Por Coralie Febvre
Berlín/AFP
El gobierno alemán decidió este miércoles retirar sus tropas de la base de Incirlik, en Turquía desde donde participa en la coalición antiyihadista internacional, y trasladarla a Jordania, en un
nuevo episodio de tensión entre ambos países.
«Vamos a desplazar los aviones a Jordania», anunció a la prensa la ministra de Defensa Ursula Von der Leyen tras un consejo de ministros, dos días después de negociaciones infructuosas sobre la cuestión entre Berlín y Ankara.
Turquía decidió el lunes mantener su prohibición a los diputados alemanes de acceder a esta base, donde 260 soldados de la Bundeswehr participan en la coalición internacional contra el yihadismo en Siria e Irak.
Alemania decidió en consecuencia trasladar a sus militares a la base de Azraq, en Jordania, donde también llevará 10.000 toneladas de material repartidas en unos 200 contenedores, un desafío logístico del que no hay detalles todavía.
El traslado implicará una interrupción de «dos o tres semanas» de las misiones del avión militar alemán de suministro y de «dos o tres meses» de las misiones de reconocimiento de los aviones Tornado sobre los territorios en manos yihadistas, advirtió la ministra conservadora, cercana a la canciller Angela Merkel.
También explicó que tiene que ponerse de acuerdo con sus socios de la OTAN sobre la fecha del traslado «para evitar cualquier perjuicio».
Aumentan las tensiones
En el frente interno, el gobierno no está legalmente obligado a consultar el Bundestag, la cámara de diputados, porque el voto que autorizó la participación de Alemania en la coalición no habla específicamente de la base turca.
Sin embargo los medios anticipan un debate parlamentario por razones políticas, en un contexto de conflicto con Turquía. Según la agencia alemana DPA, habla de una posible «resolución» parlamentaria no vinculante.
Todos los grupos parlamentarios son favorables a retirarse de Incirlik, una cuestión que ha reavivado las tensiones entre Ankara y Berlín, socios dentro de la OTAN pero cuyas relaciones han empeorado desde el intento de golpe de Estado en Turquía de julio pasado.
A mediados de mayo, el gobierno turco justificó su decisión de prohibir el acceso de los diputados a la base porque Alemania habría dado asilo político a varios turcos, entre ellos militares acusados por el presidente Recep Tayyip Erdogan de estar implicados en el intento de golpe.
A principios de año hubo de nuevo tensiones cuando varias ciudades alemanes decidieron prohibir mitines políticos turcos en el marco de la campaña del referéndum de Erdogan para reforzar sus poderes.
También suscita tensiones el caso de Deniz Yücel, un periodista con doble nacionalidad turco-alemana encarcelado desde febrero en Turquía acusado de «espionaje» y actividades terroristas.
A Turquía tampoco le gustan las criticas del gobierno alemán sobre violaciones de derechos humanos, en particular tras el golpe fallido que llevó al gobierno islamoconservador a una seria de purgas sin precedentes, con la detención de 50.000 personas y cerca de 100.000 despidos o suspensiones.