Marlon Chicas
El Tecleño Memorioso
“Si tú me quieres dame una sonrisa. Si no me quieres no me hagas caso. Pero si ahora tú me necesitas lo tengo que saber, y tú mi bien una señal me vas a dar” repite con insistencia el cantautor mexicano Roberto Jordán, desde la rocola de una extinta cafetería tecleña, mientras dos jovenzuelos comparten un sabroso batido, intercambiando tímidas miradas, influenciados por él Ángel del Amor.
Aún se respira con nostalgia esas épocas románticas de la Santa Tecla del ayer, en las reminiscencias del buen amigo Orlando Moran Castillo, cuando en la década de 1940 a 1950, era tradición de los jóvenes asistir a los parques Daniel Hernández y San Martín, encontrándose con bellas damiselas y apuestos galanes, en búsqueda de su príncipe azul o la dueña de su corazón, bajo un simpático ritual de cortejo en la que los caballeros se desplazaban en dirección de las agujas del reloj, mientras ellas en sentido opuesto, coincidían entre tiernas miradas y dulces sonrisas, entablándose una linda amistad, la que en ocasiones terminaba al pie del altar.
Luego surgió la práctica de los enamorados en citarse en famosas cafeterías o restaurantes de la ciudad, para el caso la Sorbetería La Florida de don Juan Pérez, contiguo al excine Olimpia. Otro lugar frecuentado por los enamorados de la época fue el Restorán Mansión Doré, frente a la residencia de la familia Arrieta, en lo que hoy se denomina Paseo El Carmen, de acuerdo con el dato proporcionado por él licenciado Moran Castillo.
Entre 1970 a 1980, la tradición continuó por parte de los embelesados adolescentes, acudiendo a reconocidas cafeterías, con el objetivo de convidar a las novias a consumir deliciosos batidos y comidas rápidas entre otros, uno de ellos fue la Cafetería La Internacional de doña Clarita Ventura Gomar de Tamayo (+), famosa entre la cipotada por su inigualable vaca negra o milkshake, horchata acompañada de deliciosos suspiros entre otras delicias, de acuerdo a los registros históricos de Añoranzas Tecleñas, a quien agradezco su apoyo al ceder fotografías e imágenes para esta crónica.
Por su parte, otros jóvenes con posibilidades económicas buscaban lugares más relajados como el Restaurante Memo´s de don Manuel Flores (+), con sus biombos calados, lámparas colgantes y sabrosa sopa de espárragos entre otras especialidades, el cual estuvo ubicado por años en el portal de La Nueva. Otro idílico lugar fue la Cafetería Géminis de doña Miriam Haydee Flores de Méndez (+), en un pequeño local sobre la intersección de la 8ª Avenida Norte y Calle Daniel Hernández.
Otras emblemáticas cafeterías que no pueden obviarse en esta crónica son: Cafetería Tín de don Agustín Landos, que inició operaciones en el local del extinto Casino Tecleño, visitado por parejas ávidas de deliciosas viandas; al costado oriente del Parque San Martín, los flechados por Cupido, se reunían en el Merendero Tecleño de doña Cecy Deresinsky Trigueros (+), sin faltar la Cafetería La Tortuga Veloz de la familia Angulo, que se ubicó en la 4ª calle poniente, frente a la casa de doña Carmen de Rochi. En conclusión, los anteriores restaurantes y cafeterías tecleñas guardan y guardaran en su interior bellos recuerdos de amores juveniles.
Gratas reminiscencias traerá esta crónica a su memoria amigo y amiga lector, de estos negocios, que marcaron la vida de aquellas parejas adolescentes y adultos jóvenes, con el sublime sentimiento creado por Dios, hacia los seres humanos, los que un día se juraron amor eterno al pie de un altar, con el solemne juramento “Hasta que la muerte nos separe”.