Ricardo Olmos Guevara
Economista
¿Quiénes pueden afirmar que es el mercado y no el Estado el que ha propiciado el desarrollo económico de los países? ¿Está resuelto este debate? ¿Las políticas de desarrollo que se pueden establecer tienen que ser las mismas que se han aplicado en los países desarrollados? Las realidades históricas que ha pasado cada uno de los países en la mayoría son “sui generis” pues han adoptado su propio estilo de desarrollo.
Al menos dos razones podemos comentar sobre la pertinencia de la economía del desarrollo. En primer lugar, en nuestros días existe un interés creciente sobre la economía del desarrollo y ello viene de la importancia de estar interesado en cómo resolver los problemas más acuciantes de bajo crecimiento, reducido nivel de producción y empleo que afectan la vida de millones de seres humanos en el planeta de casi un tercio de la población mundial que vive en condiciones de pobreza absoluta. Esa realidad por cierto no es extraña a nuestros países subdesarrollados. Por otra parte, el interés creciente de la economía del desarrollo es por indagar sobre las raíces del desarrollo. La cuestión no es tan sencilla como alguien podría argumentar o pensar. No se trata de aplicar “recetas” como más de algún insensato pretenda adoptar en más de algún país del mundo con la clara intención de engañar a las mayorías.
Existen factores que están a la base para explicar el reciente desarrollo de algunos países pero la aplicación a través de la política económica de esos factores no es la condición suficiente para alcanzar esos resultados. ¿Es suficiente aplicar algunas medidas de política económica que ya fueron adoptadas por otros países exitosos y que han alcanzado niveles de desarrollo, bastaría para alcanzar resultados positivos al menos en un país de América Latina y así superar y resolver el problema del subdesarrollo? Y aquellos que las han aplicado, ¿por qué no han tenido en esas economías resultados satisfactorios? ¿Por qué no se tienen los resultados previstos?
En segundo lugar, hasta el presente aun en las ciencias económicas no es tan fácil encontrar respuestas apropiadas para todos los problemas, y aún más, para lograr el desarrollo y el crecimiento económico de los países pobres. Este fenómeno, por cierto, es de interés mundial. No obstante lo apuntado, parece que hay buenas noticias en ese proceso de búsqueda de las raíces del desarrollo. De manera general, y con el interés de ilustrar algunos casos emblemáticos del desarrollo en el mundo se resaltan los resultados logrados en materia de desarrollo de algunos países que a lo largo del tiempo han presentado resultados excepcionales.
Por ejemplo, el proceso de industrialización y desarrollo de Reino Unido le tomó hasta nuestros días alrededor de 250 años; mientras que en el caso de los Estados Unidos le ha tomado 168 años; el caso de Japón aparece con 151 años y la República de Korea del Sur con 56 años. Es decir, que existe una tendencia favorable a lograr el crecimiento acelerado en menor tiempo que puede conducir al desarrollo económico, y por qué no decirlo, hacia el pleno dominio de los procesos de crecimiento en determinadas áreas claves del ser humano.
Hay que enfatizar que los países que han logrado su proceso de industrialización reciente, lo han logrado en menor tiempo. Existen procesos acelerados de industrialización en la historia en donde en diferentes momentos de su desarrollo el papel del Estado ha sido crucial. El caso más emblemático fue el de la ex Unión Soviética que luego de ser un país con menor desarrollo capitalista a principios del siglo XX, en el espacio de 20 años había desarrollado sus capacidades de defensa derrotando al ejército Nazi en la parte este de Europa, y luego con 20 años adicionales, ya había lanzado al espacio al primer hombre y fue justamente el Estado y la orientación de este, lo que posibilitó tal desarrollo de las capacidades no solamente económicas de ese país.
Pero, ¿cuáles han sido como los factores específicos que han impulsado el desarrollo de los países? Solo para ilustrar un caso, se comenta uno de los más emblemáticos y que corresponde al grupo de los países de reciente industrialización como es el ejemplo de la República de Korea del Sur. Este país conquistó su independencia nacional de los japoneses en 1945 luego de 37 años de dominación nipona. Luego, ya para 1950, vivió la guerra civil dejando al país dividido y en ruinas. En esos años Douglas Mac-Arthur expresaba “este país no tiene futuro. Este país no se recuperará ni en cien años”, por la devastación de la infraestructura y de sus pequeñas aldeas que quedaron completamente en cenizas. Por su parte, el delegado de las Naciones Unidas, Vengalil Menon expresaba “es acaso posible que una rosa florezca de un vertedero de basura”.
Sin embargo, para 1961, con el establecimiento de la Junta para la Planificación Económica, ese país inició el proceso de desarrollo. Se sabe que el producto per cápita era menor al que presentaba El Salvador para ese año. Sin embargo, a nuestros días, ese país es la décima potencia exportadora a nivel mundial. Su desarrollo acelerado lo inicia con la industria ligera, con una fuerte política gubernamental de apoyo con elevadas inversiones públicas. Luego a inicios de 1970 dio un fuerte impulso al plan de desarrollo de la industria pesada y petroquímica con la construcción naval y de automóviles. Habiendo progresado en esos campos, ya para 1980 se embarcaron y cambiaron su estrategia para incursionar en las industrias de alta tecnología como la microelectrónica (semiconductores, teléfonos móviles, la nanotecnología e industrias de la información). De manera progresiva impulsan la fabricación y desarrollo de hardware y software, industrias biológicas y empiezan a liberalizar el mercado financiero. Para comienzos del año 2000 se embarcaron con la estrategia de gastos de corto plazo y visión de largo plazo protegiendo los derechos de propiedad, focalizando el fomento de la seguridad social.
En resumen, sin la participación decidida del Estado en la conducción de su política económica hubiese sido imposible el desarrollo alcanzado por este país del sudeste asiático.
Estas experiencias cuentan para considerar tal como lo viene realizando la nueva economía del desarrollo, en el sentido de enfatizar lo imprescindible que es la participación del Estado para superar los males del subdesarrollo en la mayor parte de los países del mundo.
Hay que enfatizar que los países que han logrado su proceso de industrialización reciente, lo han logrado en menor tiempo. Existen procesos acelerados de industrialización en la historia en donde en diferentes momentos de su desarrollo el papel
del Estado ha sido crucial.