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Frente al parque central de la ciudad, se encuentra la Catedral de San José, conocida también como Catedral de Antigua Guatemala. Foto Diario Co Latino/ Iván Escobar.

Antigua Guatemala, la ciudad que guarda los detalles de un pasado colonial

Iván Escobar
Colaborador

La ciudad de la Antigua Guatemala sigue siendo uno de los principales destinos turísticos en la República de Guatemala, para miles de turistas que le visitan en toda temporada para disfrutar de una de las ciudades más vinculadas con la colonia española en territorio centroamericano.
A dos años de la pandemia de COVID-19 que paralizó muchas actividades, y en especial el turismo internacional, muchos ahora han vuelto a la mítica y colorida “Ciudad de Santiago de Los Caballeros”, como también se nombró a esta localidad ubicada a 45 kilómetros de la ciudad capital, en el departamento de Sacatepéquez.
La ciudad guarda en su arquitectura, en su patrimonio, en su gente mucha historia, sobre todo aquella de cuando llegaron a tierras centroamericanas los conquistadores españoles. La misma está flanqueada por los volcanes de Agua, Fuego y Acatenango, mezcla su arquitectura detallista con el paisaje natural del país de la “eterna primavera”.

Hoy en día son muchos lugares que ofrecen al turista comidas, espacios de esparcimiento y conocimiento de su historia, como museos, galerías de arte, ventas comerciales, espacios públicos, así como de alojamiento para todo tipo de turista, desde aquel que llega en la visita de día o los que prefieren pasar varias semanas o meses atraídos por los templos, ruinas de iglesias y monasterios, que dan un toque estético a la urbe, que a pesar del avance de la modernidad, sigue manteniéndose en ese encanto del pasado arquitectónico que resguarda memoria.

Asentamientos previos

Se dice que la Ciudad de Santiago de los Caballeros, tuvo tres asentamientos: en 1524 fue fundada en Iximché, en el lugar conocido como Tecpán Goathemalán; en 1527 se traslada al valle de Almolonga, siendo el primer asentamiento permanente de la capital del Reino de Guatemala, la cual fue arrasada por una correntada desde el volcán de Agua, tragedia que es recordada por los lugares como una de las más trágicas.
Al final la ciudad se fundó en el Valle de Panchoy, como 2da. Capital del Reino de Guatemala, bajo el nombre de Santiago de Los Caballeros, y hoy se le conoce como Antigua Guatemala.
Su fecha de fundación fue el 10 de marzo de 1543, ciudad que fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, en 1979.
También el Congreso guatemalteco la declaró como “Monumento Nacional”, en 1944; el Instituto Panamericano de Geografía e Historia, emitió resolución para declarar Antigua Guatemala como “Ciudad Monumento de América”, en 1965, entre otros reconocimientos que hacen de la ciudad un espacio de gran valor cultural.
Sus calles empedradas, casas amplias, tejados, detalles arquitectónicos, colores, y estructuras propias, son parte de los grandes tesoros que los turistas logran disfrutar en su visita. Además de encontrarse con la religiosidad, como el pasado fin de semana que se llevó a cabo la procesión del Corpus Christi en la cual participaron con gran devoción los feligreses católicos, entre mucha devoción y mucho colorido.

Otros atractivos turísticos

Además, conocer sus calles, su arco, los innumerables templos bellamente edificados, el turista puede conocer otros lugares para contemplar la ciudad desde planos distintos.
Un ejemplo de esta opción es “Earth Longe”, considerado “el mejor mirador” desde el cual se aprecia una impresionante vista de los volcanes vecinos y guardianes de la ciudad.

Este albergue que además funciona como una opción para comer y disfrutar de las vistas, es una granja de aguacate, así nació el concepto hace muchos años atrás, y se ubica a 7 kilómetros de la Antigua Guatemala, a 6 mil pies en las montañas sobre la ciudad.

El lugar ofrece opciones para convivir entre amigos o familias, hacer caminata, disfrutar de rica comida, y la vista del paisaje. También hay alojamiento y espacio para otras actividades de relajación y conexión con el entorno.

También los visitantes pueden disfrutar de la arquitectura y tranquilidad del Barrio de San Esteban, el cual ofrece una bella arquitectura y oportunidad para disfrutar y contemplar el desarrollo del mismo. Caminar por su parque, que forma parte del tesoro patrimonial del conjunto de la ciudad.

