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Aprieta la conspiración contra Venezuela

Carlos Girón S.

Cada día, los enemigos del pueblo venezolano aprietan los pasos de la conspiración contra el mismo, contra la República y contra Nicolás Maduro, a quien pretenden derrocar. La conspiración la fraguan fuerzas tenebrosas tanto internas como externas, y el objetivo final es invadir al país y apropiarse de sus vastos recursos naturales, petróleo, gas natural y agua potable.

La conspiración de los traidores internos ha recurrido ya a bombardeos indiscriminados, como el ocurrido el 27 de junio pasado, contra personas y edificaciones que alojan dependencias gubernamentales, dentro de las cuales se dedicaban a sus labores numerosos funcionarios y empleados, cuyas vidas se salvaron milagrosamente. Las noticias han dicho que ya identificaron al piloto del helicóptero, un tal Oscar Pérez, inspector judicial de la Policía, y esperan capturarlo pronto para su juzgamiento.

Maduro se mantiene firme y seguro del respaldo que tiene del pueblo patriota, como también de las Fuerzas Armadas Bolivarianas, que en más de un momento le han declarado su lealtad al presidente y, aparte del traidor Pérez, no se espera que otros oficiales del ejército puedan rebelarse y atentar contra su jefe, como ocurrió con el caso de Hugo Chávez, en abril de 2002. En ese entonces, un 11 de abril, el Alto Mando Militar anunció que Chávez “había renunciado tras habérselo solicitado”. Según las crónicas de aquellos momentos, inmediatamente después militares adversos al comandante Chávez ejecutaron un Golpe de Estado que colocó en la Presidencia al presidente de Fedecámaras, Federación de Cámaras, Pedro Carmona Estanga.

La alegría no les duró mucho a los golpistas, pues ante fuertes protestas de los simpatizantes de Chávez y algunas presiones internacionales (ya que muchos países no reconocieron a Carmona), antes de 72 horas, los militares leales al Gobierno retomaron el poder y Chávez reasumió la Presidencia en la madrugada del 14 de abril de 2002.

Las mismas crónicas decían que al retomar el Gobierno, Chávez y sus seguidores llamaron a la asonada un «golpe mediático», argumentando que los medios privados de comunicación venezolanos tuvieron una gran cuota de responsabilidad en el golpe de Estado, autocensurando información comprometida con los golpistas e incluso de ser ellos los principales promotores. Los chavistas también mencionaron que fue un golpe empresarial, pues el efímero presidente Carmona no solo era empresario, sino el presidente de la principal organización patronal –la Fedecámaras.

La conspiración opositora de hoy es, como siempre, de los enemigos del pueblo, hacia cuya defensa y promoción de sus intereses se han volcado tanto el gobierno de Maduro, como lo fue el de Hugo Chávez. En realidad, es la guerra que los ricos le hacen a los pobres, una lucha sin igual, desde luego, pues estos no cuentan con más medios de defenderse que sus manos para el trabajo y un temple recio para resistir los embates del enemigo. Lo que sí sienten es mucho agradecimiento a los gobiernos revolucionarios que han dictado medidas para aliviar la economía familiar, como es la serie de subsidios en servicios básicos. Eso es lo que no ven con buenos ojos los enemigos de la Patria. Quisieran, como en otras partes, que el Estado se dedicara a rebajarles o quitarles los impuestos, y no siguiera “derrochando” en mantener y ampliar los programas sociales que benefician a millones de familias venezolanas de menores recursos. Como los pobres, el Gobierno está en desventaja teniendo en su contra a los principales medios de comunicación venezolanos, a los que se suma en gran parte la prensa internacional, salvo en contados casos. Las crónicas ya aludidas reseñan que detrás del fallido golpe de Estado contra Hugo Chávez estuvieron “los medios privados de comunicación” y los empresarios. ¡vaya cosas!

Lo que también se ha señalado en la actual guerra contra Maduro es la presencia y participación de fuerzas extranjeras. Se ha mencionado a un cierto fulano, traidor también a la Patria y al pueblo, con conectes con la CIA –lo cual no es nada extraño. Contra viento y marea, sin embargo, Maduro está empeñado y determinado en cuerpo y alma a defender al pueblo, a la República, la Constitución y la Democracia, que es una realidad vigente, entre otras cosas, con el respeto absoluto de la libertad en todas sus expresiones. Innumerables veces Maduro ha invitado a la oposición a sentarse a la mesa y analizar las diferencias o desacuerdos que los opositores manifiestan sobre la manera en que se desenvuelve el gobierno revolucionario –que también defiende y fortalece el presidente legítimo de Venezuela. La revoltosa Corina Machado –diputada defenestrada–, junto con Leopoldo López (en prisión) prefieren alborotar las calles lanzando al pueblo al vandalismo y la destrucción de bienes públicos y privados, buscando que caigan los muertos para echárselos encima al Gobierno “represor”.

Como ya he dicho varias veces, Venezuela, su pueblo su Gobierno legítimo, vencerán en esta guerra conspirativa pues están bajo la égida del espíritu del Libertador, Simón Bolívar, gracias a cuya inspiración también se ha logrado crear la Comunidad de Estados Latinoamericanos y el Caribe (CELAC), embrión de la Gran Patria Grande de la América Hispana.

¡Salve, Bolívar! ¡Salve pueblo y gobierno de Venezuela! ¡Dios también los proteje y guía!

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