Isaac Bigio*
A media semana del regreso del autonombrado “Presidente Encargado” Juan Guaidó a Venezuela, y ante el muy limitado apoyo en la población y en los uniformados que él había logrado concitar, ocurre un repentino apagón total, que es el más profundo, extendido y devastador que haya sufrido un importante país del mundo en una situación donde no hay ni guerra abierta ni catástrofes naturales.
Resulta increíble pensar que un colapso generalizado del sistema eléctrico nacional no se haya producido antes, sino justamente en el momento exacto en que Trump viene llamando a “poner en las mesa todas las opciones” para derrocar al gobierno de Caracas, y que sus previos pasos han ido fracasando. Como lo reconoció un analista de Forbes, EE. UU. sí tiene la capacidad de hacer un ataque informático que sabotee el servicio eléctrico de Venezuela, el cual padece de muchos problemas económicos serios, el cual podría aparecer sin detectar y auspiciaría el caos y las protestas.
APAGONES
En la tarde del jueves 7 de marzo más del 70 % de Venezuela se sumió en el peor apagón que ha conocido dicho país y también las Américas, uno que ha durado más de 24 horas en la capital y mucho más tiempo en otras partes del país, sobrepasando las 100 horas en zonas del oriente donde está el centro de la extracción petrolera.
Este ha significado que muchos pacientes en los hospitales no hayan podido ser operado o tratados, que se hayan perjudicados partos o cesáreas, que los refrigeradores de millones de hogares se haya paralizados dejando que se pudran toneladas de alimentos en un país muy caluroso y con problemas de abastecimiento, que no se haya podido tener hielo, ni semáforos, ni luces en las calles, que muchas fábricas y negocios no hayan podido producir durante días, que se haya perjudicado profundamente la producción de petróleo, aluminio y otros recursos, y que la delincuencia en pleno marzo haya hecho su agosto.
DIFERENTES ACTITUDES ANTE OTROS APAGONES
Cuando el Perú sufrió numerosos apagones hace menos de 4 décadas atrás, EE. UU. y todos los gobiernos latinoamericanos y europeos se solidarizaron con uno de los 3 presidentes que tuvo dicho país entre 1980 y 1992, se ofrecieron a colaborarle en todo lo que pudiesen.
Ahora que Venezuela ha sido estremecida por un apagón total a nivel nacional, uno podría esperar semejante solidaridad, pero más bien, la Casa Blanca ha festejado ello. Apenas el corte de luz se produjo en Venezuela el senador republicano de La Florida Marco Rubio atacó al gobierno central por ello, luego el Secretario de Estado Mike Pompeo dijo que Maduro no es capaz de proveer luz a sus habitantes y otras personalidades de dicha administración hasta mostraron cierta satisfacción, porque la industria de aluminio venezolana había quedado destrozada por tal apagón.
Los partidos peruanos que hoy se identifican con Guaidó, cuando se produjeron los apagones del senderismo se pusieron del lado de Belaunde, García o Fujimori, aunque estuviesen en la oposición a ellos, para coordinar cómo reponer el servicio eléctrico y condenar a los que les habían saboteado. En cambio, la oposición venezolana inmediatamente salió a aprovecharse de tal tragedia para despotricar contra el gobierno.
Apenas se produjo el apagón Guaidó, sacó un afiche llamando a una concentración para el sábado 9 bajo el lema: “Contra el apagón y la usurpación” y en sus declaraciones dijo que el apagón solo se acabaría con el cese de la usurpación, es decir, cuando él tome el poder; lo cual dejaba por sobreentendido que sus intenciones era valerse de esa tragedia para incitar a una rebelión generalizada.
Cuando supuestamente no se sabía que había causado tal desastre, EE. UU. y sus opositores ya le echaban la culpa al gobierno central y en vez de ofrecerles su colaboración, para juntos reparar esa falla, evitar una ola de muertes en los hospitales o por la delincuencia y coordinar para evitar más perjuicios en la sociedad, querían aprovecharse del incidente para llamar nuevamente al derrocamiento del presidente en funciones.
