Marlon Chicas
El Tecleño Memorioso
Recientemente, se honró en toda la región centroamericana, el bicentesimo primer aniversario de independencia patria, que rememora la emancipación de la corona española, un 15 de septiembre de 1821 en Ciudad de Guatemala, convirtiendo a estas en naciones libres y soberanas, lo que hace volver la vista atrás, recordando con nostalgia la forma en que los tecleños vivíamos tal acontecimiento.
Con relación a lo anterior, no hubo en la Ciudad de las Colinas, un hogar que no adornará el frontal de su puerta con gallardetes azul y blanco, de igual manera, participando activamente en los actos inaugurales del mes patrio en la extinta Concha Acústica, en la que estudiantes y población en general, escuchaban atentos las alocuciones de las autoridades de la época, recibiendo posterior a sendos discursos un suculento refrigerio.
Los lunes cívicos en escuelas y colegios del municipio, entonando el himno nacional con mucho fervor, sin olvidar la oración a la bandera salvadoreña, replicando tal invocación a quien era designado para tal efecto, escuchando acertadas reflexiones sobre valores para la vida, además de disfrutar de los actos culturales representativos de los países centroamericanos.
Las extensas asoleadas en la explanada del Instituto Nacional José Damián Villacorta, en la que los alumnos del desaparecido Centro Técnico de Instrucción Policial (CETIPOL), instruían a los estudiantes en técnicas de marcha; siendo la única protección de los jóvenes educandos una gorra o visera contra el implacable sol del día, durante los adiestramientos militares.
Cómo olvidar el 15 de septiembre a las cinco de la mañana con el toque de diana en el extinto cuartel de policía, ordenando a la tropa formar en escuadras para rendir tributo al pabellón nacional, durante la izada de esta, la que era acompañada de las notas del himno nacional por parte de la Banda Regimental, bajo el fuego de artillería desde las canchas del Cafetalón.
Disfrutando de engalanados escolares con sus mejores atuendos, marchando eufóricos al compás de bandas marciales, gallardos abanderados portando rozagantes los pabellones centroamericanos, otros ataviados con trajes típicos trayendo en sus manos los escudos de los países del istmo, mientras la mayoría de los estudiantes desfilaban orondos ante la población tecleña, que vitoreaba y aplaudía su desempeño.
De todo ello solo queda el recuerdo, cuando los símbolos patrios eran motivo de orgullo, lo que poco a poco agoniza ante la indiferencia de las nuevas generaciones y desinterés de las autoridades correspondientes, ante una niñez y adolescencia influenciada por la transculturación, que irrespeta nuestra identidad, con sus extranjerismos que en nada aportan a la sociedad.
Que las celebraciones en honor al bicentesimo primer aniversario patrio, sea un llamado a la reflexión a las autoridades educativas y población en general, a defender la libertad y democracia de los salvadoreños, lograda con la vida de valiosos hijos e hijas de esta nación, para que juntos podamos decir “De hijos suyos podernos llamar”.
Felices fiestas independentistas.
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