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Ágora Cuscatleca: risa que dan las promesas de los candidatos

Carlos Girón S.

Ji, ji, ju, ju, jiii, me duele el estómago de tanto reírme…

— ¿Y de qué se ríe doña María?, le preguntó Tomás a la pupusera, aquella mañana soleada y con unas muy agradables brisas que mecía las hojas de los árboles en la plaza del Ágora.

— ¿Va a decir usted que no le dan risa también las babosadas que se oyen en estos días de agitación de campañas por los huesos públicos?, replicó María.

— Los huesos de las alcaldías y los grandes en la Casona, explicó a medias la de las pupusas “revueltas” con loroco y encurtido picoso.

Ruperto, el billetero aclaró de una vez diciendo que son los que quieren ser ediles de las comunas, principalmente la capitalina, y las de las principales cabeceras departamentales, y los huesos más carnudos, los de presidente y vicepresidente de la República que andan apurados haciendo ofrecimientos y promesas que jamás cumplirían y lo saben bien esto, pues principalmente los de la principal oposición no hizo nada de eso en los 20 años que estuvieron royendo esos huesos, señaló para concretar un poco más.

–Es muy cierto lo que dice aquí el compa, acotó Julia, la del canasto con bisuterías, agregando que entre lo que ofrecen está el que van a mejorar la seguridad ciudadana y acabar con la violencia. Ríanse ustedes –como se ríe toda la gente sensata— con eso, cuando no prometer cerrar los negocios de ventas de armas que son de ellos mismos. ¿Quiénes entonces se lucran con los cientos de cadáveres que sepultan mes a mes? ¡Ellos, nadie más!, puntualizó la canastera.

–Y no olviden que esa violencia fue herencia que ellos también nos heredaron con sus 20 años de mal gobierno– añadió Filadelfo el taxista de la cuneta.

–“¿Y no fue el que quiere la alcaldía capitalina el que le dio su bendición a los pandilleros firmando pactos con ellos a cambio de votos en elecciones pasadas, pues?”, se apresuró a decir Cordelia, la vendedora de los mercados.

–Los presidenciables andan queriendo engañar a los agricultores reuniéndose con unos pocos de ellos para mentirles sobre su plan de “recuperar” el agro y la ganadería, hizo notar Rafael, el señor bien trajeado que se asomó a ver la plática de los “analistas” (como los que aparecen en los diarios). Desconocen tanto la realidad nuestra ignorando todo lo que viene haciendo ya desde hace años el gobierno actual, cuyos programas de asistencia han devuelto la confianza a agricultores y ganaderos. Y añadió. Miren si no, la entrega regular de paquetes de semillas mejoradas, de fertilizantes, comprando cantidades de leche a los ganaderos para el novedoso “vaso de leche” que se da a miles de escolares. Y disculpan mi intromisión, pero es que más que risa es cólera lo que dan las falsas promesas de esos presidenciables, terminó diciendo el amable caballero bien trajeado.

Fidelina, la del café con pan a la espalda, se unió al círculo de los opinantes para añadir el rubro de la educación. Expresó que los candidatos de esos que pretenden que “los salvadoreños podemos ser más” (¿Y más qué?, se preguntó ella misma, agregando, ¿querrán decir más tontos, o que hayan más ladrones de nuestros fondos en las arcas nacionales?), esos candidotes, prosiguió diciendo, hablan de que hay deficiencias en la educación, que hay escuelas deterioradas, pupitres hechos pedazos, que, presuntamente, ellos arreglarían.

“Son ciegos e ignorantes los que ‘quieren ser más’ al no percatarse las fuertes inversiones que el Ministerio de Educación ha hecho para reparar las escuelas que han sufrido deterioros y que son cientos de carpinteros que tienen trabajo reparando los pupitres dañados –se adelantó a señalar el joven de aspecto universitario, quien agregó que en cuanto a los planes de estudio de todos los niveles, El Salvador goza de uno de los mejores índices de calidad y excelencia en la región centroamericana y aún más allá.

Promesas también hacen los candidatos opositores en el área de la salud pretendiendo que no está bien dirigida –comentó el universitario–, y no quieren recordar que fueron ellos los que la dejaron maltrecha, comenzando con negarle a la mujer salvadoreña un nuevo hospital, robándose el dinero que se había obtenido con ese fin, y que este gobierno les ha construido, además del nuevo regional en San Miguel. Además, se han introducido grandes mejoras en los otros hospitales y en cientos de clínicas comunales, terminó diciendo el joven.

–Sí, por todas esas falsas promesas y señalamientos causan gran chiste esos candidatos opositores, engañándose ellos mismos con la creencia de que volverán a engañar a nuestro pueblo salvadoreño, sabio, honesto y trabajador –apuntó Julián, el sorbetero de carretón, que se unía en esos momentos al grupo de los filosofitos del Ágora Salvadoreña.

–¡Oigan, ustedes!, salió diciendo Rengifo, el vendedor de hot-dogs, quien agregó: algo importante que esos fulanos deberían prometer bajo juramento público es que van a devolver al Estado todo el gran dineral, millones de millones, que se han robado durante los tantos años que ellos detentaron el gobierno…

–Y los otros millones que se han embolsado con los trágicamente famosos “sobresueldos” de exfuncionarios, muchos de los cuales siguen hoy en día prendidos a las tetas de la vaca estatal –se apresuró a añadir Rogelio, el limpiabotas…

¡Excelenteeee!, gritaron todos, y se oyó decir por último: por todo eso, unámonos al resto de nuestro pueblo y carcajeémonos de las tantas y torpes promesas de todos los candidatos de la derecha tenebrosa en nuestro país, como en muchos otros.

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