RESPONSABILIDADES
A las pocas horas del inicio del apagón un analista de Sky News, la primera cadena privada de noticias británica y también del multimillonario Robert Murdoch, decía que si bien puede ser cierto que la administración de la empresa estatal de luz haya tenido varias negligencias también es cierto lo que aduce el gobierno central en sentido que ha habido un sabotaje planificado, mientras que parecería que dicho apagón podría ser usado por Guaidó para reactivar su movimiento que se encuentra en declive.
El 9 de marzo en su discurso Maduro dijo, que este apagón era parte de una larga: “guerra eléctrica”, en la que anteriormente previos sabotajes habían causado la muerte de unos 200 operarios y que esta vez se dieron varias etapas en las que cada vez que ellos lograban restituir la luz venía otro ataque que revertía todo. Según él en estas distintas fases hubo un sabotaje interno, uno cibernético, otro electromagnético y otro quemando una planta, todo lo cual demuestra una gran inteligencia y habilidades tecnológicas y logísticas que solo podría venir de una gran potencia, como aquella que celebraba dicha tragedia.
El lunes 11 Maduro dio un mensaje a sus compatriotas detallando ello y mostrando videos de un incendio de una planta eléctrica que abastecía a la capital el sábado 9, mientras aseguraba que ya se habían detenido “in fraganti” a algunos saboteadores. Según él Venezuela había sido objeto de un ataque informático que dejó en negro las pantallas de los entes de las empresas eléctricas en la capital y en Guri, la segunda represa hidroeléctrica más importante del continente y la mayor de Venezuela y de todos los Andes. Luego -según él- dispositivos móviles habían empleados ondas electromagnéticas para obstruir y revertir las transmisiones eléctricas.
Él citó un artículo de Forbes, una de las principales revistas de negocios del mundo, en el cual se sugiere que sí es posible un ataque cibernético para hacer colapsar la infraestructura eléctrica de Venezuela, especialmente debido a la poca modernización, reparación y mantenimiento de ésta (algo que el oficialismo aduce se debe a las sanciones económicas). Un ataque de este tipo –explica el analista de Forbes– permitiría generar caos y provocar protestas, mientras que es poco detectable.
Al leer dicho artículo en la web de Forbes, el autor se cuida mucho de querer implicar a su país (EE. UU.) en dicho ataque y dice que lo más probable es que ello no haya sido posible, aunque él describe toda la metodología, la cual él aduce la publicó años atrás.
¿GUERRA ELÉCTRICA?
Por más que alguien desconfíe de Maduro, cualquier analista independiente serio con un espíritu algo crítico al menos podría preguntarse si la Casa Blanca no está detrás de eso teniendo en cuenta que Trump ha dicho que no entiende cómo su país no está en guerra con Venezuela, que constantemente dice que “todas las opciones están sobre la mesa” para derrocar a Maduro (a quien su asesor de seguridad John Bolton ha dicho que quieren encerrarlo en Guantánamo) y que recientemente ha nombrado a Elliot Abrahams como su representante especial para Venezuela.
Abrahams fue convicto por el caso de Irán-Contra por haber sido antes el responsable de Reagan para Centroamérica, donde fue quien cubrió o incentivó las terribles matanzas, torturas y desapariciones que afectaron a decenas de miles en Guatemala, El Salvador y Nicaragua en los ochentas, apuntalando la dictadura gorila de Ríos Montt, envolviéndose en la masacre de El Mozote donde cientos de civiles salvadoreños fueron asesinados, y dirigiendo los operativos de la contra nicaragüense, muchos de los cuales incluían volar servicios de electricidad, tal como ahora se ha visto en una escala superior en Venezuela.
El propio Guaidó, reconoce que “un incendio de la vegetación averió las tres líneas de 765 kilovoltios entre el embalse Gurí y las subestaciones Malena y San Gerónimo B”. Para él no se le ocurre pensar que los EE. UU. estarían tal vez detrás de dicho incendio. “El Nacional”, uno de los principales diarios de la oposición pro-Trump de Caracas, del cual hemos tomado esa cita, tiene un editorialista que sugiere que es el propio Maduro quien saboteó el servicio eléctrico para culpar a la oposición. Este último argumento es difícil de digerir, pues a un gobierno que debe luchar contra una tremenda caída de la producción nacional y desabastecimiento lo último que se le podría ocurrir es dañar a todo su aparato industrial.
