El Tornillo / AFP
Leila Macor
Alcaldes de Estados Unidos denunciaron el jueves la desinformación y el secretismo del gobierno frente a la crisis humanitaria que ocurre en la frontera con México, en una protesta delante de un campamento de detención de niños inmigrantes en Texas.
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, y una veintena de otros de ambos partidos hablaron a la prensa con las carpas blancas del campamento en territorio federal de la frontera como telón de fondo, tras una serie de vallas metálicas.
«El dolor nos trajo aquí. El dolor de saber que hay niños separados de sus mamás; de saber que esos niños no saben si verán a sus padres de nuevo. El dolor de saber que el gobierno no nos dice la verdad», dijo De Blasio.
«Estos niños han sido traumatizados, estos niños están sufriendo mental y físicamente», añadió, delante del campamento levantado la semana pasada en una base de la patrulla fronteriza en El Tornillo, en el límite de Texas con México.
Por el momento, el lugar tiene 360 camas y se espera que reciba hasta 4.000 niños, para aliviar la sobrepoblación en otros centros de procesamiento infantiles.
Desde que el gobierno de Trump implementó en abril una política de «tolerancia cero», unos 2.300 niños fueron separados de sus familias cuando cruzaban la frontera o ingresaban pidiendo asilo, lo cual según leyes nacionales e internacionales no es un delito.
El miércoles Trump ordenó dejar de separar a las familias, pero los críticos dicen que esto no es suficiente porque la reunificación no ocurrirá de la noche a la mañana.
De Blasio recordó que apenas un día antes él se enteró de que su ciudad tiene, en Harlem, una instalación que alberga a unos 239 niños inmigrantes, separados de sus padres en las últimas semanas.
«Un pequeño llamado Edie, de 9 años, de Honduras, fue separado de su mamá en Texas y enviado en autobús en un viaje de 2.000 millas a Nueva York», contó. «Piensen lo dañado que está todo esto que nuestro gobierno ni siquiera nos dice lo que está sucediendo».
Los demás alcaldes también reclamaron la desinformación del gobierno, que no ha permitido que políticos ni medios de prensa visiten los centros de procesamiento de niños del Departamento de Seguridad Nacional, y lo acusaron de haber creado esta «crisis humanitaria» en la frontera.
El alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, detalló que unos 100 niños fueron enviados a la metrópolis californiana.
«No sabemos nada de ellos. Tenemos que enterarnos por medio de los activistas en lugar de por el gobierno», denunció Garcetti.
El puesto fronterizo está en medio del desierto de Chihuahua, donde el sol castiga la piel y reseca los ojos. Todo alrededor es tierra y arbustos salpicados de espejismos en el horizonte.
«Miren alrededor. ¿Éste es el lugar donde alguno de ustedes quisiera poner a sus hijos?», dijo la alcaldesa de Seattle, del estado de Washington, Jenny Durkan. «Todos esos niños tienen familias, padres, de los que han sido separados», agregó.
En el otro extremo de Texas, en el pueblo fronterizo de McAllen, la primera dama Melania Trump visitó de forma sorpresiva un refugio para niños y uno de estos centros de procesamiento.
«Quiero saber cómo podemos ayudar a estos niños a reunirse con sus familias lo antes posible», les dijo la primera dama a trabajadores sociales y funcionarios de gobierno.
Imágenes y grabaciones de niños llorando y gritando en recintos enrejados como jaulas desataron indignación internacional.