Dr. H. Spencer Lewis
(Pasado Imperator de AMORC, No. 2
De la Revista El Rosacruz–Enero 1949)
No obstante que el amor ha de ser humanamente expresado y humanamente dirigido, es sin duda alguna, una emoción divina. Es la más divina, la más supremamente infinita de todas las emociones que cruzan por la consciencia humana.
El amor en su plenitud y perfección es -entre las dignidades esenciales del hombre- el máximo don de Dios. Constituyó la notable bendición del Ser Supremo a la definitiva y mayor de sus creaciones. El amor es aquello que convirtió al hombre en una imagen de su Creador, y lo hizo único en el universo.
Es el amor lo que constituye la eterna e imperecedera relación del hombre con Dios.
En las especies inferiores del reino animal, encontramos las emociones de adoración, de cariño o de valorización afectiva; pero esto no se acerca, ni en su esencia ni en sus efectos, a la emoción de amor que radica en la consciencia humana.
El perro, el caballo y otros animales de desarrolladas emociones domésticas pueden denotar altos grados de simpatía, aprecio, lealtad y amigable compañerismo. Esas emociones proceden de un elemental razonamiento, o de impulsos limitados.
El amor emerge de la intuición Cósmica, de la infinita inspiración; muy rara vez concuerda con el razonamiento finito, y jamás es un producto suyo.
El amor es creador. Sobrepasa toda expresión. No puede gastarse ni consumirse. Amor genera amor; va en pos de su propio poderío por todas partes, y se supera a sí mismo en su devoción.
El amor es reactivo. Perfecciona el ser del amante conforme este eleva su ideal de amor. Un amor por la belleza trae la belleza misma a una mayor realización. Un amor por la nobleza de la vida, ennoblece la experiencia. Un amor de los valores espirituales (en los contactos universales y humanos) acerca los valores espirituales a nuestra comprensión.
El amor es el poder ilimitado por cuyo medio el hombre está en capacidad de regular el destino de su vida, y es el mismo poder con el cual Dios regula el destino de su universo.
En la medida en que el hombre aumenta su amor, incrementa su entonamiento con Dios, porque el amor es la esencia de Dios en el hombre.
Tenemos mucho de qué dar gracias, en cada día y a cada hora de nuestras vidas. La vida misma es un don maravilloso, solo por virtud de nuestra herencia de amor.
Enfermedad Internacional
La enfermedad y el malestar del cuerpo humano son removidos por el poder curativo del amor infinito, cuando se le permite colmar la mente y la consciencia humanas. La enfermedad prospera cuando se suprime el amor. Melancolía, tristeza y tragedia, siguen como una estela a la inexpresión del amor.
Eso que es verdad para el cuerpo humano, lo es también para el organismo político. Como con los hombres, con las naciones, el amor es siempre positivo, nunca indiferente. La ausencia del amor permite manifestarse al odio, a la envidia, a los celos y al egoísmo.
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SUSPENSIÓN TEMPORAL DEL RITUAL DE AYUDA ESPIRITUAL
Se avisa que debido a la situación irregular que vive nuestro país, como la casi totalidad de los demás en el mundo, a causa de la llamada pandemia Coronavirus 19, esta actividad no se llevará a cabo hasta que se llegue a la normalidad en la vida cotidiana de las personas, instituciones y comercios y demás actividades del movimiento de la economía y los aspectos sociales. Oportunamente se anunciará el momento de la reanudación de este valioso Ritual de Ayuda Espiritual.