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Año nuevo, viejos retos (parte II)

En el editorial del 3 de enero, anunciamos que bajo el título de aquel editorial podríamos derivar varios “contenidos”, y, por eso, dedicamos este segundo editorial de 2024 con el mismo título, donde abordaremos temas que la gente debería reflexionar, sobre todo en esta coyuntura electoral.

El primero es sobre la deuda externa. La ciudadanía debe saber que en los cuatro años y medio del gobierno del presidente Nayib Bukele, endeudó al país en más de nueve mil millones de dólares, un poco más de la deuda externa que los dos gobiernos juntos del FMLN dejaron al país.

Es cierto que El Salvador, desde la firma de la paz, no podía sostener su gasto público, incluido salario e inversiones, sin recurrir a la deuda externa, por lo que no se puede criticar al gobierno de Bukele que haya que recurrir a la deuda externa.

Lo que sí se le puede criticar a Bukele son al menos dos aspectos: Uno, que cuando al gobierno de Salvador Sánchez Cerén la Asamblea Legislativa, primero, y luego la Sala de los Constitucional integrada por los “Cuatro Fantásticos”, le negaron los créditos internacionales, Bukele dijo que “cuando no se robaba el dinero alcanzaba”, es decir, desde la lógica de Bukele, los ingresos fiscales eran suficientes para financiar los presupuestos.

Pues bien, si partimos de que este gobierno no ha robado, y, segundo, que ha logrado mayores ingresos vía la efectiva recolección de los impuestos, entonces, porque endeudar al país en casi diez mil millones de dólares en menos de un quinquenio.

Dos, se supone que esa multimillonaria deuda externa, además de que tiene una utilidad para amortizar deudas anteriores, el faltante del gasto corriente, también debe servir para la inversión pública que impacte positivamente a la gente.

Pero ¿qué ha sucedido en el país en los cuatro años y medio de gobierno? En primer lugar, la tasa de pobreza, en vez de disminuirla al nivel dejado por el gobierno anterior, éste la aumentó en más del 3%. En números reales, en lo que va del gobierno de Bukele, los pobres aumentaron en 200 mil, por lo que los salvadoreños en el rango de pobreza suman un millón 800 mil. Entonces, viene la pregunta, ¿para qué ha servido tanta deuda externa en este gobierno?

Otro dato importante que la ciudadanía votante, en particular, debería reflexionar es la cantidad de salvadoreños en una situación crítica de vulnerabilidad. De acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), en 2024 hay un millón cien mil salvadoreños que necesitan de asistencia humanitaria, que para atender esta urgencia se requieren de 85 millones de dólares, una cantidad menor a la utilizada por el gobierno para desarrollar el concurso de Miss Universo. Queda claro que los nueve mil millones de dólares de nueva deuda no ha servido para atender necesidades primarias de los salvadoreños.

El 7 de septiembre de 2022, el gobierno de Bukele lanzó, en Nahuizalco, Sonsonate, el programa “Mi Nueva Escuela”, iba a construir o remodelar dos escuelas diarias y que al año sumarían mil. En total, dijo el gobierno, remodelarían 5,150. Sin embargo, hasta el 31 de diciembre solo remodelaron 33.

Diario Co Latino publicó, por ejemplo, que la remodelación del Central de Señoritas se hizo en un año, porque, en dos ocasiones, se suspendieron las labores por “falta de dinero”, con la afectación del alumnado, pues todo el 2023 recibieron las clases en línea.

A finales de la semana pasada, los dirigentes de dos gremiales de docentes informaron que de los $1500 dólares que se le daba a las escuelas para atender los gastos de materiales didácticos mínimos, al final solo les entregaron $292.50 por escuela. De igual forma, denunciaron que la entrega de alimentos o se dio tarde o se dio de forma incompleta, es decir, en cantidades insuficientes.

La pregunta se vuelve a repetir: ¿Por qué tanto dinero en préstamos internacionales no se utilizó ni un dólar para mejorar las escuelas, y atender mejor a los 1.1 millones de estudiantes inscritos en el sector público?

Y así podremos cuestionar la falta de inversión en otras áreas, para lo que debió servir la deuda pública, que debido a la falta de transparencia en este gobierno no se puede conocer en qué realmente gastaron los nueve mil millones de dólares.

 

La deuda total de El Salvador suma los 29 millones de dólares hasta el 31 de diciembre de 2023, sin incluir las pensiones, por lo que la deuda del PIB ha alcanzado el 87%, algo que, para muchos, resulta impagable.

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