Múnich/dpa
Ganador de tres Ligas de Campeones (dos con el Milan en 2003 y 2007 y una con el Real Madrid en 2014), Carlo Ancelotti usó la ironía para describir su receta del éxito poco antes de debutar mañana como nuevo técnico del Bayern Múnich en la Bundesliga alemana de fútbol.
“No sé por qué la he ganado tantas veces. Quizá tuve suerte. Napoleón dijo una vez: Mejor un general con suerte a uno bueno”, bromeó el entrenador italiano, sucesor esta temporada de Josep Guardiola al frente del gigante alemán.
Los grandes objetivos, en especial la ansiada Champions, no suponen una carga para el entrenador de 57 años. Lo que supone una carga para él son las continuas comparaciones con Guardiola, aunque insiste siempre que tiene ocasión en que no llevará a cabo una revolución en el club, sino que se limitará a incorporar pequeños cambios.
Ancelotti parece lidiar con los nervios diarios en torno a un gran club de fútbol como el Bayern Múnich con una notable serenidad. El nuevo jefe se ve, sobre todo, como un prestador de servicios de su patrón y sus jugadores.
El sucesor de Guardiola sabe qué es lo que se espera de él: “Es totalmente normal en el Bayern que sólo cuente el primer lugar”. Y si es posible, en las tres competiciones: Liga, Copa Alemana y Liga de Campeones. Tal y como hizo Jupp Heynckes en 2013.
Ancelotti tomó las riendas del Bayern y puso en marcha cambios en el club bajo condiciones desfavorables como jugadores lesionados y ausencias de los internacionales debido a la Eurocopa de Francia.
El nuevo entrenador sabe cómo dirigir un equipo lleno de estrellas, algo que ha demostrado en su paso por las ligas de Italia, Inglaterra, Francia y España, donde entrenó al Real Madrid entre 2013 y 2015. Mientras, numerosas figuras como Cristiano Ronaldo, Zlatan Ibrahimovic o Toni Kroos se han deshecho en elogios sobre su antiguo técnico.
Ancelotti es un pragmático. No se queja sobre el hecho de no poder contar aún con estrellas como Jérôme Boateng o Arjen Robben. No le gusta presionar a los jugadores tras sus lesiones. Los jugadores deben “regresar perfectos”, como ya indicó al ser preguntado sobre Robben. Además, Ancelotti no es un dogmático en lo que tiene que ver con el sistema táctico, aún cuando tenga preferencia por un sistema 4-3-3.
Sin hablar mucho sobre ello ha llevado a cabo un cuidadoso cambio en el estilo del Bayern. “Nuestro juego parece seguramente diferente a los últimos años”, declaró Philipp Lahm. La posesión del balón será sustituida por una cierta forma de jugar más expectante, indicó el capitán del club bávaro. “También el rival tendrá alguna vez el balón para conquistarlo y contraatacar”, agregó.
Sin embargo, aún cuando Ancelotti cuida un estilo amistoso en el trato con sus jugadores, como Rummenigge pudo observar en el viaje a Estados Unidos, exige disciplina. “No quiere ser el favorito de todo el mundo”, afirmó el directivo bávaro. Ancelotti tiene en cuenta la jerarquía, pero presta atención a los méritos.
Superestrellas como Cristiano en el Real Madrid o Ibrahimovic en el París St. Germain son algo que el italiano no tiene en Múnich. “Este equipo no tiene un jugador que se alce claramente sobre los demás. Están en un nivel elevado. El grupo funciona bien”, comentó el técnico.
Tras los éxitos en la Supercopa alemana ante el Borussia Dortmund (2-0) y en la primera ronda de la Copa Alemana ante el regional Carl Zeiss Jena (5-0), parece que el italiano está preparado para iniciar mañana ante el Werder Bremen la nueva temporada de la Bundesliga, aunque el “Bayern de Ancelotti” sea aún algo borroso.