Julián, el de los hot dogs, se sumó diciendo que con una mayoría de diputados patriotas se podría cumplir la reiterada petición que diversos sectores sociales han hecho en el sentido de destituir ipso facto a los 4 apocalípticos jinetes de la tan desprestigiada Sala.
El universitario apuntó también que es más que urgente alcanzar la mayoría de diputados patriotas en el Congreso para zanjar de una vez por todas el peligro de una reelección de los 4 fatídicos magistrados de esa Sala, o que sean elegidos, en sustitución, otros que sigan como amanuenses al servicio de los potentados, que contribuyen o auspician los intentos de descarrilar el tren de la República para lanzarlo al precipicio, y tener así campo para un eventual -aunque utópico- retorno de los arenosos, de tan ingrata trayectoria y recordación, lo que debe tener presente siempre el soberano el día de las elecciones diputadiles y de concejales.
El taxista aprovechó para recordar que también debe evitarse a toda costa que quienes integren la infamante Sala, pudieran maquinar para autenticar la nacionalidad como salvadoreño del candidato foráneo que anda en gran campaña presidencial, tan campante, como todo un Jhonny Walker.
Juana, la de la mochila con café a las espaldas y pan dulce, agregó su opinión: Yo digo que ya debe terminarse allí en el Congreso con todo el boicot que los diputados oligárquicos –como dicen— hacen a todas las gestiones y contra los proyectos del Poder Ejecutivo para continuar con sus programas y proyectos en beneficio de toda la pobrería, aparte de que corre peligro el recorte de los mismos si, por desgracia, no se consiguiera la mayoría absoluta de diputados patriotas en la Asamblea Legislativa.
Ruperto retomó la guitarra y siguió exponiendo que limpiar el Congreso de elementos nefastos, enemigos de los salvadoreños, es de gran urgencia y la máxima prioridad.
“Ya estamos cansados –dijo- de todas las groserías que hacen los diputados derechistas, aparte de que se recetan a cada rato tantos privilegios, sirviéndose con la cuchara más gorda, igual que los elementos de la Corte Suprema de Justicia –que incluso defienden a magistrados pillados en actos despreciables, inmorales, en público y que se recetan cuantiosas bonificaciones y otras regalías para ellos, sus familiares y amigotes.
Escuchadas todas las anteriores expresiones y opiniones de los miembros del Ágora, todos estuvieron de acuerdo en que es apremiante e insoslayable tener un Salón Azul aséptico en el Congreso en el próximo período, lo cual debe decidirse y garantizarse en las elecciones de marzo de 2018.