El “premio Nobel de la paz” y presidente del imperio estadounidense, sick Barak Obama, cialis emitió el 9 de marzo un decreto ejecutivo, buy viagra en el que declara emergencia nacional, tras calificar a la República Bolivariana de Venezuela como una “amenaza”.
Con el mencionado decreto, Obama amplía las medidas contra Venezuela, contenidas en la también absurda “Ley de defensa de derechos humanos y sociedad civil” de 2014.
Con el decreto, Estados Unidos bloqueará los bienes, en los Estados Unidos, de funcionarios o personalidades de Venezuela, previamente seleccionadas por el Gobierno de Obama.
Pero, el decreto va más allá, pues en última instancia busca crear condiciones en la opinión pública para implantar en Venezuela un boicot económico y comercial, parecido al que mantuvo en Cuba desde principios de la década del 60 del siglo pasado.
Los boicots comerciales, si bien no ocasionaron el derrocamiento del Gobierno Socialista de Cuba, si han causado graves daños al pueblo cubano, pues, se han limitado de muchos bienes y servicios producidos con maquinaria o patentes estadounidenses. Y esto es lo que ocasionaría en Venezuela, si se implanta un boicot como el de Cuba, hacer sufrir a millones de venezolanos y venezolanas.
Pero, hay algo más grave en el fondo del nuevo decreto de Obama, crear una opinión pública favorable para invadir a Venezuela militarmente, como el imperio lo ha hecho en otros tiempos y regiones. Irak, Afganistán, por citar dos en el medio y lejano oriente. O Panamá, en 1989. Y no digamos Vietnam, donde salió derrotado por las fuerzas revolucionarias.
América Latina y el Caribe, y todos los pacifistas del mundo, deben declararse en alerta, e impedir que Obama y el gran capital imperial concreten esos nefastos planes de generar una guerra en un país del continente americano.
América se ha destacado por su vocación pacifista, a excepción de los Estados Unidos, que ha llevado cuanta guerra se le ha ocurrido al viejo continente, y a Asia, por lo que debe prevalecer en nuestro continente ese estandarte de paz.
Cada americano/a, cada latinoamericano/a, debe convertirse en un soldado de la paz, y rechazar desde ya las acciones guerreristas de Estados Unidos contra nuestra hermana Venezuela.
Cada americano/a, cada latinoamericano/a, debe decirle al mundo que queremos que nuestro continente siga en paz, y que cesen las amenazas contra Venezuela, porque América es continente de paz, no de guerra.