Francisco Herrera
No se desmorona (todavía no). Pero se va a desmoronar, sin que nadie por supuesto pueda sostener cuándo exactamente… a menos de ser pitonisa. ¿Qué tendrían que hacer los jefes oligarcas para que su partido no se desmorone un día a venir? Desdecirse. Pero eso, desdecirse, hoy por hoy no está en agenda, ni en la de los jefes oligarcas ni en la de los jefes operativos del próximo COENA, éste que será elegido este domingo que viene por “las bases”.
Desdecirse, ¿qué significa(ría)? Por ejemplo:
1. Abandonar la letra de su himno. ¿Podían justificar en otro tiempo ese himno (la letra de ese himno)? Quizá sí, hoy ya no. Dice esa letra: Alianza republicana nacionalista etc., detengámonos en el adjetivo nacionalista. Si bien nacionalista deriva de nación, ambas palabras (nación, nacionalista) designan realidades distintas. Más aún: ocurre a veces que según los contextos sociales, la una niega a la otra. Incluso en el diccionario ordinario, nación manda a población, a pueblo, a país, a comunidad, a colectividad. Nociones, todas, referidas a voluntad de convivencia. En cambio nacionalista manda a una sola connotación: el otro no. Y negar al otro (por bajito, por morenito) puede conducir, en una situación concreta (querer educarse, o buscar empleo cuando es notorio que en tal empresa hay empleo), puede conducir a la exclusión, a la xenofobia y hasta al racismo.
2. Dice otro pasaje de esa letra: El Salvador será la tumba donde los rojos… “tumba”, “rojos”…, en una frase fuertemente afirmativa (en modo indicativo, como enseñan los maestros en la escuela). Y claramente alusiva a un hecho de la historia nacional de los más oprobiosos: la masacre de más de 30 mil indígenas y campesinos en 1932, en menos de un mes. Y mientras cantan esa letra señalan con su pulgar derecho el suelo donde se encuentran, gesto inequívoco al que toda persona que los ve y los oye le entiende su intención, al menos en nuestra cultura judeo-cristiana. O sea, son ellos mismos, los fundadores de ese partido, que se encerraban – quizá movidos por su subconsciente de clase – en su propia sigla: en una consigna de exclusión, en un gesto repugnante, en una marcha que reivindicaba (que sigue reivindicando) la matanza de 1932. Reivindicación arrogante de un hecho negador por sí mismo de vida futura, como pueblo.
3. “Los rojos”, como es conocido en lenguaje político ordinario, son los comunistas. Veamos. A los fundadores, en esas décadas 70, 80 (y en particular a partir de la fundación de su partido), es el anticomunismo que los encerraba, que les bloqueaba la capacidad de pensar. De modo tal que acercándose objetivamente al gobierno (al Ejecutivo en 1989) ni siquiera pensaron, ya como partido, en dotarse de un Proyecto, así con mayúscula, es decir de pensamiento de largo alcance. Y como no se dotaron de un proyecto no diseñaron políticas para la atención de tal o cual problema; y como no diseñaron políticas, no establecieron programas; y así, llegados al gobierno (sin proyecto, sin políticas, etcétera), no vieron la necesidad de fijarse metas a alcanzar, es decir marcos de trabajo concreto, que enseguida funcionaran como parámetros de medición de lo hecho; y medir – planes en mano – avances, medio-avances, o retrocesos. En una palabra medir la capacidad racional de “gobernanza” como se dice en los estamentos técnicos de los organismos internacionales de cooperación.
ARENA, pues, nacía cargada al exceso de ideología de extrema derecha, incluso fascista en varios momentos de su andar; hasta llegar a los más abominables hechos como el asesinato de catequistas, de monjas, de sacerdotes, en un país de religión mayoritariamente católica, incluyendo al más alto prelado de esa religión, ahora beato. Hasta el genocidio de habitantes indefensos en caseríos como El Calabozo, o pobre gente buscando refugio al otro lado del río Sumpul… Los escuadrones dirigidos por jefes areneros, como drogados de ideología fascista, persiguiendo a “comunistas”. [Todavía hoy, si un grupo de ciudadanos sale a la calle a reclamar algo que ellos (o alguno de sus medios) consideran contrario a su manera de ver la sociedad, es inmediatamente etiquetado “grupo de fachada del FMLN”, por ejemplo con ocasión de la expresión de repudio en contra de un magistrado ocurrida en Chalatenango hace once días].
4. La oligarquía actual sabe, como la pasada sabía (pero no estudia, no indaga, nunca han indagado) esa su “marca”: que su anticomunismo tiene vieja influencia mundial, pero que tiene sobre todo viejo enraizamiento nacional, que remonta a las luchas por la justicia social cada vez más organizadas durante el último cuarto de siglo del siglo diecinueve, hasta culminar en 1932. Y culminar al mismo tiempo (1918-1932) con una figura señera: Farabundo; y culminar más tarde con el FMLN, éste reivindicando justamente esa memoria sintetizada en Farabundo. Farabundo, un salvadoreño dicho sea de pasada, hijo de familia acomodada; como hijo de familia acomodada era Enrique Álvarez Córdova (presidente del FDR, aliado del FMLN, y que fuera asesinado por los escuadrones de D´Aubuisson el 27 de noviembre de 1980, junto con cinco dirigentes más de esa organización); esto, para no citar a otros personajes de nuestra historia que vieron (con los ojos de su razón vieron) que si ellos eran acomodados se lo debían al trabajo (a la fuerza de trabajo) del pueblo que para ellos trabajaba.
5. Funcionaron, pues, los jefes areneros, con una sola consigna, simplista como dogma esterilizador de pensamiento reflexivo: acabémonos a “los comunistas”. Porque si estos piricuacos, decían, llegan al gobierno le van a quitar su bien a la gente (su vaquita, su milpita). Y durante veinte años esa falsedad les funcionó. Pero resulta que desde el 2009 la gente sencilla, que creía sus falsedades, hoy ya no se las cree, o mucho menos. Por una razón: un pueblo como el salvadoreño, mantenido durante larguísimo tiempo en la ignorancia, se volvió práctico (más bien pragmático) ante “los políticos”. Y así, pragmáticos, los siempre menospreciados, los ignorados como personas humanas, los maltratados en su condición de productores de riqueza nacional, han venido palpando por sí mismos que lejos de quitarle su bien, los dos gobiernos del FMLN se lo están devolviendo, desde el ISTA por ejemplo. (La lista de la obra realizada solo por el gobierno del Profesor es ya bien larga, por eso nuestro enfoque a partir del ejemplo ISTA). Lo que desde 2014 se hace en el ISTA no solamente es acción de justicia social, es devolución, que obedece a una visión histórica, y a una concepción del cómo y para quién gobernar cuando se es militante del FMLN. Devolución es más que justicia, es base material para la dignidad de ser ciudadano de este país, hoy y para mañana.
6. Y llegaron a este domingo 28, los jefes oligarcas y sus operativos coena. Desnudos de proyecto, vacíos de ideas, aburridos, banales, y desgañitándose en su himno de odio. “Renovarse” han martillado en las teles y radios. ¿Renovar qué? ¿Estructuras?, ¡qué va! Era el momento (¿o no?) de proponerle a sus “bases” al menos el borrador de algo que compitiera, de veras compitiera, con el plan de gobierno de este FMLN -concretamente.