AFP
Al menos 49 personas, en su mayoría policías, murieron este jueves en dos ataques en Yemen, uno de ellos reivindicado por los rebeldes hutíes, y otro por yihadistas en Adén.
El ministerio de Interior indicó que «49 personas murierons y varias resultaron heridas».
El primer atentado, cometido con un coche bomba, fue ante un cuartel de las fuerzas de seguridad en el barrio de Sheikh Othman.
El vehículo estalló cuando los policías procedían al saludo de la bandera, según responsables oficiales. Murieron 13 policías y varios resultaron heridos, según el ministerio del Interior.
El segundo ataque se produjo contra el cuartel policial de Al-Jalaa, al oeste de Adén, que es sede del gobierno yemenita reconocido por la comunidad internacional.
Los hutíes reivindicaron este atentado, que causó «36 mártires, entre ellos el general Munir Abul Yamama», alto cargo policial, según el saldo oficial.
Los rebeldes hutíes aseguraron, a través de su canal de televisión Al-Massirah, que habían usado en el ataque un misil y un dron, y que su objetivo eran los asistentes a un desfile organizado en el cuartel con motivo de la graduación de policías recién formados.
Cerca del gran cráter causado por el misil, el cuerpo de una de las víctimas fue cubierto con una pancarta utilizada en el desfile, explicó un fotógrafo de la AFP, que vio entre 30 y 35 cuerpos inertes, esparcidos por el suelo.
– Calma relativa –
Los dos ataques se dirigieron contra las llamadas fuerzas del «Cinturón de Seguridad», entrenadas y equipadas por Emiratos Árabes Unidos, uno de los pilares de la coalición militar encabezada por Arabia Saudita, que interviene desde 2015 en Yemen contra los rebeldes.
A inicios de julio, Emiratos Árabes Unidos anunció su intención de reducir sus tropas en Yemen para pasar de una «estrategia» de guerra a una lógica de «paz».
En los últimos años, Adén, donde tiene su sede el gobierno yemenita reconocido por la comunidad internacional luego de que los rebeldes hutíes tomaron Saná, ha sido escenario de una serie de atentados mortales, reivindicados por el Estado Islámico y Al Qaida.
Pero los ataques de este jueves ocurren tras un periodo de calma relativa en la ciudad puerto del sur, donde el último atentado suicida se había registrado el 24 de julio de 2018.
Yemen, el país más pobre de la península arábiga, vive un sangriento conflicto desde que en 2014 los rebeldes hutíes chiitas, apoyados políticamente por Irán, tomaron Saná.
Desde 2015, las fuerzas progubernamentales, ayudadas por una coalición liderada por Arabia Saudita, tratan de expulsar a los insurgentes de las regiones conquistadas en el norte, el oeste y el centro del país.
Más de cuatro años después de la intervención de la coalición, los hutíes siguen controlando grandes zonas del oeste y el norte. El sur de Yemen está principalmente bajo control de las fuerzas progubernamentales.
El conflicto en Yemen ha costado la vida a decenas de miles de personas, incluidos muchos civiles, según varias organizaciones humanitarias. Unas 3,3 millones de personas están desplazadas.