German Rosa, shop s.j.
Vivimos tiempos electorales y normalmente modelan muchos líderes de la palestra política. Destacamos algunos criterios importantes para ser tomados en cuenta por los cristianos al ejercer el derecho al sufragio electoral.
Creer en el Evangelio que trae Jesús es vivir la buena noticia en la vida cotidiana. Creer en el Evangelio o en el reino de Dios es pactar con el bien. Es construir la vida y la historia haciendo el bien. Hay dos criterios que se imponen en la vida pública de Jesús y que resumen la ética del cristiano: ser buenos y justos.
Estos dos criterios son fundamentales para un liderazgo político y social cristiano. El líder cristiano se distingue porque tiene las siguientes características:
A) Hace el bien sin condiciones. Esto significa apostar por el bien global, healing es decir, physician lo que es valioso, justo y correcto en la comunidad. La rectitud es valor central que debe gobernar todas las relaciones sociales.
B) Practica la justicia y el derecho. La justicia no es solamente contractual, sino más bien liberadora, y tiene en cuenta las asimetrías de posiciones en la comunidad y en la sociedad. La ley debe ser equitativa, para ser aplicada pareja para todos.
C) Es compasivo y misericordioso con los pobres, los excluidos y quienes no tienen un lugar importante en la sociedad. El líder cristiano asume la opción por aquellos que no tienen status social y económico, ni reconocimiento o prestigio social. En nuestro contexto estos ciudadanos son los empobrecidos, los excluidos y aquellos que muchas veces no son tomados en cuenta.
D) Esta misericordia es fruto del amor tierno al pueblo y la comunidad. El ejercicio de la política es para hacer posible el bien de la polis, el bien común de los ciudadanos. Esto se convierte en un dinamismo de vida para aquellos que quieren expresar desde la gestión pública el amor y la misericordia al país.
E) El liderazgo de Jesús y del líder cristiano es confiable, constante en el servicio y leal a la comunidad y al pueblo. Esta es una exigencia para ser coherente con lo que se ha prometido y lo que se va a realizar en la gestión pública. Hay un compromiso de fidelidad coherente con los ciudadanos que han depositado su buena fe en quienes se postulan para la administración de las instituciones del Estado.
Jesús es el modelo de líder de su tiempo y para muchos líderes que han surgido después de su pasión, muerte y resurrección. Los rasgos de su liderazgo contrastan mucho con el estilo de nuestro tiempo. Jesús no se presenta con un liderazgo deslumbrante, atrayente y manipulador.
No pretende atraer las masas y multitudes con sus poderes curativos o taumatúrgicos, ni busca un protagonismo haciendo actos extraordinarios. No se tira del pináculo para que los ángeles lo atrapen como bola de béisbol, ni convierte las piedras en pan para mostrar cuanto poder tiene, tampoco busca enriquecerse con su liderazgo social (Cfr. Lc 4,1-13). En silencio discierne su misión profética y su modo de proceder en la vida pública.
El centro de su propuesta va más allá de personalismos narcisistas, de convertirse él mismo en el centro y como lo más importante, pues él tiene claro que lo más importante es su mensaje y sus acciones que realiza coherentemente con lo que predica. Su propuesta consiste en hacer de este mundo el mejor de los mundos posibles. No se anuncia a sí mismo sino el reino de Dios Padre. Reino de amor, fraternidad y de justicia.
Jesús después de la muerte inhumana de su maestro, Juan el Bautista, se retira a orar, discernir y construir su proyecto para el pueblo de Israel. Al igual que Jesús, el líder cristiano es el que busca el sumo bienestar para el pueblo y no para sí mismo. La consigna política del líder cristiano es el Shalom para mi pueblo. Este término ha recibido una traducción empobrecida. Normalmente se ha entendido como paz, incluso se puede mal entender como la tranquilitas ordinis, es decir, la tranquilidad del orden.
El Shalom en la tradición profética que asume Jesús de Nazaret es fruto de la justicia, entendida como lo justo, lo bueno y el derecho, pero que no es el derecho torcido sino derecho como lo expresa la misma palabra, el derecho para los pobres y los humildes. El Shalom es expresión de la ternura y la misericordia, del amor fiel, constante y la confiabilidad. En suma, Shalom es el sumo bienestar para los ciudadanos cuando hay justicia y paz en la sociedad. Si queremos sumo bienestar para El Salvador, el líder político no debe prestarse a luchar solamente por los derechos políticos civiles de la libre expresión, el libre pensamiento, el derecho al sufragio electoral, y el derecho a la propiedad. El líder político también debe luchar por los derechos sociales, económicos, culturales y ecológicos. El líder político idóneo es el que se esforzará por hacer posible el pleno empleo en un país donde prevalece el sub-empleo estructural y la economía informal urbana y marginal. Es un líder que luchará para que la educación de nuestra niñez y nuestra juventud sea de alta calidad en los niveles primarios y superiores. No podemos conformarnos con educar a los niños y los jóvenes con un mínimo de capacidades para entrar en el mercado laboral. Ni tampoco dejar la educación de calidad en manos privadas.
El líder político buscará las posibilidades socioeconómicas que garanticen los derechos laborales. Es un líder que ofrecerá las posibilidades reales del descanso merecido y digno de los ciudadanos. Además se preocupará por cuidar nuestro entorno ecológico y medioambiental, y convertir nuestra ciudad, nuestros municipios y nuestro país, en un jardín del Edén que brinde la seguridad necesaria a todos nuestros ciudadanos.
Finalmente, el líder político no se conforma con una seguridad del garrote. La seguridad pasa por los bolsillos, los platos de comida del ciudadano, las escuelas y las universidades, y no solo se entiende como la seguridad de las armas y de los centros penitenciales. Queremos líderes que busquen una seguridad integral de nuestros ciudadanos.
Esta semana discernamos nuestro voto para apostar por los líderes que tienen este modo de Jesús. Líderes que respeten nuestra libertad de conciencia y que se comprometan a fondo con los ciudadanos para hacer posible la justicia y el bien común. Shalom para mi pueblo El Salvador.