Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino
Los restos óseos de José Santos Ramírez y José de la Paz Pereira volvieron al seno de sus familias luego de cinco años de espera de su exhumación en el caserío Poza Honda, cantón Cerro Pando, y del caserío Los Toriles, cantón Guacamaya, respectivamente, ambos del municipio de Meanguera, departamento de Morazán.
“Se las llevamos a los familiares para que las velen esta noche (ayer) y puedan tener en la mañana del viernes su respectivo funeral con sus familias en los lugares que les corresponden. Ellos estaban aquí desde el año 2016, luego de la exhumación y estábamos haciéndole cosquillas a Medicina Legal para su entrega y al final lo hicieron”, dijo Oscar Leonel Tobar, presidente y representante legal de la Asociación Promotora de Derechos Humanos de El Mozote (APDHEM).
La masacre de El Mozote y lugares aledaños, ocurrida en diciembre de 1981, es considerada un “Crimen de Lesa Humanidad”, y señalada como uno de los asesinatos en masa más “mortíferas” ocurridas en América Latina en la década de los años ochenta.
Esta masacre ejecutada por un combinado de batallones del ejército bajo órdenes del Alto Mando castrense exterminó alrededor de mil personas de la población civil, que en su mayoría fueron niños, niñas, mujeres y adultos mayores, según el Informe de la Comisión de la Verdad, y documentos desclasificados del gobierno de los Estados Unidos.
“Sabemos que ha sido un poco tardado el tiempo de entrega, pero para la familia y nosotros como representantes de las víctimas, esto es muy importante porque vamos a entregar estas osamentas a ellos para que puedan enterrarlos y puedan ir a visitarlos y enflorarlos cada año, como todas las familias siempre han querido y nos han dicho”, reiteró Tobar
José de la Paz Pereira era un joven, cuyos restos fueron recuperados en la exhumación identificada como “Sitio 16”, realizada por Medicina Legal en el año 2016, en terrenos del caserío Los Toriles, cantón Guacamaya, municipio de Meanguera, Morazán.
Sobre este caso se ha documentado por los familiares sobrevivientes, que durante la masacre en el caserío Los Toriles, José de la Paz fue testigo del asesinato ejecutado por miembros del ejército de la madre de éste, María Florentina Pereira, y su hermano Santos Manuel Pereira, con quienes convivía. A esas pérdidaa se sumó la de sus cinco sobrinos y su hermana María Pereira, quien estaba embarazada, hechos ocurridos en el caserío El Mozote. Pocos días después José Pereira no pudo sobreponerse a la pérdida de los familiares y se quitó la vida, por lo que fue enterrado junto a su madre y hermano en el caserío Los Toriles.
Los restos de José Santos Ramírez fueron exhumados en el año 2016, en el denominado “Sitio 22”, del caserío Poza Honda, cantón Cerro Pando, Meanguera, departamento de Morazán. Sus familiares señalaron que fue asesinado en esa segunda semana de diciembre de 1981, a manos de un combinado militar que ejecutó la operación “Tierra Arrasada”, en el caserío El Mozote y los lugares aledaños identificados como Cerro Pando, La Joya, Los Toriles, Jocote Amarillo y Los Ortiz.
Guadalupe Hernández, abogada del equipo de Justicia Transicional de CRISTOSAL y representante de las víctimas, señaló como positivo que se lograra obtener la “restitución de los restos de dos de las víctimas de la Masacre de El Mozote y lugares aledaños”, que desde el año 2016, en que fueron exhumados, sus familiares sobrevivientes habían insistido en darles un entierro digno y cristiano.
“Ellos fueron exhumados en dos lugares diferentes, uno corresponde a una víctima de Cerro Pando y los restos de la otra víctima fueron exhumados en Toriles, ambos en el año 2016. Y desde ese año los familiares de esas víctimas estaban esperando la restitución de sus seres queridos y finalmente se logró recuperarlos”, afirmó.
Sobre este proceso, Hernández explicó que Medicina Legal, por orden de la Jueza de Instrucción de San Francisco Gotera, Morazán, hizo entrega de estos restos al presidente y representante legal de la Asociación Promotora de Derechos Humanos de El Mozote, Oscar Leonel Tobar Claros, quien a su vez, realizó la entrega de los restos a sus correspondientes familias la tarde del jueves.
En cuanto al proceso judicial de la Masacre de El Mozote y lugares aledaños, la abogada de CRISTOSAL expresó que aunque el caso cuenta con pruebas suficientes, aún se encuentra en etapa de instrucción.
“El proceso no ha avanzado en la forma que debe hacerse -todavía está en fase de instrucción-, y hemos señalado que por las características de este proceso penal, y a 42 años de haberse cometido estos crímenes de guerra y lesa humanidad, el proceso debería estar en la fase de juicio, porque la prueba es suficiente”, argumentó.
“Por lo menos, hay pruebas para identificar que sucedieron estos hechos; que hubo víctimas y que existen y cuales son las responsabilidades de los autores intelectuales de esta masacre. Y en investigaciones posteriores se podría ahondar en los actores materiales, pero lo importante en este momento es establecer las responsabilidades de quienes idearon y desarrollaron el plan que culminó en la masacre de El Mozote y lugares aledaños”, concluyó Hernández.