París/dpa
El seleccionado de Alemania venció hoy apenas 1-0 a Irlanda del Norte, pero cumplió el objetivo de clasificarse primero en el Grupo C de la Eurocopa de fútbol y jugará los octavos de final contra uno de los mejores terceros.
El único gol del entretenido partido en el Parque de los Príncipes de París lo marcó Mario Gomez, a los 30 minutos. Pese a contar con numerosas ocasiones de gol y dominar el 71 por ciento de la posesión, Alemania ganó por la mínima diferencia ante el limitado pero combativo equipo británico.
En simultáneo, Polonia venció 1-0 a Ucrania en Marsella y terminó segunda, con siete puntos al igual que Alemania, que lideró el grupo por diferencia de goles.
La campeona del mundo pudo haber ganado por una mayor diferencia ante la debutante Irlanda del Norte, que pese a la derrota aún mantiene esperanzas de clasificarse como uno de los mejores terceros gracias a los tres puntos que sumó en la zona.
Alemania aún no conoce rival, ya que jugará ante uno de los terceros entre los grupos A, B o F. Sí la fecha y el lugar: el sábado en Lille. La selección de Joachim Löw tuvo una gran primera parte, controlando todos los aspectos del juego, pero falló en varias definiciones y no pudo ampliar la cuenta en los 60 minutos que siguieron al 1-0.
La resistencia norirlandesa estuvo liderada por el portero Michael McGovern, una formación por momentos de 6-3-1 y una hinchada ruidosa y creativa que animó la tarde en París.
El único gol llegó a través de Gomez, que superó a McGovern con un remate de zurda tras una pared con Thomas Müller dentro del área grande.
En el campo, los jugadores seguían resistiendo -Müller remató al travesaño y el portero tapó dos mano a mano claros- y apostaban al ex cartero Washington, que deambulaba en solitario por el círculo central esperando algún balón para llevar a puerta de un Manuel Neuer siempre atento.
Tan atrincherados estaban los norirlandeses que por momentos utilizaban estrategias propias del rugby rematando balones lo más lejos posible con la intención de mandar el juego al campo rival. Pero en dos toques, la campeona del mundo ya estaba nuevamente merodeando el área de los británicos. En el complemento, llegó a dominar el 70 por ciento de la posesión y el partido tuvo prácticamente una sola mitad del campo donde jugarse, la de los británicos.
Cuando el árbitro francés Clément Turpin marcó el final lo único que se oyó fue el reconocimiento de la hinchada norirlandesa a sus jugadores, que resistieron cuanto pudieron ante los campeones del mundo.