Godofredo Echeverría
¿Alguien recuerda el primer viaje que realizó fuera del país? ¿Y si ese viaje fue a algún lugar prohibido? ¿Alguien conoció el olor del gas lacrimógeno? ¿Alguno o alguna de quienes leen estas líneas recibió el planazo de un machete empuñado por un guardia nacional o por un policía nacional? ¿Tuvo la oportunidad de conversar con algún familiar que decidió irse a la montaña a luchar contra la dictadura militar? ¿Quién conoció el exilio obligado por expresar sus ideas democráticas? ¿Conoce algún superhéroe que no sea de las tiras cómicas de Marvel?
Los recuerdos son parte de la vida de las personas, muchas veces guardados en lo más íntimo. Sin embargo, muchos de esos recuerdos han sido moldeados colectivamente, como lo han demostrado estudiosos de los procesos psicológicos vinculados a los recuerdos de experiencias vividas.
Para muchos y para muchas el recuerdo del miedo a expresarse forma parte de la educación más temprana refrendada por los maestros y maestras de la escuela. “No te metás en cosas que no te importan”, “No mirés a un guardia a la cara”, “estudiá para que tengás pisto”. La lucha por los valores individualistas aprendidos de los medios de comunicación, la escuela y la familia o la aspiración a un mundo solidario, a un horizonte más humano.
Esta fue la disyuntiva planteada a los jóvenes de generaciones anteriores, ejemplos de elecciones personales hay muchas, pero el valor de quienes decidieron alzarse sobre el miedo y en enero de 1932 se lanzaron a la lucha en contra del dictador Martínez; de los aviadores militares que intentaron derrocar el gobierno en 1944, de los estudiantes que promovieron la huelga de Brazos Caídos en abril y mayo de 1944; Los estudiantes universitarios que resistieron a la dictadura de José María Lemus en 1961; las protestas contra la represión a los maestros de ANDES 21 de Junio en 1968 y 71; el exilio forzado de docentes y estudiantes universitarios durante la toma militar de 1972; la protesta estudiantil en contra de la violación a la Autonomía Universitaria en 1975, que culminó en la masacre del 30 de julio.
Los anteriores son ejemplos de quienes tomaron la opción de luchar por un mundo solidario y justo, al precio hasta de exponer la vida.
Protagonistas de diferentes momentos de esa historia, un grupo de jóvenes de los años 70 reunidos alrededor de sus memorias de participación en la lucha estudiantil y social de ese tiempo, dieron lugar a la obra de danza, música y teatro ANDARES: Hacia la justicia, la paz y la reconciliación. La obra dirigida por la coreógrafa estadounidense Anne Bluethental y Luz Mena, salvadoreña residente en EE.UU.
La obra será presentada al público salvadoreño con el apoyo del Ministerio de Cultura y de la asociación ANDARES, el sábado 30 de junio y el domingo 1 de julio a las 4 de la tarde en el Teatro Nacional de San Salvador.