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Yaneth Estrada
@caricheop
El padre Ariel Cruz llamó a la feligresía, en la cripta de Catedral Metropolitana, a tomar compromisos, a asumir alianzas para sacar adelante a la sociedad, llevarla por el camino de la fe y llegar al Reino de los Cielos.
Asimismo, el religioso comparó a la Iglesia con la construcción del matrimonio, pero no como un simple acto de celebración, sino que como un compromiso, que se consagra en La Biblia y en la Iglesia. Es así, como el Dios Padre amó la Iglesia, la Esposa del Cordero, pero antes debe consagrarse para llegar al reino de los cielos Blanca, pura y sin mancha.
Y todos estamos invitados a esta celebración, que no es cualquier boda. Dios nos quiere salvar a todos, pero antes debemos hacer de esta sociedad pecadora, una esposa digna de su hijo. Como dijo monseñor Romero, “la redención es la base para llegar al Reino de los Cielos”. Pero cómo hacemos para entrar a esta celebración se preguntaran, “primero debemos aceptar a Dios en nuestras vidas, asumir esos compromisos, esas alianzas, esa redención, para luego llevar a otros”.
A la luz de la Biblia
Ahora bien, la imagen y el simbolismo del matrimonio, se aplican a Cristo y al cuerpo de creyentes conocido como la iglesia. La Iglesia está compuesta por todos aquellos que han confiado en Jesucristo como su salvador personal y que han recibido la vida eterna. Cristo, el esposo, con mucho sacrificio y con amor, ha escogido a la Iglesia para ser Su esposa (Efesios 5:25-27).
Tal como hubo un período de desposarse en tiempos bíblicos, durante el cual la novia y el novio estaban separados hasta la boda, asimismo, la esposa de Cristo está separada de su esposo durante la era de la Iglesia. La responsabilidad de la novia durante el período de esponsales, es ser fiel a Él (2 Corintios 11:2; Efesios 5:24).
Es entonces cuando Apocalipsis 19:7 dice “gocémonos y alegrémonos y démosle gloria, porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado”. De ahí la exhortación para estar preparados y vivir una vida de compromiso y santidad.
