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ALTO A LA VIOLENCIA INSTITUCIONAL Y SOCIAL CONTRA LAS MUJERES

Por: Licenciada Norma Guevara de Ramirios

El 25 de noviembre se celebra el Día Internacional de la No Violencia contra las Mujeres. Para nuestro país, de contraste entre realidad y fantasía, entre verdad y mentira, este año es apropiado para reclamar respeto a los derechos de las mujeres.

La violencia contra las mujeres es un mal de la humanidad que a lo largo de los tiempos cambia de forma, pero que es una realidad viva y deshumanizante, y su reconocimiento ha sido la base para que instancias estatales, cuando son dirigidas por personas con algún sentido de justicia y humanismo, proclamen instrumentos jurídicos para exigir respeto a la dignidad de las mujeres.

Naciones Unidas adoptó, este día para conmemorar la No Violencia contra las mujeres, a partir de un hecho contemporáneo repugnante, como fue el asesinato de las Hermanas Mirabal en Republica Dominicana; en El Salvador, la Asamblea Legislativa lo tomó también para declararlo Día Nacional de la NO  Violencia contra las Mujeres y, a partir de ese momento, otros instrumentos jurídicos para proteger a las niñas, las adolescentes y las mujeres; pero en este terreno, el país va en franco retroceso con el gobierno de turno y sus diputados.

La ONU afirma que una de cada tres mujeres sufre violencia sexual o física al menos una vez a lo largo de su vida; y que tanto la pandemia del COVID19, como el cambio climático, han exacerbado las posibilidades de sufrir violencia y generado nuevas amenazas, de allí su llamado a los Estados a invertir en la lucha contra la violencia contra las niñas, adolescentes y mujeres en el mundo.

Sufrir, como sufren ahora las mujeres en Palestina, en todos los lugares donde la pandemia de la guerra azota, por  acaparar recursos naturales para las grandes empresas capitalistas, es un crimen.

En nuestro país, saber que mujeres de distinta condición social han sido capturadas injustamente y algunas han parido y crían a sus hijos e hijas en la cárcel es un grito para levantar la voz, la protesta y también la solidaridad.

Saber que entre los despedidos de instancias gubernamentales que les privan del derecho al trabajo, son miles de mujeres, incluso madres solteras.  Es indignante ver como la hipocresía, las políticas que propagandiza el gobierno usando la figura de la esposa del presidente de la República.

¿Cómo nacer con cariño en una cárcel?

¿Cómo vivir con cariño sin qué comer?

Sufren con los hijos el corazón de las madres, porque en el momento actual los gobernantes de turno usan el poder para ejercer violencia y no para proteger a las mujeres de su integridad, de su salud, de su derecho al trabajo, de su derecho a una justicia imparcial.

El momento también es apropiado para que, desde quienes estemos en favor de un cambio que detenga el deterioro de las instituciones y la violación de leyes que nos protegen, y fueron conseguidas con lucha, hagamos la diferencia exigiendo a quienes se postulan a cargos donde se toman decisiones, como la Asamblea Legislativa, los concejos municipales, el Parlamento Centroamericana y la presidencia de la República, se comprometan a detener los deterioros institucionales y a respetar los derechos de las mujeres.

Es propicio para reflexionar sobre en quién confiamos para nuestra propia protección, y decidamos en libertad  a quien respaldar en los comicios del año que viene.

Violencia estatal es la que ejercen soldados contra niñas, policías en contra de las mujeres, funcionarios que ignoran las demandas de las mujeres; violencia es el uso abusivo de los fondos públicos para presentar un país que en la realidad no lo tenemos.

Cuando se restablezcan las casas de espera materna, cuando se pague su escalafón a los maestros y al personal de salud, cuando se considere que los policías soldados y custodios respeten, cuando se preste atención a la salud reproductiva, cuando se persiga sin tregua a los violadores y a quienes ejercen violencia intrafamiliar; entonces será un país mejor, que no lo es por ser sede de un certamen de belleza.

Por un país donde se respeten los derechos de todos y se disminuya y elimine la violencia de género, entonces será un país modelo. Eso se alcanzará con lucha y las mujeres debemos ser en ese camino protagonistas, para hacer que se respeten nuestros derechos.

Mi saludo a las que luchan, mi solidaridad a las que sufren, mi llamado a que caminemos juntas para eliminar la violencia contra las mujeres.

 

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