Por Bertrand Pinon
París/AFP
Un proyecto de acuerdo para poner fin a una huelga del transporte ferroviario trajo este martes un poco de alivio en Francia, aún bajo tensión por la crisis social y por los riesgos de atentado cuando faltan tres días para el inicio de la Eurocopa.
Ese posible final de huelga le quitaría una espina al gobierno socialista, enfrentado desde hace tres meses a una revuelta social contra su proyecto de reforma laboral, y que ahora está amenazado por otra huelga, la de los pilotos de Air France.
«Llega un momento en que hay que saber detener una huelga», dijo el presidente francés, François Hollande, quien llamó -citando las palabras del dirigente comunista Maurice Thorez en 1936- a poner fin a la huelga de los ferroviarios, que dura ya siete días y está centrada en reivindicaciones sobre el tiempo de trabajo.
Esta huelga perturba el tráfico ferroviario interior, y si se mantuviera durante la Eurocopa, complicaría los desplazamientos en Francia de las decenas de miles de personas que acuden al país para asistir a la competición.
Tras una noche de largas negociaciones, se llegó a un proyecto de acuerdo, que aún debe ser firmado por los sindicatos.
El presidente de la compañía ferroviaria nacional, la SNCF, Guillaume Pepy, dijo que este acuerdo «debe permitir una salida total de la huelga».
Pero todo depende aún de la posición del sindicato contestatario CGT, mayoritario en la SNCF. Su líder, Philippe Martinez, se ha impuesto en Francia como el principal opositor a la reforma laboral que propone el ejecutivo.
El final de la huelga de ferroviarios no acabaría, en cambio, con los múltiples conflictos sociales que recorren Francia.
En el sector del transporte aéreo, prosiguen las negociaciones en Air France para intentar evitar una huelga por reivindicaciones salariales de tres días de los pilotos, a partir del sábado, un día después del inicio de la Eurocopa.
Y también persisten las huelgas contra la reforma laboral en los sectores petrolero -con varias refinerías paradas-, en los puertos y estibadores, en la recogida de basuras o en la energía.
Una nueva jornada de acción contra el proyecto de reforma laboral está prevista el 14 de junio, con una manifestación nacional en París.
Frente al gobierno que defiende de forma inflexible su «Ley del Trabajo», los sindicatos exigen su «retirada». Entre ambas posiciones no parece fácil hallar una salida honorable para unos y otros.
Miedo a los atentados
Pese a la impopularidad récord del gobierno, una mayoría de franceses (54%) desaprueba las huelgas y manifestaciones, según un sondeo publicado el domingo.
La presión para apaciguar el frente social es grande, ya que al mismo tiempo el país afronta la Eurocopa temeroso de que se produzcan atentados, meses después de los ataques yihadistas del 13 de noviembre en París (130 muertos).
Esas preocupaciones crecieron después de que los servicios secretos ucranianos anunciaran que detuvieron en mayo a un francés que preparaba hasta 15 atentados en Francia para perpetrarlos antes y durante la Eurocopa de fútbol, y a quien incautaron un arsenal de guerra.
El individuo pensaba atacar una mezquita, una sinagoga y centros de impuestos en Francia durante la competición, según los servicios secretos ucranianos (SUB).
Sin embargo, los investigadores franceses no cuentan todavía con nada que «confirme o desmienta una eventual pista terrorista».
El estado de emergencia en vigor desde noviembre ha sido prolongado hasta fines de julio y, al acercarse la Eurocopa, Francia ha desplegado «todos los medios» para descartar el riesgo de atentados, según el presidente Hollande.
Unos 90.000 policías, gendarmes y agentes de seguridad serán movilizados para garantizar la seguridad en los estadios y en las zonas de aficionados de 10 ciudades que albergan la competición y que recibirán a miles de seguidores.