Berlín/Prensa Latina
El canciller federal alemán, Olaf Scholz, propuso aumentar las fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Groenlandia, en medio de las controvertidas declaraciones del presidente estadounidense, Donald Trump, se conoció hoy.
El principio de inviolabilidad de las fronteras debe ponerse en práctica para todos y en cada caso, consideró el político socialdemócrata.
Tenemos justificadas preocupaciones en materia de seguridad que debemos debatir entre todos en el marco de la OTAN, pero considero que debemos aumentar la presencia de esa alianza en Groenlandia, subrayó Scholz.
Los cambios en el clima también introducen transformaciones en la región del Ártico y abren nuevas vías de navegación que despiertan gran interés de Rusia y China, comentó el jefe de gobierno germano.
Medios de prensa destacan aquí que Rusia cuenta con más de la mitad de las costas colindantes con el Ártico y posee una flota de al menos 10 grandes rompehielos activos, incluidos los de propulsión nuclear, que le permitieron aumentar el tráfico de mercancías por esa ruta hacia Asia.
Sin fronteras con la región ártica, China muestra gran interés en diversificar las rutas de acceso de sus mercancías a Europa y coordina con Rusia el traslado de estas por esa vía marítima, cuando crece la inestabilidad en el Mar Rojo para el comercio por el canal de Suez.
Como canciller federal de una gran potencia de la Unión Europea, considero mi deber hablar claramente, cuando se lanza un desafío a un pequeño estado como el de Dinamarca, declaró Scholz, en clara alusión a las pretensiones mostradas por Trump respecto a la isla helada.
Groenlandia es una autonomía bajo jurisdicción danesa, con al menos una base militar estadounidense que ahora cuenta con apenas 200 militares, pero su gobierno se pronuncia diametralmente en contra de pertenecer de alguna forma a Estados Unidos.
En su momento, Trump consideró que su país debe tomar el control de la mayor isla del planeta para reforzar la seguridad nacional norteamericana y amenazó con represalias económicas a Copenhague si se niega a permitirlo.