Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino
“El día de ayer (sábado 2 de julio) tuvimos un remanente de la Tormenta Tropical Bonnie que afectó a varios municipios del país y las afectaciones más visibles se vieron en el Gran San Salvador, dijo Adalberto Blanco de la Mesa Permanente por la Gestión del Riesgo (MPGR), al señalar que la respuesta de las autoridades fue de esperar el impacto antes que tomar medidas preventivas.
“Esta tormenta se venía monitoreando desde hace un par de semanas y se sabía que iba impactar en la costa atlántica de Nicaragua y que luego, las proyecciones decían que iba cruzar el territorio nicaragüense e iba a salir al Pacífico frente a las costa salvadoreña”, recordó.
“Entonces, hubo tiempo suficiente para prepararse para este impacto, pero lastimosamente no lo hubo, pareciera que las autoridades no midieron el impacto de la Tormenta Bonnie en el país. Cuando en general y replica con la otra tormenta que tuvimos hace unos días en donde se reportaron más de 200 emergencias y bueno esto se repite cada año”, indicó Blanco.
Blanco consideró que fue una falla visible porque no fue “una sorpresa” que se venía esa tormenta y que iba afectar directamente a los grupos poblacionales más vulnerables.
“Lo vimos el sábado, fue una falta de preparación y de anticipación al riesgo, lo que vimos por el contrario fue un gobierno que promueve una política reactiva ante este tipo de eventos. Es como solo esperarlo para hacer algo y -este algo- es simplemente paliar el impacto momentáneamente, porque no se toman medidas estructurales para que estas conmociones no se repitan y estos daños y situaciones de angustia que ha pasado la población no vuelva a vivirla”, refirió.
Los datos oficiales vertidos por el ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Fernando López, horas antes que se registraran las lluvias por los remanentes de la Tormenta Bonnie, afirmó que habían registrado en este año que el promedio de lluvias ha sido 731 milímetros solo al 30 de junio, cuando el promedio ha sido de 612 milímetros de precipitación.
“Las autoridades no tienen una visión prospectiva (modelos estratégicos de posibles escenarios) o sea, anticiparse al riesgo y hacer algo antes que ese riesgo exista y rebajar el desastre; porque el desastre ocurre cuando no se actúa ante el riesgo -es decir- no estamos preparados y preparadas ante un evento de esta magnitud, lo que vimos fue un Sistema de Protección Civil desarticulado, hubo poca comunicación con la población”, señaló.
Otra de las debilidades identificadas, indicó Blanco, es el poco o nulo avance de las lagunas de laminación que sirven para orientar la dirección del cauce de un río y controlar las cantidad de agua por lluvias fuertes, las que se comenzaron a construir en períodos pasados de los cuales solo se ha hecho una de las 3 o 4 proyectadas.
“Aquí se han dado permisos de construcción indiscriminadamente en las zonas altas especialmente en Antiguo y Nuevo Cuscatlán y la zona alta de Santa Tecla y Merliot, en donde avanzan con la permeabilización de zonas de recarga acuífera, por lo tanto, las escorrentías (torrentes de agua) en las zonas bajas van a aumentar y si aumentan frente a un sistema de alcantarillas ya colapsado, pues no van tener la capacidad de drenar toda esta agua en un período corto de tiempo”, señaló.
Blanco destacó la ausencia de “prioridades” en la prevención de este tipo de riesgos y se ha dando preponderancia al tema económico como el Bitcoin, con más de 400 millones de dólares invertidos, según analistas y ecónomicos.
“Sabemos de una nueva compra 1.5 millones de dólares de Bitcoin, que pudieron y deberían haberse dedicado a la mitigación y prevención de todos estos riesgos, invirtiendo en el alcantarillado, también mejorando sistemas de drenaje del Gran San Salvador o trabajando en esas lagunas de laminación y prohibiendo la impermeabilización de las zonas de recarga acuífera, pero no, la decisión política que se tomó fue invertir en bitcoin”, lamentó.
“Además, se debe tratar el tema de la visión centralizada en atender la emergencia, lo que las alcaldías poco o nada puede hacer actualmente en la prevención del riesgo por el recorte del FODES, que ha hecho que las municipalidades se conviertan en casi meras espectadores de lo que pasa, porque no pueden tomar acciones concretas y eso es grave”, sostuvo.
Para Adalberto Blanco, la Tormenta Bonnie, y una tormenta similar del 22 de junio pasado, dejan en “evidencia” que la situación que vive El Salvador en tema de prevención, mitigación y gestión integral de riesgo no es suficiente ni adecuada.
“A pesar de los muchos vídeos con drones de la atención, esto solo nos dice que poco o nada se ha hecho y que el discurso y la propaganda no han podido con la realidad. Y esa realidad ha demostrado que estamos sumamente vulnerables ante el cambio climático y vulnerables ante la depredación indiscriminada del medio ambiente, porque siguen priorizando megaproyectos que no deberían construirse”, manifestó .
“Se prioriza lo económico y propagandístico sobre la vida de las personas, así que, en términos generales, Protección Civil debería retomar el rumbo de la planificación y descentralización, y retomar aprendizajes de las organizaciones en los territorios e incorporar una política prospectiva, para adelantarse a los posibles riesgos que se pueden generar por las acciones del ser humano y parar la ola de megaproyectos como Valle El Ángel, que una vez construidas esas 8 mil viviendas impermeabilizarán 300 manzanas de tierra y eso va a generar una cantidad da agua de escorrentías en las zonas bajas que afectará de manera significativa a esos pobladores”, reiteró Blanco.