Licenciada Norma Guevara de Ramirios
Quien tenga ingresos altos ignora la tragedia que vive la mayor parte de la población de nuestro país para sobrevivir, para alimentarse, para pagar alquiler de casa, el transporte, las medicinas, ni decir para recrearse.
El alza de precios alcanza niveles nunca vistos, 12.2% en los alimentos en el inicio de 2023. Mientras, el desempleo y los bajos salarios son la realidad cotidiana de las mayorías. Y ya veníamos del año anterior con la mayor alza desde los años 90 del siglo pasado.
Los precios del maíz, frijol, arroz, aceite, lácteos, verduras y frutas han subido tanto que explican el alza de las tortillas, las pupusas y la comida en general. Antes con un dólar se podía comprar 20 tortillas, ahora son 14 y de menor tamaño. Igual pasa con el pan, menos unidades por un dólar y con menor peso.
El pago de transporte por el impacto del alza de los combustibles, impacta también a la gente con menos ingresos, es decir, a las mayorías; y, en el caso del transporte público, se cierne la amenaza de ver suspendidas determinadas rutas, con lo que se obliga a la gente a acudir a otras formas más caras para trasladarse.
Los salarios se mantienen congelados, los despidos en las instituciones públicas se mantienen, el cierre de fuentes de ingreso en el comercio informal también. Con menos ingresos y con precios más altos en los alquileres, los servicios de agua, energía, alimentos, medicamentos, la situación real de las familias se vuelve dramática.
¿Que nos espera? Más pobreza, hambre y problemas sociales asociados. Mientras, el gobierno invierte dinero en propaganda, y derrocha los fondos en obras que buscan únicamente imagen.
¿Se ha pensado acaso en disminuir las importaciones de alimentos apoyando a los productores agrícolas y ganaderos? ¿En reducir tributos al combustible, y fomentar las micro y pequeñas empresas generadoras de empleo? ¿En mejorar los salarios?
Parece que al gobierno únicamente le importa mejorar su imagen, vendiendo la idea de seguridad y de construcción de cárcel, y ni siquiera alimenta a los detenidos, siendo obligación del estado darles alimento, y asegurar su salud.
Las noticias originadas en Costa Rica nos informan que el Estado, en ese país, redujo el impuesto al valor agregado a una canasta de productos que incluyen alimentos y otros, que para nuestro país no forman parte de nuestra canasta básica; eso tiene como efecto que los precios de algunos productos alimenticios y de consumo popular bajaran los precios.
Uno se pregunta: ¿El gobierno de nuestro país puede tomar una medida similar a la de Costa Rica?
Una medida así requiere que quienes gobiernan conozcan las necesidades del pueblo y se pongan del lado de las mayorías. Y ha trascendido que entre las recomendaciones que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha hecho al gobierno, frente a los problemas financieros, es quitar el subsidio al gas propano, lo que sería un golpe más en la producción de alimentos, en casa y en el comercio.
Se requiere, en el ámbito popular, que se generen espacios de comunicación directa de vecinos, en los que se compartan los problemas, se analice su origen y posibles soluciones, las expectativas de que surja organización para producir bienes de subsistencia, para compras colectivas, para cooperar entre vecinos y para tomar clara conciencia de la realidad, que nos lleve a exigir medidas de política nacional que beneficien al pueblo.
Solo así sabremos que la delincuencia se sube a los buses a robar teléfonos, que hay asaltos a viviendas, que el ejército y policía allanan e intimidan y que la gente guarda silencio por temor. Pero superar las necesidades requerirá vencer la indiferencia, recuperar valores como la solidaridad e inventiva para salir adelante y exigir juntos políticas públicas, que aminoren los efectos negativos de tanta inflación.
La inmovilidad y el silencio, el cierre de espacios informativos, encarece el otro bien superior que es nuestra libertad, nuestro derecho a la democracia, y en ella es que podemos hacer frente a la adversidad.
Unirnos para luchar y recuperar condiciones de vida digna para las mayorías, eso necesitamos frente al alto costo de la vida, pues se necesitará de soluciones de país distintas a las cárceles de lujo que nos presentan como señal de avance, mientras faltan las tortillas y los frijoles en el plato de millones de salvadoreños.
Exijamos reducción de impuestos que pagamos las mayorías y políticas de apoyo a la agricultura, la ganadería, reducción de precios en los alimentos, porque los anuncios indican que el alza que hoy experimentamos será mayor, si no cambiamos el rumbo por el que nos lleva el gobierno.