Las puertas y sus decorados

Al caminar por las calles de la Antigua Guatemala, ya sea bajo la lluvia o el sol, de día o de noche, uno puede pasar horas encontrando detalles estéticos que encajan correctamente con el entorno de la ciudad.
Desde estructuras antiguas, destruidas por terremotos en el pasado o el paso del tiempo, hasta aquellas que han sobrevivido a los años, y otras que han llegado en la actualidad y se han integrado a la vistosidad de la ciudad.
Es así que uno puede apreciar detalles de marcos de puertas principales, columnas, balcones, baldosas, maderas, figuras, estatuas, y por supuesto manijas o aldabas, mejor conocidos como picaportes o llamadores, los cuales se pueden encontrar variedad de ellos, en el exterior de templos, casas particulares, espacios culturales o religiosos, y negocios de toda índole.

De acuerdo, a una publicación en “xplorandoguatemala.com” se comparte que “las manijas y las puertas pretendían en un instante transmitir la nobleza, poder político y social, clase social, dignidad y respeto de quienes ocupaban dichas residencias o bien edificios de función pública”.

Estas piezas son expresiones de “arte colonial”, y son un “fenómeno decorativo y arquitectónico único en toda Guatemala”, se dice por los lugareños.
Así como los turistas, como Jer Garbarino, periodista y viajera, quien relata en su blog personal, que los “llamadores de puertas” son parte de la “herencia española”. Y recuerda que los primeros se pusieron en las puertas de las iglesias, y eran una opción para optar al derecho al asilo, aquellos que lo requerían.

Fausto Sánchez, historiólogo creativo en un texto de su autoría confirma este último dato, y comparte que las aldabas o llamadores, eran las piezas articuladas, que en la modernidad fueron sustituidas por los timbres o los portones automáticos. Hoy meramente cumplen una función ornamental.

Por lo general estos llamadores son: de metal, bronce y latón. Y se componen de cuatro piezas: Placa, que es la plancha de chapa; Espigón, que es una pieza alargada con una anilla en el extremo; Martillo, que es con la cual se golpea; y Tas: la pieza que recibe el golpe.
Estas piezas tienen su origen en la Edad Media, en sus inicios fueron argollas o aros de hierro, las primeras formas pasaron a pequeños martillos, y a lo largo del medioevo adoptan formas diversas de animales (cabezas de león).

En el siglo XIX, el estilo historicista y el Art Nouveau, la aldaba se convierte en un elemento ornamental de los edificios, siguiendo el historicismo, aldabas neogóticas y medievalistas, y aldabas con formas orgánicas, inspiradas en la naturaleza, siguió el estilo Nouveau-modernista, comparte Sánchez.
Hoy en día, este tipo de piezas puede verse en muchas casas, en sus puertas o portones, además de detalles de trabajo en madera para decorados de las viviendas, balcones forjados en hierro, y una variedad de llamadores, con estilos muy propios.

Sin duda todo esto refleja la influencia de la conquista en la localidad, que se combina con el día a día de las comunidades indígenas de la nación centroamericana. En sus calles no es extraño encontrar hombres y mujeres, familias enteras ofreciendo coloridas artesanías, bordados llamativos, y amuletos que provienen de las comunidades mayas de las aldeas vecinas.

En este mar de ofrecimientos, el turista puede apreciar trabajos propios de algunas zonas específicas de los poblados, así como otro tipo de elementos que permiten llevar un pedacito de la ciudad.

El pepián una comida típica

Entre opciones para una buena comida, los turistas tienen amplia variedad. Hoy en día, muchos extranjeros viven del arte culinario y ofrecen distintas opciones en restaurantes y hoteles del lugar, exóticos y costosos algunos.

Pero no pueden superar, el buen gusto de las comidas tradicionales como el pepián, que es una comida de origen Maya, específicamente del departamento de Chimaltenango, un platillo a base de un caldo acompañado de cerdo, res o pollo, y arroz, sin faltar las tradicionales tortillas, propias de la tradición alimenticia de las culturas mesoamericanas.

Esta comida la puede encontrar en establecimientos privados o algunos comedores populares, a costos accesibles. Entre otras degustaciones al paladar.
Sin faltar los tradicionales dulces o golosinas que ofrecen los pobladores a todo visitante.
Así, la Antigua Guatemala ha retomado su actividad cultural. Y es una opción turística para salvadoreños, y demás centroamericanos, así como turistas de diferentes partes del mundo que llegan en temporadas o cuando quieren conectar con la ciudad y sus tradiciones coloniales.

 

De San Salvador, esta localidad se encuentra a cinco horas, y es una opción turística de gran valor.

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