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Saúl, jefe de las Fuerzas Especiales del PRTC. Foto Diario Co Latino/Archivo

Año de 1989: Ofensiva Hasta el Tope y Punto… Febe Elizabeth Vive

Por: Oscar Martínez
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A 31 años de la Ofensiva Hasta el Tope y Punto… Febe Elizabeth Vive, ejecutada el 11 de noviembre de 1989 en uno de los escenarios en las colonias y comunidades de las principales ciudades de San Salvador, la guerra popular llegó a la capital; una guerra que se preparó durante varios años, así como un contingente de jóvenes estuvo en una escuela político-militar del Ejército Revolucionario del Pueblo en Morazán, regresando como Fuerzas Especiales a las zonas de control guerrillero del Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC). Fue todo un gran esfuerzo político, militar y diplomático, toda la militancia de las estructuras políticas y militares estuvo en función de la gran gesta heroica del 11 de noviembre del 89.

Tania -una guerrillera del PRTC de San Vicente- recuerda que como combatiente le plantearon la importancia de la Ofensiva del 11 de noviembre y el objetivo del gran esfuerzo militar, “con gran entusiasmo caminamos al Cerro de Guazapa, ya estando ahí comenzamos con un entrenamiento intenso de preparación para entrar por Soyapango en donde iniciaron los combates con la fuerza enemiga. Esa ofensiva permitió ponerle fin a la guerra de 12 años con la firma de los Acuerdos de Paz, el 16 de enero de 1992”.

Tania, con mucho orgullo dice ser militante del FMLN y continúa en la lucha política con el partido, ella es una referente en San Antonio Abad de la organización de excombatientes del FMLN.

Tania, guerrillera del PRTC en San Vicente, camino hasta Guazapa para luego incursionar a San Salvador. Foto Diario Co Latino/Archivo

Carolina Carranza, quien disputó y arrebató Soyapango, que era una tierra controlada por la Fuerza Armada de El Salvador, dice que es “buena hora para recordar, pero lo más importante para reflexionar, solo aquel que no le sonaron las balas en los diferentes lugares de San Salvador puede olvidar y traicionar la memoria de nuestros compañeros y compañeras que no tuvieron la oportunidad de seguir la lucha como los que todavía seguimos firmes hasta el final de nuestras vidas”.

Los combates se mantuvieron día y noche, días sin comer, sin dormir, sin bañarse, la trinchera se convirtió en la casa, la cama en donde se tenía que afinar el ojo, jalar el gatillo y una baja menos del enemigo. Los bombardeos se hicieron parte de la vida cotidiana, sin desconocer los estragos que hicieron en la población civil –que hasta ahora el Estado no ha reparado- mujeres y hombres se probaron y mostraron su convicción con sus ideales e intereses del pueblo que codo a codo defendieron el proyecto del pueblo.

Leodan Figueroa (Checho) trabajó en las comunicaciones estratégicas del PRTC, uno de sus funciones era mantener la fluidez de las comunicaciones con todos los frentes de guerra. Recuerda que durante la noche se desconcentraron las comunicaciones, ese movimiento inicio a las 6:00 p.m. e iniciaron las 24 horas de canal abierto para informarse del desarrollo de la ofensiva. La presión era fuerte porque la información debería darse en el momento oportuno, eran horas de vida o muerte.

Horacio de las fuerzas especiales del PRTC, no pierde su sonrisa. Foto Diario Co Latino/Archivo

Reynaldo de los “CU” a quien por facilidad le decían “Rey” una de las estructuras urbanas militares para enfrentar la guerra imperialista y de la oligarquía, nos dice que “la misión era hacer la guerra en la retaguardia enemiga, a partir de una unidad militar conformada por los Comandos Urbanos “Juan Castro” que operaba en la región Metropolitana, compuesta por varios compas preparados y dispuestos a ejecutar las decisiones del mando, con fecha y hora, articulados con los compañeros del frente.

Previo a la ofensiva se sometieron a un trabajo intenso de reconocimiento de terreno, de entrenamiento, conspiración, táctica y estrategia de guerra urbana para responder a la hora y día indicado la ofensiva “al tope y punto”. Al final fue una integración con las fuerzas guerrilleras que bajaron del frente. Yo, dice Rey “continuo en la lucha”.

El 11 de noviembre de 1989 fue una gesta heroica de acumulación de fuerza en donde fue decisorio la moral, la disposición al combate, la claridad de la justeza de la lucha y la convicción de clase social: trabajadores, empleados, sindicalistas, estudiantes, universitarios, mujeres, hombres, ancianos, ancianas, vendedoras de los mercados, del sector informal, jornaleros, campesinos, asalariados, todos con un gran apetito de la izquierda revolucionaria de poder político para instaurar el proyecto popular.

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