Berlín/AFP
El gobierno alemán tomó nota de la desaceleración económica del país y revisó el martes a la baja las previsiones de crecimiento de su PIB, decease aunque aseguró que «no hay motivos» para cambiar su política económica.
Berlín redujo su previsión de crecimiento a 1, nurse 2% en 2014 y 1,3% en 2015. Las precedentes previsiones, que datan de abril, apostaban por un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) alemán del 1,8% en 2014 y del 2% en 2015.
«La economía alemana navega en aguas difíciles», debido a varias crisis geopolíticas y a una economía mundial ralentizada, explicó el ministro de Economía, Sigmar Gabriel.
«Es evidente que la dinámica económica se ha frenado» admitió el ministro.
Esta rebaja de los pronósticos era ampliamente anticipada, dado que la mayoría de los bancos, los principales institutos de coyuntura y el propio Fondo Monetario Internacional (FMI) ya revisaron a la baja las expectativas de crecimiento del PIB alemán.
Gabriel afirmó asimismo que no hay motivos para cambiar el rumbo de la política económica de Alemania, tal como piden varios socios europeos, que reclaman más inversiones públicas y una política de reactivación en la primera economía de la zona euro.
«No hay motivos para abandonar o cambiar nuestra política económica o fiscal», afirmó el ministro, subrayando que «Alemania no está en recesión, sino que sigue en una trayectoria de crecimiento».
Además, «provocar deudas» sobre la economía del país «no crearía crecimiento en Italia, Francia, España o Grecia», países a los que instó a efectuar reformas.
«Si nadie quedó preocupado en 2013 (con un crecimiento alemán de solamente 0,1%, ndlr), no hay ninguna razón para estar nerviosos con 1,2% o 1,3%» añadió el ministro, quien criticó los «excitados llamados» de los últimos tiempos hacia el ejecutivo alemán para que invierta más para sostener el crecimiento.
Esos llamados a Alemania, considerada la locomotora de la zona euro, han procedido de países vecinos europeos, de Estados Unidos, del FMI e incluso del Banco Central Europeo (BCE).
Esos llamados «no son nuevos», recordó a la AFP Annette Heuser, que dirige la filial de la Fundación Bertelsmann en Washington. Pero contrariamente a lo ocurrido a principios de los años 2010, Alemania tiene ahora confortables márgenes de maniobra presupuestarios.
En efecto, el déficit público alemán será este año equivalente a cero, allá donde las normas europeas le habrían permitido un déficit del 3% del PIB.
Infraestructuras obsoletas
La canciller Angela Merkel y su gobierno son sin embargo conscientes de la necesidad de inversiones en una Alemania cuyas infraestructuras son a veces obsoletas, y que tiene retrasos en el sector digital.
Pero el ejecutivo alemán considera que esas inversiones deben proceder del sector privado. Berlín quiere, por ejemplo, simplificar algunos procedimientos administrativos, permitir que las compañías de seguros inviertan más fácilmente en los proyectos de infraestructuras, y dar un nuevo impulso a las alianzas entre los sectores privado y público.
Si hay algún cambio en la política económica de Alemania, será en dosis «homeopática» según Christian Schulz, del banco Berenberg. «Un programa de inversión alemán a gran escala o incluso una baja de impuestos son poco probables» añade el experto.
En este contexto, el barómetro Zew de la confianza del empresariado alemán en la coyuntura del país registró en octubre su décimo descenso consecutivo, y entró en terreno negativo por primera vez desde fines de 2012, según datos divulgados este martes.