Hanau / AFP
Mathieu Foulkes / Yann Schreiber
Alemania estaba conmocionada el jueves por un doble ataque contra bares que dejó nueve muertos en la ciudad de Hanau, cerca de Fráncfort, un atentado con claras motivaciones «racistas», según las autoridades.
«El racismo es un veneno, el odio es un veneno. Y este veneno existe en nuestra sociedad», lamentó la canciller Angela Merkel, evocando una serie de asesinatos y atentados de las últimas dos décadas ligados al terrorismo de extrema derecha y al fanatismo religioso.
El presunto atacante, Tobías R., un alemán de 43 años, fue hallado sin vida en la mañana de este jueves en su apartamento, junto al cuerpo de su madre, muerta por disparos, lo que lleva a un total de 11 fallecidos.
Las víctimas, algunas de las cuales son de origen o nacionalidad extranjera, tenían entre 21 y 44 años, según la fiscalía. Un bosnio y un búlgaro figuran entre los fallecidos.
– Víctimas de origen kurdo –
El padre del único sospechoso fue hallado indemne, fuera del apartamento.
La fiscalía antiterrorista está investigando si el autor tuvo algún cómplice para llevar a cabo estos ataques, cuyo móvil es «profundamente racista».
La primera matanza tuvo como blanco el miércoles por la noche un bar de narguilé, el Midnight, en el centro de Hanau, ciudad de unos 100.000 habitantes y a 20 km de Fráncfort.
Luego el atacante partió en automóvil a otro establecimiento, el Arena Bar, en el barrio de Kesselstadt, donde disparó contra quienes estaban en la zona de fumadores, matando a otras cinco personas, entre ellas una mujer.
«Las víctimas son gente que conocíamos desde hacía años», entre ellos dos empleados del Arena, dijo el hijo del gerente del bar, ausente como su padre en el momento del tiroteo, citado por la agencia DPA. «Es una conmoción para todo el mundo».
Entre los muertos figuran «varias víctimas de origen kurdo», según un comunicado de la Confederación de las Comunidades del Kurdistán en Alemania, que acusó a los dirigentes alemanes de no luchar «decididamente contra el terrorismo de extrema derecha».
El presunto autor, que siguió una formación de consejero financiero después de cursar estudios de gestión, dejó un video y un manifiesto de 24 páginas, que la AFP pudo consultar.
En él, hace un llamamiento a «exterminar» la población de al menos 24 países, entre ellos los del norte de África, Oriente Medio, Israel o el sur de Asia. Introduce tesis raciales, y asegura que ha estado vigilado por los servicios secretos desde su infancia.
Los investigadores también encontraron su automóvil, que contenía municiones y cargadores. El sospechoso tenía licencia de caza.
– «Podría haber sido yo» –
El jueves, una decena de personas se concentraron frente a los locales. Algunas lloraban.
«Conocía bien a la gente que estaba en este bar. No es normal lo que pasó, podría haber sido yo», dijo a la AFP Ahmed, un vecino del barrio de 30 años.
«No entiendo, no tenemos problemas con el racismo aquí», se sorprendió otra vecina.
La asociación Ditib, principal organización de la comunidad turca musulmana en Alemania, pidió más protección para sus fieles que «ya no se sienten seguros».
Los titulares de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen; de la Eurocámara, David Sassoli; y del Consejo Europeo, Charles Michel, se dijeron «conmocionados» por la tragedia y condenaron el «odio» y la «violencia».
– Terrorismo de extrema derecha –
Varias concentraciones en memoria de las víctimas se celebraron el jueves en Hanau y también en Berlín, frente a la puerta de Brandeburgo.
La amenaza de un terrorismo de extrema derecha preocupa cada vez más a las autoridades alemanas, sobre todo desde el asesinato de un diputado alemán favorable a los migrantes, del partido de Merkel en junio pasado.
El viernes, 12 miembros de un grupúsculo de extrema derecha fueron arrestados como parte de una investigación antiterrorista. Se cree que planearon ataques a gran escala contra mezquitas imitando al autor del doble atentado de Christchurch, en Nueva Zelanda, que en marzo de 2019 mató a 51 personas en dos mezquitas y lo transmitió en directo.
En octubre, un extremista que negaba el Holocausto intentó atacar una sinagoga en Halle. Como no fue capaz de entrar al edificio religioso en el que los fieles se habían atrincherado, le disparó a una transeúnte y al cliente de un restaurante de kebab, y lo difundió en directo por internet.
En Dresde, en la antigua RDA, ocho neonazis están siendo juzgados desde hace casi cinco meses por haber planificado ataques contra extranjeros y políticos.
Actualmente, los servicios de inteligencia vigilan a 50 personas vinculadas al movimiento de extrema derecha y consideradas un «peligro para la seguridad del Estado».