Cualquier parlamento en el mundo lo primero que debería promover esa una investigación independiente y por mientras, ofrecer su colaboración con el gobierno central, especialmente si éste aduce que son víctimas de una agresión extranjera y un acto terrorista. No obstante, antes que la Asamblea Nacional se reúna, y menos aún que discuta, escuche informes y haga comisiones, ya quien la preside y también se proclama como presidente de Venezuela ya ha dado su dictamen: la culpa de ello así como de todos los problemas del país es su rival.
Una oposición que no se pone del lado de las grandes mayorías afectadas, y de la soberanía de su propia nación termina por auto-aislarse y favorecer al mismo gobierno que dice combatir.
Frente a tal actitud Maduro ha logrado que el alto mando militar se le una aduciendo que hay una agresión a la soberanía nacional y que no van a permitir que EE. UU. sabotee a la economía venezolana. El 9 de marzo en que el gobierno y la oposición llamaron a marchas paralelas, la del chavismo fue más multitudinaria que la de Guaidó, la cual demostraba un decrecimiento en el número de seguidores, una tendencia contrapuesta a la del 23 de enero donde los antichavistas dominaron en las calles.
DE LA “GUERRA ELÉCTRICA” A LA GUERRA SOCIAL
Guaidó no está dispuesto a contemplar ni la más mínima posibilidad que EE. UU. esté detrás de ello y usa algunos argumentos como decir que así como no se puede dar un ataque cibernético contra un refrigerador, no se puede hacer lo mismo contra una represa construida antes del tiempo del internet. Una cosa es un aparato doméstico desconectado del internet y otra la mayor represa hidráulica del Caribe, la cual no podría funcionar sin que se hayan modernizado sus equipos y estén conectados informáticamente.
El hecho que él fue a la cumbre del grupo de Lima a Bogotá a apoyar a la Casa Blanca para pedir una invasión a su país, cosa que fue descartado por considerarse que ello podría sumir al continente en una grave crisis, y que él se haya paseado 11 días por toda Sudamérica en un avión militar de un país al que él llama a ingresar a su propia república y junto a una de las principales expertas de inteligencia de Trump para la región, muestra que él es parte de cualquier estrategia de la administración norteamericana para subvertir a Venezuela.
Para el martes 12 Guaidó ha llamado al inicio de una ola de protestas. A él no le interesa tanto acabar con el desabastecimiento de electricidad así como de otros productos de necesidad, pues él ha llamado a redoblar las sanciones externas, sino a producir el caos.
Toda la estrategia de Trump consiste en sitiar a Venezuela para privarla de todo; luego echarle la culpa a Maduro y promover un levantamiento social y militar.
A más de dos meses de que Guaidó, reclama ser el presidente constitucional de Venezuela (pese a no ejercer funciones en los hechos), el nivel de violencia ha sido relativamente bajo pues el gobierno ha tratado de evitar una represión generalizada o el apresamiento de Guaidó, sus colegas y sus periodistas.
Tras el fracaso de sus previos planes para tomar el poder, los apagones le vienen como anillo al dedo para incitar al desorden social. Ahora Mike Pompeo, que antes se negaba a retirar a su personal en Caracas, acaba de anunciar que lo hará ya debido al “deterioro de la situación venezolana”, lo cual puede prever planes de ataque militar.
Y mientras todo esto pasa John Bolton, quiere imponer sanciones a todos aquellos que hagan negocios con Venezuela o Cuba y refuerza su pedido para deponer a la “troika de la tiranía” compuesta por el chavismo, sandinismo y castrismo.
Nunca antes en la historia latinoamericana se ha dado una injerencia tan abierta de los EE. UU. contra varios países en la región, y nunca antes EE. UU. se ha atrevido a intervenir tan directamente en los asuntos internos de una nación sudamericana como lo viene haciendo hoy en Venezuela, dónde están los principales pozos petroleros cercanos a su país.
*Historiador y politólogo economista formado en la London School of Economics donde ha enseñado política venezolana.