Tel Aviv/Prensa Latina
La norteña ciudad israelí de Sakhnin, de mayoría árabe, está hoy paralizada por una huelga general en rechazo a la violencia que sacude a esa minoría y que desde principios de año causó al menos 157 muertos.
Los habitantes de esa localidad septentrional protestaron por el asesinato ayer de Ali Khairallah Abu Saleh, de 30 años, y por los crímenes contra esa comunidad, integrada por 1,9 millones de miembros.
La manifestación tiene como objetivo denunciar la violencia de “las bandas criminales y la negligencia de la policía israelí”, informaron televisoras nacionales.
Desde ayer las calles de Sakhnin fueron cerradas y se colocaron pancartas con consignas contra esos crímenes y el fracaso de las fuerzas de orden para enfrentar a la delincuencia.
A principios de este mes, el primer ministro Benjamín Netanyahu reconoció que los árabes-israelíes sufren “asesinatos y violencia por parte de las organizaciones criminales fuera de control”.
En un reciente informe, la ONG Iniciativas de Abraham destacó que esa cifra es superior a lo contabilizado en todo 2022.
Citó entre las causas que contribuyen a este fenómeno al desempleo y la pobreza, pues la mitad de todas las familias árabes sufren ese último flagelo.
Cada una de estas víctimas fue el resultado del crimen rampante y la violencia que prolifera en ausencia del Estado, denunció en su último reporte sobre el tema, publicado en julio.
Los descendientes de los palestinos que no fueron expulsados de sus tierras tras la creación del Estado judío, en 1948, denuncian desde entonces que son tratados como ciudadanos de segunda.
Una encuesta realizada en marzo del pasado año reveló que el 94 por ciento de los árabes que viven en Israel sufrieron en alguna ocasión el racismo y la discriminación de la mayoría hebrea.