Santiago de Chile/Prensa Latina
El gobierno chileno, legisladores y políticos condenaron el asalto policial a la embajada de México en Ecuador y la detención del exvicepresidente Jorge Glas, quien había solicitado asilo en dicha misión diplomática.
“Toda nuestra solidaridad con México ante la inaceptable violación de su soberanía mediante la irrupción de la policía ecuatoriana en la embajada en Quito. Un abrazo fraterno @lopezobrador”, escribió el presidente de Chile, Gabriel Boric, en un mensaje publicado hoy en su cuenta de X.
Mientras, el ministro de Relaciones Exteriores Alberto van Klaveren se comunicó con su par de México, Alicia Bárcena, para expresarle su apoyo ante el injustificable e inaceptable hecho que viola los principios básicos del derecho internacional.
Un comunicado en la página de la Cancillería recuerda que la Convención de Viena de 1961 establece que los locales de la misión son inviolables y los agentes del Estado receptor no podrán penetrar en ellos sin consentimiento del jefe de la legación.
Asimismo, manifiesta su profunda preocupación por la violación del derecho al asilo, contemplado en la convención de 1954 sobre el tema y reconocido como un aporte de Latinoamérica al derecho internacional.
Tras condenar la incursión en la sede diplomática, la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado chileno recuerda que el respeto a la inmunidad tiene una larga tradición en las Américas, e incluso, en tristes casos de ruptura democrática siempre ha sido respetada.
El Partido Comunista, por su parte, calificó como grave el asalto a la embajada, el cual –dijo- procura tanto erosionar como agredir el principio de la unidad de los países y pueblos de América Latina y el Caribe.
Para el alcalde de la comuna de Recoleta, Daniel Jadue, se trata de un acto irresponsable y de abierta agresión al derecho internacional.
Mientras, el politólogo Atilio Borón, de visita aquí, advirtió que este es un atropello sin precedentes al cual no se atrevieron ni siquiera los exdictadores de Argentina Jorge Rafael Videla y de Chile Augusto Pinochet para sacar a los miles de refugiados en distintas embajadas.