Gloria Silvia Orellana
@SilviaCoLatino
“Lo que nosotras sostenemos como una de las conclusiones y también los peritos norteamericanos que estuvieron en ese momento, para el Sitio 1, de El Mozote, es que toda la evidencia física analizada apunta fuertemente hacia una ejecución extrajudicial masiva”, expresó Mercedes Doretti, experta antropóloga forense.
Las declaraciones sobre el informe pericial de las antropólogas forenses: Mercedes Doretti, Patricia Bernardi y Silvana Turner del Equipo Argentino de Antropología Forense, ante el Juzgado Segundo de Primera Instancia de San Francisco Gotera, Morazán, constituye la prueba científica y técnica, en el proceso judicial que se lleva contra un grupo de militares vinculados a la masacre de El Mozote y sitios aledaños, ejecutada en diciembre de 1981.
La masacre de El Mozote y sitios aledaños da cuenta del asesinato violento de un mil 943 individuos, de los cuales 136 eran menores de 12 años. Logrando exhumar a 282 personas entre los años 1992, 2000, 2001, 2003, 2004.
Mercedes Doretti, quien trabajó en el “Sitio 1, o convento”, en el caserío El Mozote, fue enfática en declarar que no encontraron evidencia que pudiera sostener la posibilidad que ocurriera un “enfrentamiento”, entre el Ejército y los pobladores durante el conflicto armado. “En el sitio había 136 niños, con 267 fragmentos de proyectil y en el piso y edificio del convento no hay evidencia que esos 136 niños en un promedio de 6 años de edad, dispararan, porque pueden decir cualquier cosa, pero en términos de evidencia no se puede. Las denuncias de los sobrevivientes y testigos de estos hechos es que hubo una masacre en el lugar y que correspondió a una acción militar llamada Operación Rescate, de todo esto, nosotros solo estamos aportando la evidencia física. El juez y abogados serán quienes deberán esclarecer cómo pudo pasar una cosa así con los 136 niños muertos”, testificó Doretti.
Sobre la definición de la masacre de El Mozote como “Ejecuciones Extrajudiciales Masivas”, Doretti afirmó que se apegaban al concepto del derecho penal internacional para especificar el evento.
Mientras, en las pruebas de balística Doretti, citó el informe del trabajo realizado de los doctores Douglas Scott (arqueólogo y experto en balística), Robert Kirshner (patólogo forense), Clyde Snow (antropólogo forense) y John Fitzpatrick (radiólogo) y la colaboración del Equipo Argentino de Antropología Forense.
“Eso fue lo que nos llamó la atención, que en el Sitio 1 de El Mozote, la evidencia masiva similar de 245 vainillas de proyectil, de las cuales 244 son 5.56 y tenemos 267 fragmentos de proyectil que son consistentes y corresponden con ese tipo de munición que tienen este tipo de cartuchos. Y en los huesos largos, pelvis y costillas se observaron fracturas de heridas producidas por arma de fuego de alta velocidad y las armas empleadas para disparar a las víctimas fueron fusiles M-16, determinando que al menos 24 tiradores participaron en el hecho, y que lo hicieron desde la entrada hacia adentro, concluyendo que las víctimas fueron ejecutadas sumariamente”, acotó.
Sobre las pertenencias de las víctimas en el Sitio 1 (convento) detalló el hallazgo de monedas y vainillas de proyectiles, que indicaban una fecha que no era superior a 1981. En cuanto a los restos óseos y elementos materiales estos mostraban daños producidos por aplastamiento (techos y paredes) por incendio. Y se determinó que no era “cementerio clandestino”, como han tratado de argumentar y que fue en un mismo evento temporal.
“Es la primera vez que hablamos ante un juez, pero toda esta información se entregó en 1992, ante el juez que estaba a cargo en ese momento y se entregó a la Comisión de la Verdad, ya que estábamos acreditados como peritos. Fue un poco complicado en el principio en las exhumaciones en 1992, ya que se tuvo que esperar que terminara la guerra para que se dieran los permisos, también para que se instalara la Comisión de la Verdad (ONU) para impulsar las exhumaciones, porque esa comisión tenía ese mandato especial de realizar exhumaciones y claro el Gobierno de El Salvador”, indicó.
El Sitio 2, de El Mozote, el Jocote Amarillo, La Joya, Cerro Pando y la casa de Israel Márquez, a cargo de la antropóloga Patricia Bernardi, describe los hechos reconstruidos desde los testimonios de víctimas y sobrevivientes en la que destaca el ataque masivo a la población civil desarmada.
“Hay muchos niños porque la masacre afectó a la población civil y la mayoría pues son niños. Los relatos de los testigos es que entran las fuerzas militares, asesinan y los dejan arrojados allí mismo, y no hubo ningún tipo de fuego cruzado, sino que son niños que vivían en esos cantones. En la mayoría de los casos están relacionados en el hallazgo de proyectiles y en muchos se pudo observar la densidad metálica, que está asociado a lo mismo que la muerte está por impacto de arma de fuego y se encontró el mismo patrón que en el Sitio 1 (convento)”, confirmó.
Entre las dificultades fue la identificación de los lugares de enterramiento, ya que algunas personas fueron enterradas por terceras personas, porque sus cuerpos estaban descompuestos a cielo abierto, mordidos por animales o no se encontraron familiares para buscar las fosas. “Encontramos 32 restos óseos en La Joya, Los Toriles 22 y en el sitio 2 de El Mozote 16, en los sitios que siempre trabajamos, siempre había familiares como esposos, quienes fueron los que enterraron su familia, ellos tenían la información válida y ellos tenían que discernir cuál era cada una de las osamentas. Nosotros teníamos problemas desde el punto de vista antropológico porque eran niños que se llevaban dos años entre sí, entonces era difícil decir que la osamenta 3 correspondía de María o Catalina porque eran de edades similares. Lo que sí concluimos es que la cantidad de cuerpos exhumados de ese sitio correspondía con el número de personas que habían dicho, que estaban enterrados.
Cuando uno estudia cuerpos de niños, la morfología dentaria te ayuda, para la determinación de la edad y eso se utilizó, el odontólogo forense Saúl Quezada del IML trabajó en estos casos”, manifestó.
Bernardi, quien formó parte del equipo en 1992 y es fundadora del Equipo Argentino de Antropología Forense, afirmó que este caso la masacre de El Mozote y sitios aledaños marcó su vida profesional.
“Yo trabajé con Mercedes Doretti en el Sitio 1 también y fue como un antes y un después, porque nunca había trabajado en una fosa tan grande y con tantos niños. Fue para mí algo nuevo, en Argentina hubo también muchos niños, pero esto es impactante por la cantidad de niños y el nivel de barbarie”, reflexionó.
Del informe técnico pericial concluyeron que toda la información señalada indica el cometimiento de un “crimen masivo” y no se encontraron evidencias para sustentar la hipótesis de un enfrentamiento entre dos bandos durante el conflicto armado.
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