El Cairo/AFP
El presidente egipcio, Abdel Fattah Al Sisi, fue reelecto con más del 92% de votos para un nuevo mandato, según las primeras estimaciones publicadas este jueves por la prensa estatal, aunque la participación de sólo el 40% del padrón merma su legitimidad.
Unos 23 millones de los 60 millones de electores inscriptos se desplazaron para votar en esto comicios organizados entre el lunes y el miércoles, indicaron los periódicos Al Ahram y Akhbar el Yum, así como la agencia oficial MENA.
Según Al Ahram, a los 23 millones se suman otros dos millones que introdujeron boletas con los nombres de candidatos que no estaban en liza.
Al Sisi competía en esta presidencial frente a Musa Mostafa Musa, desconocido por el público en general y uno de los apayos del presidente.
Los otros posibles candidatos desistieron de presentarse o fueron detenidos.
Musa, empresario de 65 años, habría obtenido 3% de los votos según Al Ahram.
El miércoles por la noche Musa estimó por televisión que había perdido la elección, luego de publicarse los primeros resultados parciales.
El empresario, jefe del minúsculo partido liberal Al Ghad, se anotó como candidato justo antes del límite previsto para presentar candidaturas, evitando así a Al Sisi una contienda electoral sin adversario.
Al Sisi, ex jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, derrocó al único presidente egipcio democráticamente electo –el islamista Mohamed Morsi– luego de masivas protestas en 2013, y ganó las elecciones de 2014 con el 96,9% de los votos.
– Participación menor que en 2014 –
Ese año la participación alcanzó el 47%, superior a la de 2018 que alcanza el 40% a pesar de los llamados a votar del primer ministro Sherif Ismail.
Los que no tengan una razón válida para explicar el no haber ido a votar deberán pagar una multa de unas 500 libras egipcias (unos 22 euros), advirtió la comisión electoral.
En conferencia de prensa, uno de os responsables de la comisión, Mahmud al Sherif, dijo que no se registraron irregularidades durante los comicios.
Los grupos de la oposición habían llamado a boicotear los comicios.
Durante la campaña no hubo debates y Al Sisi no apareció en ningún evento.
En una entrevista unos días antes de la elección Al Sisi dijo que hubiese preferido que hubiera más candidatos, y negó toda intervención para disuadirlos de presentarse.
Antes de la elección pidió a los electores que participaran.
«Los necesito porque el trabajo no está terminado», dijo Al Sisi.
El derrocamiento de Morsi abrió un periodo de represión en el que centenares de islamistas murieron o terminaron tras las rejas.
La represión inicial contra los islamistas se extendió luego a los liberales y activistas de la izquierda.
Al mismo tiempo un movimiento rebelde yihadista mató a centenares de policías y civiles.
En noviembre Al Sisi dio tres meses a las Fuerzas Armadas y a la policía para acabar con los combatientes del grupo Estado Islámico que operan desde la península del Sinaí.
El plazo se extendió luego, y el 9 de febrero las Fuerzas Armadas lanzaron su mayor operación para poner fin a cinco años de rebelión yihadista.
Pero los ataques continuaron.
El sábado dos policías murieron en un ataque con cochebomba contra el jefe de la seguridad de Alejandría (norte), que escapó sin heridas.