Washington/PL
Un escándalo de grandes proporciones sobre irregularidades en tareas de reclutamiento, stuff otro en unidades de misiles nucleares y uno similar en la Armada provocan hoy alarma en el Congreso y altos jefes del Pentágono.
El secretario de Defensa estadounidense, Charles Hagel, exigió una rendición de cuentas más exhaustiva sobre la profundidad de estos y otros brotes de faltas éticas que afectan cada vez con más frecuencia el estamento castrense norteamericano.
Hagel sostuvo en la tarde de ayer una reunión en privado con las máximas autoridades militares y civiles del Ejército, la Marina, la Fuerza Aérea y la Infantería de Marina, con quienes evaluó los crecientes y sucesivos escándalos en las instituciones armadas, según el diario Stars and Stripes.
De acuerdo con el vocero de esa agencia federal, contralmirante John Kirby, Hagel dio un plazo de 60 días a sus principales asesores para que elaboren un plan de acción que con el fin de identificar estos «problemas sistémicos dentro de las fuerzas armadas».
«No sabemos totalmente qué es lo que estamos enfrentando aquí en este momento ni cuál es su profundidad y gravedad y a partir de esta fecha el secretario de Defensa abordará el tema semanalmente con los principales jefes», dijo Kirby.
En enero pasado, la Fuerza Aérea detectó la existencia de un fraude de grandes proporciones en las pruebas de aptitud entre oficiales relacionados con el lanzamiento de cohetes balísticos intercontinentales en la base de Minot, estado de Montana.
Un total de 92 oficiales fueron suspendidos de sus cargos y a otros 20 se les impusieron restricciones de acceso a las instalaciones donde laboraban.
La Armada estadounidense anunció esta semana el descubrimiento de otra violación disciplinaria en la que están involucrados 30 sospechosos de alto rango de un centro de entrenamiento de reactores nucleares de los buques de guerra, radicado en Charleston, Carolina del Sur.
En la instalación se capacitan las tripulaciones que operan las decenas de submarinos, portaaviones y otros buques propulsados por energía atómica.
Al mismo tiempo, el Pentágono investiga a más de 200 oficiales, entre ellos dos generales y varias decenas de coroneles, en un caso de desfalco en gran escala vinculado al programa de reclutamiento del Ejército.
Estos militares son sospechosos de dilapidar alrededor de 100 millones de dólares como incentivos que se otorgaban a miembros en servicio activo, retirados y otros civiles que actuaban como reclutadores para cumplir las metas de atracción de jóvenes hacia esa institución armada.
Las irregularidades detectadas en el llamado Programa de Ayuda al Reclutamiento fueron esbozadas en un informe presentado ante el Congreso por el jefe del Comando de Investigaciones Criminales del Ejército, general David Quantock.
Al respecto, la senadora demócrata Claire McCaskill describió este escándalo como uno de los peores en la historia del Ejército, tanto por sus implicaciones éticas como en el número de participantes.
Pero según Stars and Stripes, la alarma del Pentágono se extiende también al aumento de delitos sexuales detectados en las fuerzas armadas, conductas que también estarán bajo la mira de la jefatura castrense y de importantes figuras del Congreso en las próximas semanas.