(2 y último)
También los místicos milenarios del Tibet legaron a la posteridad pergaminos llenos de sabiduría e inspiradores de los más elevados sentimientos, medical try para alumbrar la mente de hombres y mujeres, purchase y darles fortaleza y consejos para un vivir feliz.
Del antiguo Tibet, de sus lamas, pues, se ofrecen a continuación más Preceptos de Sabiduría.
CONSIDERACIÓN
Entra en comunión contigo mismo, oh, hombre, y considera por qué fuiste hecho.
Contempla tus poderes; contempla tus necesidades y tus relaciones, así descubrirás los deberes de la vida y obtendrás dirección en todos tus caminos.
No procedas a hablar o actuar antes de haber pesado tus palabras y examinado la tendencia de cada paso que hayas de dar; así la desgracia volará lejos de ti y en tu casa será un extraño la vergüenza; el arrepentimiento no te visitará, ni el dolor marcará tu mejilla en esta ni en muchas vidas venideras.
MODESTIA
¿Quíén eres tú, oh, hombre, que presumes de tu propia sabiduría? ¿Por qué te jactarse de lo que has adquirido?
El primer paso que conduce hacia la sabiduría consiste en conocer que has nacido mortalmente ignorante, y si no quieres ser tenido por necio según el juicio de los demás, desecha la insensatez de ser sabio en tu propia mortalidad.
Así como un sencillo atavío adorna mejor a una mujer hermosa, así una conducta decente es el mayor adorno de la sabiduría interna.
El habla del hombre modesto da lustre a la verdad, y la mansedumbre de sus palabras dispensa su error.
No confía él en la sabiduría mortal; pesa bien el consejo de un amigo y recibe de él su beneficio.
DILIGENCIA
Como los días que han pasado se fueron para siempre, y como los que están por venir pudieran no llegar a ti en el estado presente de tu ser, te es necesario, ¡oh, hombre!, emplear el estado presente sin lamentar la pérdida de lo pasado, o sin contar demasiado con lo que ha de venir, porque de tu estado próximo nada puedes saber, excepto lo que tus acciones de ahora dispongan para él. Este instante es tuyo; el próximo está en el vientre de lo futuro y no sabe lo que podrá traer; la madurez de lo que no ha nacido está de acuerdo con la ley.
PRUDENCIA
Escucha las palabras de la prudencia, atiende a sus consejos y guárdalos en tu corazón; sus máximas son universales y todas las virtudes se apoyan en ella; ella es la guía y la dueña de la vida humana.
Pon un freno a tu lengua; pon una guarda ante tus labios, no sea que las palabras de tu propia boca destruyan tu paz.
Que aquel que se burle del cojo tenga cuidado de no empezar a cojear; quienquiera que hable con gusto de las faltas de otro, escuchará sus propias palabras con amargura en el corazón.
Del mucho hablar viene el arrepentimiento, pero en el silencio está la seguridad.
El hablador es un perjuicio para la sociedad, el oído está abierto a la murmuración, el torrente de sus palabras acaba con toda conversación.