La comunidad salvadoreña fue testigo una vez más de la espectacularización de la justicia y de la política en el país, sobre todo por la aparición del presidente de la República, Nayib Bukele, en roles distinto a lo que la Constitución de la República lo establece, como hacerla de fiscal, juez y dirigente de un partido político. Pero, ¿qué se puede esperar del presidente, poseedor de todos los poderes habido y por haber?
La semana que recién terminó fue también el final de las revelaciones que el asesor de seguridad nacional, Alejandro Muyshondt, estuvo haciendo a través de las redes sociales en contra, primero, del jefe de Prensa de Casa Presidencial, y luego contra diputados de Nuevas Ideas, más concretamente contra Erik García. Al primero, Muyshondt lo acusó de corrupto, al igual que al diputado, pero a este último lo endilga con droga y con narcotraficantes.
Así, durante varias semanas el asesor de seguridad estuvo difundiendo en las redes información delictiva, mientras otros guardaban silencio y uno de los señalados amenazaba con acudir a la fiscalía. La expectativa de la ciudadanía pensante era sobre cómo iba a terminar el asunto, si era parte del show político o cortina de humo, cuánto tiempo más iba a tolerar el presidente las acusaciones y contra acusaciones, pero, sobre todo, quien tenía la protección del presidente Bukele. Aunque, a decir verdad, el aparecimiento del presidente Bukele, a pesar de que se esperaba, sorprendió con sus anuncios, en parte, porque usurpó los puestos de otros. Veamos:
En una serie de mensajes bajo el título de ¡AVANCE DE LA INVESTIGACIÓN”, el presidente aclara: “Antes de empezar, quiero aclarar que la información de inteligencia e información clasificada que sea mencionada en esta publicación, ha sido DESCLASIFICADA bajo mi autoridad, de acuerdo a las leyes de la República”.
En primer lugar, la desclasificación de una información oficial no debería ser potestad del presidente, sino de otra entidad, luego de que ésta fuera solicitada. En este caso, el presidente decide qué es clasificado, luego él mismo solicita la desclasificación y él desclasifica. Esto no es normal en una sociedad democrática, respetuosa de los procedimientos legales.
Luego, al referirse a Muyshondt dice: “La oficina del señor Muyshondt, por ser del ramo de seguridad, fue una de las que tuvo acceso a una pequeña parte de esos elementos de prueba. Sin embargo, en las investigaciones, el Organismo de Inteligencia del Estado, descubrió que el señor Muyshondt actuaba como un doble agente desde el año 2019, habría trabajado para el expresidente Mauricio Funes, y que dentro de esas operaciones, ambos filtraban documentos clasificados y en varios casos modificados, a los periodistas Sergio Arauz, Bryan Avelar y Héctor Silva Ávalos, además de a un gobierno extranjero y a varios ciudadanos de otros países (estos últimos, a manera de “caja fuerte” en caso de ser descubiertos).”
Resulta que el presidente, si bien acepta que las revelaciones de Muyshondt estaban fundamentadas, lo acusa de doble agente y anuncia la captura de Muyshodnt. Aquí hay algo que no tiene sentido. Primero, debió ser la Fiscalía General de la República la que informara de las investigaciones, sobre la captura de Muyshondt, y no el presidente.
Por cierto, la conclusión en muchos de los salvadoreños es que a Muyshondt le inventa un delito (“doble agente”) para justificar su captura, pero el objetivo principal era castigarlo por haber destapado la corrupción en Nuevas Ideas, de algunos de sus diputados y en otras esferas del gobierno, que ya es “vox populi”.
“Sin embargo, las pruebas son suficientes para procesar al diputado por falsedad ideológica, y para ser desaforado y suspendido de su cargo como diputado”, agrega el presidente Bukele, suficiente para saber cuál va a ser el final del diputado García.
“El partido Nuevas Ideas también ha iniciado una investigación en contra de la actual diputada suplente y candidata a diputada suplente al PARLACEN Nidia Turcios. El resultado de estas investigaciones será comunicado cuando estén finalizadas”, revela el presidente Bukele, a pesar de que no es autoridad en el partido que él creó, por lo que debió ser el máximo dirigente del partido quien anunciara ese proceso interno dentro del partido.
Y para agregarle más espectacularización al tema, el presidente Bukele también incluye en la trama a otro expresidente de la República, con lo que, lejos de dejar claro el asunto, lo vuelve menos serio y más enredado.