dpa
Almudena Bernabeu, ed abogada española oriunda de Valencia y querellante en el proceso por el asesinato de seis sacerdotes jesuitas en El Salvador en 1989, aseguró a dpa que el asesinato en 1980 del Arzobispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero, clasificado como un crimen de lesa humanidad, “fue como matar a todo El Salvador”.
Romero (1917-1980) fue un obispo conservador que al tomar posesión como arzobispo de San Salvador en 1977, época de grave represión por parte de la dictadura militar, se convirtió en un agudo defensor de los derechos humanos, lo que le valió la condena a muerte de la extrema derecha, que lo asesinó frente al altar en el que practicaba la eucaristía el 24 de marzo de 1980.
En enero de este año el Vaticano lo declaró mártir sacrificado por odio a la fe, con lo que se espera que Romero sea beatificado este mismo 2015 en San Salvador.
“Si de verdad había un ejemplo, un ícono de justicia y reconciliación en El Salvador, es la persona de Oscar ArnulfoRomero”, afirmó la abogada valenciana, que añadió que “su muerte simboliza la muerte y el dolor de muchos”.
“Creo que empezar este proceso de canonización, reconocer su pelea, lo que él creyó y el modo en que vivió, es fundamental para El Salvador”, agregó.
Bernabeu, por otra parte, instó al Estado de El Salvador a terminar con la impunidad existente sobre los crímenes de guerra y de lesa humanidad durante la guerra civil (1980-1992) luego de la amnistía promulgada en 1993 por el entonces presidente Alfredo Cristiani.
“En la edad media era posible tener un santo sin tener justicia, pero en 2015 eso es imposible. Esto es imparable, yo lo que creo es que esto es otro paso más en un proceso de búsqueda de la verdad en el que está inmerso El Salvador”, acotó Bernabeu, quien en como integrante del Centro de Justicia y Responsabilidad (CJA, por sus siglas en inglés) ha procesado y ganado sonados juicios civiles en Estados Unidos contra esbirros latinoamericanos.
Bernabeu llevó ante la justicia de en Fresno, California, el caso de Álvaro Saravia, uno de los autores intelectuales del magnicidio del arzobispo Oscar Arnulfo Romero. Saravia está prófugo de la justicia norteamericana, pero debe pagar millonarias indemnizaciones.
Por otra parte, la activa abogada informó que el juicio por los seis jesuitas asesinados en 1989 por soldados salvadoreños, entre los que se encontraban el teólogo de la Liberación Ignacio Ellacuría y cuatro españoles más, podría abrirse en Madrid, dado que un alto oficial salvadoreño -Orlando Inocente Montano- que guarda prisión en Boston, Estados Unidos, podría ser extraditado a España.
“Estamos trabajando mucho porque se materialice la extradición hacia España”, dijo, y añadió que “lo único que puedo adelantar sin entrar en muchos detalles es que estamos en las conversaciones finales de cara a que tenga lugar esa extradición, así que estamos en la recta final y preparándonos para una respuesta definitiva por parte de las autoridades estadounidenses”.
“Entonces, el juicio en España se podría realizar al mismo tiempo que se beatifica a monseñor Romero. Va a ser un año muy especial y de transformación para El Salvador”, apuntó la querellante.
“Si se extradita a Montano a España, se abriría el proceso y se abriría el juicio; la legislación española pone como requisito la presencia física de alguno de los imputados para que ello ocurra. Ya no le correspondería al juez Eloy Velazco, de la Audiencia Nacional de España, sino a un tribunal colegiado con tres jueces, quienes conocerían las pruebas que hemos aportado de parte de las familias de las víctimas”, explicó.
“Esto implica que se presentarían testigos adicionales, prueba adicional, y por supuesto, el imputado presentaría su propia línea de defensa porque hasta ahora ninguno de los imputados ha querido defenderse. Por supuesto, todos los derechos de Montano estarían protegidos, en el sentido de que presentaría a sus abogados y sus testigos. Tendría un veredicto de culpabilidad, si Dios permite. Que sería el primer juicio de culpabilidad en el caso de los jesuitas”, afirmó finalmente.
El asesinato de Ignacio Ellacuría, del resto de los jesuitas y de dos mujeres colaboradoras el 16 de noviembre de 1989 conmocionó al mundo. Estados Unidos condicionó como nunca la ayuda militar al régimen, lo que posibilitó una salida negociada del conflicto por medio de los auspicios de Naciones Unidas (ONU). El 16 de enero de 1992 el gobierno de Cristiani y la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) firmaron el Acuerdo de Paz de Chapultepec, que dio inicio a un arduo proceso de democratización que está vigente.