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Nicolasa Rivas, madre de cinco hijos desaparecidos en la masacre perpetrada en un lugar conocido como La Conacastada, hecho ocurrido del 18 al 26 de agosto de 1982, durante el operativo militar “Teniente Coronel Mario Azenón Palma”. Foto Diario Co Latino/Cortesía

“Algún día voy a encontrar mis hijos ya sea vivos o muertos”: Nicolasa Rivas

Alma Vilches
@AlmaCoLatino

Nicolasa Rivas es madre de cinco hijos desaparecidos en la masacre perpetrada en un lugar conocido como La Conacastada, uno de los 1,105 casos reportados en la Asociación Pro-Búsqueda. El hecho ocurrió del 18 al 26 de agosto de 1982, durante el operativo militar “Teniente Coronel Mario Azenón Palma”, desplegado en varios cantones del departamento de San Vicente, que obligó a un gran número de familias a huir de sus viviendas y refugiarse en las faldas del volcán Chinchontepec. 

“Soy madre de José Vicente, Juana Noemí, Rosa Vilma, Norma y Gladys Suleyma, y algún día voy a encontrar mis hijos ya sea vivos o muertos. Con los fiscales fuimos a La Conacastada donde fue la masacre, ahí encontraron un pedazo de hierro de las bombas que nos tiraban. Si ahora en este proceso de abusivos ellos han desaparecido (los militares) y no dicen la verdad, es porque no quieren, no porque ellos no sepan”, afirmó la madre de los cinco niños desaparecidos, durante un foro virtual con el cual Pro-Búsqueda conmemoró el 26 aniversario de fundación.

Según Rivas, después de huir durante varios días, junto a otras familias se refugiaron en la zona conocida como “Las Pilitas”, cantón El Caracol, en San Vicente, pero su hijo y cuatro hijas no lograron escapar, luego regresó al lugar de la masacre encontrando muchos cuerpos, sin embargo, desde esa fecha los menores no aparecieron. En 1992 denunció su caso en la Comisión de la Verdad, dos años después se abrió el expediente en la Asociación Pro-Búsqueda, por la Desaparición Forzada de sus hijos, donde se inició con la recolección de datos e información.

Durante 2012 se interpuso en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la denuncia por la desaparición de tres de los cinco hermanos Rivas, ya que no fueron encontradas dos partidas de nacimiento de los menores; en los próximos meses acudirán a la instancia internacional para continuar con la investigación.

La Asociación Pro-Búsqueda realiza el foro virtual: “Investigación de la desaparición de niñas, niños durante la masacre La Conacastada, San Vicente, 1982”. Foto Diario Co Latino/ Cortesía1982”.

Rivas pidió abrir los archivos militares porque solo de esa forma será posible conocer la verdad, pero hasta la vez no hay resultados. “Me siento contenta cada vez que encuentran un niño, primero Dios algún día voy a encontrar los míos, mucha gente se desanima y no quiere seguir en los casos porque no les dicen nada, pero hay que seguir luchando y no echarse para atrás”, recomendó.

El director ejecutivo de la Asociación Pro-Búsqueda, Eduardo García explicó que como parte del 26 aniversario de fundación, se ha elaborado la investigación “Huellas de la Memoria”, que recopila una serie de testimonios de las víctimas del operativo militar “Teniente Mario Azenón Palma”, San Vicente, 1982, donde bajo el acompañamiento psicosocial se recorrió el lugar de los hechos, dejando que las personas narren lo sucedido; además, considera importante las declaraciones de los sobrevivientes dadas ante instancias judiciales y organismos internacionales de derechos humanos.

“Gracias al esfuerzo de desclasificar los documentos de la CIA se dibuja otro rostro en esta investigación, apoyándonos en recortes de prensa, testimonios e información brindada por la misma Fuerza Armada para describir el operativo militar, con base a documentos brindado por la oficina de Acceso a la Información y documentos confidentes se hizo un listado de las personas responsables no solo de las acciones, sino de las guarniciones que participaron en el operativo”, dijo García. Asimismo, en la investigación se tomó en cuenta la parte científica, mediante la georreferenciación la cual permite hacer levantamientos topográficos, y establecer la altura en que estaban los testigos, para evitar lo sucedido con los defensores en el caso de la masacre El Mozote, donde cuestionaban a los campesinos si entendían de kilómetros y metros, con el objetivo de confundirlos y desvirtuar sus declaraciones.

Pro-Búsqueda surgió a iniciativa del sacerdote jesuita Jon Cortina, quien en 1994, finalizada la guerra en el país conoció de la desaparición forzada de las niñas y los niños a través de los testimonios de habitantes de Guarjila y otras comunidades del departamento de Chalatenango, preocupado por la situación que afectaba el tejido personal, familiar y comunitario, asumió el reto de acompañar a los familiares en la búsqueda de la verdad y la justicia para estas familias.

Hasta diciembre de 2019 Pro-Búsqueda recibió 1,105 casos de niños desaparecidos, de los cuales, 451 se resolvieron, 282 han terminado en un reencuentro, 87 fueron resueltos como fallecidos y 554 aún están en investigación; además, ha logrado que en 3 ocasiones se condene al Estado salvadoreño en instancias internacionales, y cuentas de la desaparición de la niñez en el país.

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