Yaneth Estrada
@caricheop
El alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Zeid Ra’ad Al Hussein en su discurso anual ante la Sesión 37 del Consejo de Derechos Humanos destacó que “la situación de las mujeres y las niñas en El Salvador es profundamente preocupante, ya que las tasas de homicidio y violencia contra las mujeres figuran entre las más altas de la región y, con frecuencia, se cometen con impunidad”.
“Durante mi misión en El Salvador en noviembre pasado me conmovió el impacto draconiano de la prohibición absoluta del aborto. Desde octubre del año pasado al menos 159 mujeres han sido encarceladas desde 1998 bajo esta legislación, más de 20 de ellas por “homicidio agravado” y condenadas a entre 30 y 40 años de cárcel“, recalcó el experto del derecho penal.
Añadió que “una y otra vez, siempre son los pobres quienes, al no tener acceso a una buena asesoría legal, sin conexiones familiares, sin dinero para viajar fuera del país, sufren terriblemente, siempre, siempre los pobres”.
Al Hussein recordó que “una mujer joven, a quien conocí estando detenida en Ilopango, fue liberada recientemente tras la conmutación de su sentencia de 30 años de cárcel. Sin embargo, no ha sido declarada inocente, y no ha recibido ninguna reparación por los más de 10 años que ha pasado en la cárcel. El saber de que muchos en el país quieren elevar la pena a 50 años, demuestra cuán crueles podemos ser los humanos y la necesidad indiscutible de los derechos humanos”, dijo.
Asimismo, recomendó que “El Salvador debe suspender la aplicación de esta legislación mal concebida e inmediatamente revisar todos los casos en que las mujeres han sido detenidas por delitos relacionados con el aborto”.
El alto comisionado continuó su intervención ante el Consejo de
Derechos Humanos resaltando que hoy día, en muchas partes del mundo, se requiere de “mucho coraje para defender los derechos de las mujeres, incluyendo sus derechos sexuales y reproductivos”, ya que las mujeres continúan sufriendo de legislaciones cada vez más agresivas y amenazas en contra de quienes defienden sus derechos.
“En todos los lugares que he visitado, he tenido el privilegio de conocer mujeres que desafían las restricciones a su libertad. Estas mujeres luchadoras y poderosas nos enseñan, de hecho, me han enseñado, que cada individuo puede ayudar a reconstruir la sociedad y el mundo”, señaló.
Como conclusión, felicitó a los numerosos movimientos de la sociedad civil que luchan por la decencia y el respeto de los derechos humanos, incluyendo los derechos de los pueblos indígenas y de las personas LGBTI.