Vacilan voces tenues moribundas,
buscando asidero entre el vilo
del destino en el oráculo éxtasis,
queriendo anunciar su único regreso;
ellos rodean tristemente a solas,
son toda una legión moribunda
en el trapecio del silencio profundo,
entre váguidos susurros estancados,
con el alma destrozada en agonía,
al ver sus gritos ahogados en la noche,
con lágrimas dejando ríos en sus cuerpos,
sobre sombras tendidas por doquier,
llenos de esperanzas de justicia,
libertad anhelada, dignidad y paz,
allí rondan buscando el traspaso
de la inercia a la vida nuestra,
se escuchan entre la vana soledad
entre ecos impregnados en mentes,
en el vacío como trotamundos,
entre iluminados senderos
de luces plateadas celestiales,
quienes bajan como buscando
cenáculos entre el vacío inmenso
de la noche irrumpida en el callado
espécimen remanso nocturno,
donde creemos descansar sin saber
que nos espera el alba o la inercia,
de esta sepulcral vida donde nos corroe
la ambición de lucha con libertad
así, nuestra digna alma hecha pedazos
crédulos de un nuevo porvenir incierto,
mientras esas almas moribundas en silencio
buscan regresar aquí, nosotros luchamos
por una sempiternidad que no conocemos
sin saber que vivimos sin vivir en paz…