Rafael Lara-Martínez
Tecnológico de Nuevo México
Desde Comala siempre…
“De modo que aquí viene la gente a vivir”, leo mientras camino, atiborrado, renco de ideas tambaleantes. Temblorosas decaen en estruendo, como granizo repentino golpean la acera del frente. La frente adolorida del golpe, cabizbaja reclina los ojos cerrado. Sin fruncir el ceño bajo la llovizna. Cae gente como gotas. Paralítica baja del vehículo que la conduce a colmar sus necesidades cotidianas. La alimentación. Varias renquean a imagen del temor que me invade. Estremece granos, semillas descompuestas aún sin retoño ni flor. En el surco interior balbucea el dolor de la siembra. El arado taja la piel en ranuras. Los poros en riego. Entonces advierto que la lectura continúa. “Mejor dicho, creo que aquí vengo a morir”. La esperanza de río siempre acaba diluida en el flujo del mar.
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